por Alex Colman
El nuevo papel de Dujovne como ministro coordinador de las distintas áreas económicas responde fundamentalmente a la necesidad de contar con un interlocutor ante el FMI empoderado, capaz de garantizar ante el organismo financiero los acuerdos que se alcancen y los compromisos que adopte el Gobierno. Dujovne ha demostrado capacidad para emprender esa tarea, por lo cual su designación debería estar refrendada mediante un decreto.
(La Nación, Editorial, 27 de mayo de 2018)
22 de mayo: los diarios burgueses de tirada nacional publican una foto de la mesa económica, donde puede observarse al nuevo coordinador, el “empoderado” Nicolás Dujovne, rodeado de sus asesores de Hacienda y de los ministros que de ahora en más estarán bajo su égida.[1] El giro organizativo responde a la crisis abierta a fines de abril, y se inscribe en una serie de reorganizaciones gubernamentales que abarcan el tejido de alianzas políticas en Cambiemos y las estrategias desplegadas para hacer pasar el ajuste y las condiciones para el acuerdo con el FMI. Según La Nación, “las semanas complicadas en materia económica y política obligaron al Gobierno a abandonar su actitud tecnicista y darle fuerza a su entramado político”.[2] La integración a la mesa política de figuras del radicalismo (Ernesto Sanz, Alfredo Cornejo, Gerardo Morales) y de la Coalición Cívica (Fernando Sánchez), así como del Presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el Ministro del Interior, Rogelio Frigerio, demuestran la necesidad que tiene este gobierno de sistematizar y ampliar su base de apoyo, y controlar los daños causados por la crisis cambiaria, a la vez que se prepara el terreno para un drástico ajuste y para convocar a los gobernadores, a la burocracia sindical, a los empresarios, y a la oposición patronal, a un gran “acuerdo nacional del desarrollo”.[3]
El ascenso de Frigerio a la mesa política, y el nombramiento de Dujovne como coordinador económico, ha sido explicado ambiguamente por la prensa burguesa. Por un lado, la coordinación ministerial, en su aspecto económico, dejaría de estar conducida por Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, vicejefes de Gabinete, figuras vinculadas a Marcos Peña y delfines de Horacio Rodríguez Larreta. Por su parte, Frigerio centralizará la negociación política. Se trataría, en este caso, de un desplazamiento de la centralidad de Marcos Peña, quien habría concentrado hasta este momento la implementación de medidas de carácter tecnocrático. Sobre todo, a causa de las decisiones en materia económica anunciadas el 28 de diciembre, que incluyeron una modificación de las metas de inflación de 10% a 15% y la baja de la tasa de interés de las Lebac, según se dice, a costa de Federico Sturzenegger.[4] Esta sustracción de las decisiones sobre política económica a la Jefatura de Gabinete fue, por otra parte, analizada como la puesta en escena de un colchón que amortigüe los golpes de la crisis sobre la figura presidencial.[5] Sin embargo, según los medios, no queda claro todavía a quién rendirá cuentas Dujovne, mientras proliferan las metáforas sobre teléfonos descompuestos y confusión de grupos de whatsapp. Ni el nuevo diseño ministerial, ni la figura de Dujovne –caracterizado más bien como de “perfil bajo”–[6] convencen demasiado a la burguesía: “Ni las flamantes incorporaciones a las mesas política y de coordinación piensan que se esté generando una nueva dinámica en la toma de decisiones, más allá de la evidente corrosión que sufrió Marcos Peña y su tridente. Menos aún visualizan a Dujovne como un auténtico capitán económico. Lo que se vio en estos primeros días es un nuevo diseño ministerial montado sobre el anterior, como piezas que no encastran del todo”.[7]
Lo que está de fondo en esta reorganización es el fracaso del gobierno de Macri para imponer un cambio profundo de las relaciones de fuerza sociales. El 18 de diciembre, el gobierno logró pasar la reforma previsional pero a costa de diez puntos de imagen pública[8] y álgidos enfrentamientos que le marcarían los límites de su política de ajuste. Tuvo que patear la reforma laboral para junio, y encorsetarse en el “gradualismo”. De hecho, esta insignia siguió marcando la tónica del discurso presidencial hasta pasada la crisis cambiaria: en su momento, a principios de mayo, Dujovne salió a decir que el préstamo del FMI “nos permitirá seguir con el plan gradualista”.[9] Cuestión que en materia de diez días saldría a desmentir el Presidente, anunciando “un cambio de ritmo” en su modelo económico.[10]
Breve cronología
A fines de 2015, con la asunción de Macri a la Presidencia, se eliminó el Ministerio de Economía, fragmentando sus funciones en áreas diferentes que se encargarían de asistir, directamente, al Presidente y al Jefe de Gabinete. Esta fragmentación del poder permitía a su vez centralizar las decisiones económicas pero en una instancia de mayor jerarquía. En Argentina, la figura del Ministro de Economía es reconocida como una pieza de carácter eminentemente político, con un peso importantísimo. Su división en seis,[11] y luego, siete[12] áreas (Hacienda, Finanzas, Energía, Agricultura, Trabajo, Producción y Transporte) fue un lavado de cara liberal y tecnocrático para la toma de decisiones sobre política económica que vino de la mano del “gabinete de los CEOs”.[13] El discurso político tecnocrático es una variante del discurso experto que ha sido caracterizado como pretendidamente “apolítico”, y que a la vez de legitimar la posición de autoridad –de carácter técnico-científico– en la toma de decisiones, exhibe a la economía como una esfera separada de la política. Su estrategia, utilizada normalmente pero sobre todo cuando hay que hacer pasar reformas drásticas en la sociedad, consiste en “jugar el juego de la política mientras parece jugar a otro juego”:[14] un juego que excluye los antagonismos sociales y de clase, pero en el que predominan los antagonismos “entre políticos”: así, además, se reifica la esfera política como cosa cerrada, jerárquica y separada de la sociedad.
Con las jornadas de diciembre contra la reforma previsional, a fines de 2017, el gobierno tuvo que maniobrar un cambio de política monetaria y “de política en sí misma”.[15] No sólo se dio una pérdida de consenso sobre política monetaria en la cúpula gubernamental (que ha sido presentado como “problemas de coordinación entre el gabinete económico y el Banco Central”),[16] radicada en el sinceramiento / flexibilización de la meta de inflación, y la modificación de la tasas de interés de las Lebac, sino que se apuntó a la “generación de obra pública” como clave de crecimiento económico y a la realización de un ajuste más gradual que el que se deseaba. Pero, a su vez –y a pesar de que lo que se problematiza en los medios burgueses es la autonomía del Banco Central–, lo que fue minando fue la confianza de la burguesía en la capacidad de financiamiento del gobierno: lo que está en cuestión es si Macri va a poder imponer el ajuste brutal que necesita sobre los trabajadores y sectores populares para pagar la deuda que tomó y seguir con el aumento de transferencia de recursos a la burguesía.
Con la crisis cambiaria, el “gradualismo” se derrumbó. Según diversos analistas, con la drástica devaluación de las últimas semanas el mercado obligó al Gobierno “a dejar de lado el gradualismo y acelerar los tiempos de un ajuste con reducción del déficit fiscal, que será monitoreado por el Fondo Monetario Internacional (FMI)”.[17] La suba de tasas en Estados Unidos, la falta de confianza en la capacidad de financiamiento, la devaluación del peso y la creciente “falta de alternativas” a un acuerdo con el FMI para engordar las adelgazadas arcas estatales gatillaron el nuevo diseño ministerial y la necesidad de consolidar la base de apoyo política. Es en este marco donde se inscribe el “empoderamiento” de Dujovne.
¿Qué implican los“superpoderes”?
Ahora Dujovne coordinará los siguientes ministerios: Finanzas, Transporte, Trabajo, Interior, Producción, Agroindustria, Energía, Turismo, y Modernización. Algunos comentadores han analizado esta remodelación del gabinete como un “nuevo esquema de poder”, consistente en la concentración de las decisiones en materia económica –tal como pedían determinados sectores de la burguesía– “y lograr que alguien (y esta es la clave del problema) se convierta en una especie de médico general”.[18] La señal que se dio al FMI y a otros sectores del mercado consistió en la transferencia a Dujovne de amplias atribuciones y autonomía para reducir el déficit, entre las que se encuentran el poder de veto sobre los ministerios que coordina, en torno a la habilitación de gastos. Por otro lado, es el intento de consolidar una figura más visible, unificada y con poder de negociación con el FMI. De esta manera, Dujovne será la cara pública de la toma de decisiones económicas, en lo que se refiere a política fiscal, presupuesto y control de la inflación (si bien esto último, en coordinación con el Banco Central).
El punto central es que el gobierno necesita realizar un ajuste fiscal y presupuestario, con pronósticos adelantados para negociar el crédito stand by de acceso excepcional con el FMI. Christine Lagarde le pidió al gobierno un estimativo de la proyección de inflación y de la reducción del gasto público para fines de 2020. “El Fondo concede millones de dólares en un Stand By y a cambio la Argentina tiene que cumplir con las metas previstas en el Memorando de Entendimiento. Si con el correr de los meses, Dujovne y Sturzenegger no acertaron con las metas previstas, el Fondo hace una revisión que Argentina nuevamente acepta cumplir”.[19] Por ahora se habló de una meta del 1,5% del PBI en 2020, en cuanto a la reducción del déficit fiscal, lo que supone un ajuste drástico en amplias áreas que la prensa burguesa quiere ocultar. En este sentido, la meta inmediata de Dujovne y la mesa económica es la definición de prioridades en el ajuste: por eso le pidió a los ministerios que coordina la entrega, en pocos días, de “un ranking de las áreas donde puede avanzar el recorte de gastos públicos”.[20] En otras palabras, la definición de las primeras medidas de austeridad y de ajuste.
Los últimos días se registraron varias idas y vueltas del gobierno, en torno a qué ajustes comenzar a hacer. Se habló de la posibilidad de congelar la reducción de las retenciones a la soja, pero luego de presiones de la Sociedad Rural y tensiones con Etchevehere (ministro de Agroindustria) parecería haberse descartado, al menos en lo inmediato.[21] Sí se subieron las retenciones al biodiésel, pero parece una decisión orientada a destrabar relaciones comerciales con Estados Unidos.[22] También se planteó el tema del “control de precios”, con la “ley de defensa de la competencia”, y la reducción mayor de subsidios energéticos (de ahí el problema de las tarifas), y apareció en la palestra el tema de la “bolsa empresaria”. Algunas de estas cuestiones supusieron pasos en falso para una burguesía enfadada: “Las amenazas y admoniciones públicas de tan ilustres capitostes de Cambiemos a los descarriados que están subiendo los precios de manera irresponsable prueban dos cosas: 1) que, efectivamente, cuando suceden episodios cambiarios de la magnitud actual nunca faltan los vivos que se aprovechan de esa circunstancia y se hace necesario ponerlos en vereda rápido y 2) que ya desde la disparada de precios que hubo en los tiempos finales del gobierno de Cristina Kirchner, el nuevo equipo entrante demostró cierta incapacidad, indiferencia, desidia, inocencia, distracción (o todo junto) para establecer canales más institucionales, permanentes y eficaces, al menos en el funcionamiento normal del vital mercado de los alimentos básicos”.[23] Esto habla de las enormes dificultades del gobierno para ajustar gastos.
Un punto central en la reducción del gasto público va a ser la eliminación de empleo estatal: no parece alcanzar con la eliminación de los cargos que queden vacantes, buscarán medidas más contundentes (despidos) contra los trabajadores. En esta misma línea se encuentra la consolidación de paritarias brutalmente a la baja (ya se conoce la propuesta del 12% sin cláusula gatillo en estatales). Por lo pronto, se dio a conocer con bombos y platillos un “plan de nueve puntos” para ahorrar 20 millones (de pesos), diseñado por Dujovne: la mayor parte consiste en medidas de impacto simbólico, como la venta de automóviles del Poder Ejecutivo, la eliminación de viajes al exterior en categoría business para ciertos funcionarios, y la revisión de los viáticos, pero también se anunció la suspensión por dos años del ingreso de personal en la administración nacional. Después de haber hecho un excelente negocio con la corrida del dólar y haber ganado millones como empresarios, recortan algunos de sus gastos menores en tanto funcionarios. Además de las diversas áreas ministeriales, se pretende sumar al Poder Legislativo y Judicial, y sobre todo, a las dependencias de los poderes provinciales y municipales.
El otro punto central tiene que ver con la necesidad de sellar un acuerdo con el FMI antes de la discusión presupuestaria de 2019, que comienza en septiembre. De ahí la incorporación a la mesa política de dos gobernadores de la UCR, de Monzó, y el acercamiento político con Gildo Insfrán, además la puesta en escena de Frigerio (Ministro de Interior) como negociador político. Las estimaciones que eleve Dujovne en su negociación con el FMI deberán trasladarse a la discusión sobre presupuesto. Por eso mismo, sectores de la burguesía salieron a pedir más diálogo entre los sectores patronales y un presupuesto 2019 realista, para “garantizar la gobernabilidad”: “La búsqueda de consensos políticos y sociales surge hoy como un imperativo para resolver viejos problemas que afectan a nuestro sistema”.[24]
Algo que podemos preguntarnos tiene que ver con el margen político para una de las discusiones centrales del año, algo que resultaría necesario para consolidar el apoyo del empresariado: la reforma laboral. Los voceros más descarados de la burguesía la exigen desembozadamente: “Sería deseable que, además de avanzar hacia una ley de presupuesto 2019 realista, que haga foco en una drástica reducción del abundante gasto improductivo de la administración nacional, y hacia un nuevo acuerdo fiscal que efectivamente comprometa a los gobiernos provinciales y municipales a disminuir sus erogaciones, oficialismo y oposición pudieran consensuar leyes indispensables como la de extinción de dominio, la de financiamiento transparente de la actividad política y la de reforma laboral”.25 Sin embargo, eso precisará cuestionar profundamente las relaciones de fuerza sociales, abre la posibilidad de grandes enfrentamientos para los que hay que prepararse ya. De esto se desprenden las dificultades organizativas y la puesta en escena del pacto nacional, con el que se querrá controlar la conflictividad. “El problema es mucho más grave que la pasajera desorganización de Cambiemos. La crisis evidencia las limitaciones del sistema político para resolver una Argentina cada vez más compleja”.26
[1] Lafuente, Esteban. (22 de mayo de 2018). “Quién es quién en el gabinete económico que maneja Nicolás Dujovne”. La Nación.
[2] “Los integrantes de la nueva mesa chica del Gobierno”. (15 de mayo de 2018). La Nación.
[3] Obarrio, Mariano. (27 de mayo de 2018). “Los pilares de Cambiemos: una estructura sacudida por turbulencias imprevistas”. La Nación.
[4] Obarrio, Mariano. (17 de mayo de 2018). “Un reconocimiento tardío de las internas en el equipo económico”. La Nación.
[5] Rosales, Jorge, y Cortina, Luis. (22 de mayo de 2018). “Nicolás Dujovne, el “colchón” con el que Macri amortiguará los golpes”. La Nación.
[6] Sirvén, Pablo. (27 de mayo de 2018). “Inesperados espasmos K en el oficialismo”. La Nación.
[7] Liotti, Jorge. (27 de mayo de 2018). “Desconcierto en la cúspide del poder”. La Nación.
[8] “La aprobación del Gobierno cayó 10% en los últimos tres meses”. (23 de enero de 2018). IProfesional.
[9] “Nicolás Dujovne: ‘El préstamo del FMI nos permitirá seguir con el plan gradualista’”. (8 de mayo de 2018). Clarín.
[10] Dapelo, Santiago. (17 de mayo de 2018). “Macri asumió errores económicos y llamó a acelerar el recorte del déficit”. La Nación.
[11] Pertot, Werner. (24 de noviembre de 2015). “Un ministerio dividido en seis para Economía”. Página/12.
[12] “Le pidieron la renuncia a Alfonso Prat-Gay: dividen el ministerio y asumen Nicolás Dujovne y Luis Caputo”. (26 de diciembre de 2016). Clarín.
[13] Además de la fragmentación de áreas con diversas funciones, otros de los cambios más notorios fueron la transferencia del área de Comercio Exterior al Ministerio de Producción, y la centralización de los acuerdos de financiamiento en la Jefatura de Gabinete.
[14] Verón, Eliseo. (1985). “El discurso tecnocrático”. Fragmentos tomados de Le corps du president. Traducidos por Emilio de Ípola.
[15] Pagni, Carlos. (28 de diciembre de 2017). “La conferencia del equipo económico marcó un cambio de política en el Gobierno”. La Nación.
[16] Obarrio, Mariano. (17 de mayo de 2018). “Un reconocimiento tardío de las internas en el equipo económico”. La Nación.
[17] Blanco, Javier. (17 de mayo de 2018). “Para Sturzenegger, el mercado forzó la devaluación y el cambio de políticas”. La Nación.
[18] Pagni, Carlos. (21 de mayo de 2018). “Un nuevo esquema de poder”. La Nación. Como dice la editorial de La Nación del 27 de mayo, la debilidad política de Macri es producto, entre otras cuestiones, “de la inexistencia de un ministro de Economía, algo que termina exponiendo peligrosamente al jefe del Estado, quien definitivamente no puede ocupar el lugar de los ministros, que son fusibles por naturaleza”. Véase: “El modelo de gestión de Cambiemos”. (27 de mayo de 2018). La Nación.
[19] Lejtman, Román. (27 de mayo de 2018). “Dujovne y Lagarde negocian la proyección de inflación y de déficit fiscal hasta 2020 para cerrar el acuerdo entre la Argentina y el FMI”. infobae.
[20] Obarrio, Mariano. (23 de mayo de 2018). “En su debut como coordinador Dujovne pidió definir prioridades en los recortes”. La Nación.
[21] “Dujovne: ‘No haremos ningún anuncio sobre la soja hasta que decidamos las medidas a adoptar’”. (24 de mayo de 2018). La Nación.
[22] Bertello, Fernando. (28 de mayo de 2018). “Suben a 15% las retenciones del biodiésel y temen que se frenen las exportaciones”. La Nación.
[23] Sirvén, Pablo. (27 de mayo de 2018). “Inesperados espasmos K en el oficialismo”. La Nación.
[24] “El modelo de gestión de Cambiemos”. (27 de mayo de 2018). La Nación.
25 “El modelo de gestión de Cambiemos”. (27 de mayo de 2018). La Nación.
26 Liotti, Jorge. (27 de mayo de 2018). “Desconcierto en la cúspide del poder”. La Nación.