Huelga de camioneros y petroleros paraliza al país

por Antonio Soler 29/05/18

La huelga de los camioneros, pese a todas las contradicciones que tiene, acabó por abrir espacio para una nueva coyuntura nacional. Ésta que ya daba señales de eclosión con la huelga victoriosa de los funcionarios de la red pública de educación del municipio de San Pablo, con la huelga de los profesores de los colegios privados y con huelgas en importantes fábrica, como es el caso de la Mercedes Benz de San Bernardo del Campo. Pero por el impacto sobre la vida económica del país, por su extensión nacional, por su radicalización y por la derrota que está imponiendo al gobierno Temer, esa huelga hace estallar una nueva coyuntura en la que la polarización política latente sale a la superficie y deja al gobierno y la clase dominante atónitos.

Una dinámica claramente progresiva

El debate en torno al carácter de la huelga de los camioneros fue totalmente superado por la dinámica de los hechos. En los primeros días de esa movilización hubo una intensa polémica sobre su naturaleza, si era un lock out o si se trataba de una huelga de camioneros autónomos y de trabajadores asalariados. En nuestra opinión era un movimiento híbrido, mezclado, contradictorio, pero progresivo, pues enfrentaba el neoliberalismo y el privatismo del gobierno Temer, y sobre el cual deberíamos intervenir para separar la paja del trigo.

Tratar el movimiento simplemente como un lock out – como lo hizo el PT y algunos sectores de la izquierda socialista- significaba no disputar los sectores no patronales con una política volcada a los intereses de los camioneros autónomos, dentro de una lógica y programa de los trabajadores, llevaba agua en el molino del río, el gobierno y los patrones. Por otro lado, ver sólo los aspectos progresivos, desconsiderando las contradicciones del movimiento – como hizo algunas corrientes de la izquierda – no contribuía para que el movimiento ganase autonomía de la patronal y se alineara a los trabajadores.

Sin embargo, a partir del viernes ese debate fue superado por los hechos. Al no aceptar la negociación hecha por las entidades empresarias, el movimiento de los camioneros autónomos deja de ser capitaneado por la patronal del transporte, gana radicalidad, amplía la pauta de sus reivindicaciones y empieza a ser reprimido por el gobierno. Evidentemente, los camioneros no son trabajadores asalariados en su mayoría, pero viven de su propio trabajo-típico de la pequeña burguesía- y en condiciones de profunda precarización. También es típico de la pequeña burguesía que ésta siga políticamente a la gran burguesía o al movimiento de la clase obrera. Por eso, es criminal la política del PT y afines, que ante la posibilidad de apertura de una coyuntura de luchas, rompió totalmente el diálogo con los camioneros autónomos.

Al seguir la huelga, los camioneros pasan por encima de las entidades burocráticas y sin darse por satisfechos con la reducción de R $ 0,46 en el precio del litro de diésel y congelación por 30 días, gana peso en el programa el aumento del flete, el no pago de peaje por eje suspendido y otras demandas. Es decir, una pauta más ligada a los intereses de los autónomos. Además, el gobierno pasa a usar las fuerzas de seguridad para reprimir los piquetes, hay resistencia en todo el territorio nacional e incluso desabastecimiento de combustible y de varios otros productos, sectores más amplios de la población pasan a apoyar el movimiento. Así, el conflicto asume un aspecto más típico del conflicto de clases.

Huelga de los petroleros y disputa por la izquierda

Estamos en el noveno día de paralización e incluso con toda la movilización de las tropas federales y estatales para reprimir el movimiento todavía existen más de 550 puntos de protestas por todo el país según la policía de carreteras federal. No se sabe si los huelguistas van ceder a la propuesta de acuerdo hecha por el gobierno el domingo 27/05, que incluye el no cobro del eje suspendido de los camiones, la ampliación a 60 días de congelamiento del precio del diésel y la reserva del 30% del flete de la Conab (Compañía Nacional de Abastecimiento) para los camioneros autónomos.

Un tema fundamental a tocar es sobre la disputa política de este movimiento. Es evidente que un sector de los camioneros, como reflejo de las contradicciones políticas que permean toda sociedad y todas las demás categorías, se inclinó a la extrema derecha, defiende a Bolsonaro, la intervención militar, etc. Pero la defensa de posiciones de extrema derecha no es mayoritaria entre los camioneros que pueden / deben ser disputados para otra política. De ahí la importancia de la huelga de los petroleros que se iniciará el próximo día 30.

Con la entrada de los petroleros en huelga y su programa de reivindicaciones se abre otro nivel de disputa por la izquierda de la coyuntura y del movimiento. Entra en escena una categoría obrera capaz de disputar la huelga de los camioneros con un programa que va a la raíz del problema, que atiende sus reivindicaciones, pero que lo hace a partir de los intereses de los trabajadores.

El gobierno reducirá el precio del diésel recortando impuestos sobre el combustible, pero eso no resuelve el problema, pues una oscilación en el precio internacional del combustible o la ampliación de la importación de los derivados del petróleo por el proceso de privatización de la Petrobrás que sub-utiliza la capacidad de refinamiento de la estatal, hará que esta propuesta se convierta en polvo en instantes. De esta forma, la huelga de los petroleros, con su fuerza social y su programa clasista, es decisiva para disputar la hegemonía de la movilización de los camioneros con la derecha.

La CUT tiene que llamar a la huelga general

Además de los petroleros, otras categorías se están movilizando, están en pelea salarial o decretando huelga inmediatamente. Estos sectores luchan por recomposición salarial, mejores condiciones de trabajo, defensa de sus derechos, etc.

Las consignas de los petroleros – reducción de los precios de todos combustibles, lucha contra la privatización de Petrobras, cambio de la política de precios y despido de Pedro Parente – va a la raíz del problema y resuelve de forma más estructural las demandas de los camioneros autónomos y de los trabajadores. Pero necesitamos levantar puntos de unión de los sectores en lucha con las grandes cuestiones nacionales y que presenten una salida política hacia la crisis desde el punto de vista de los trabajadores, tales como: recomposición general de los salarios, fin de la intervención militar en Río, justicia por Marielle, fuera Temer y elecciones generales y democráticas ya.

La convocatoria del día nacional de lucha por el frente Pueblo Sin Miedo y Brasil Popular para el próximo miércoles, día 30, fecha que se iniciará la huelga de los petroleros, es muy importante. Pero, ante la necesidad y el potencial abierto por la huelga de los camioneros, ese calendario es totalmente insuficiente. Por eso, tenemos que exigir que la CUT, las demás centrales sindicales y los movimientos convoquen inmediatamente una Huelga General que movilice a los diversos sectores de trabajadores, las grandes franjas industriales, el movimiento por la vivienda y la juventud combativa.

 

 

 

 

 

 

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