por Alejandro Anielewicz

“Amar a la patria ellos nos exigieron

Si ellos son la patria yo soy extranjero”

Sui Generis

El 25 de mayo, una importante concentración copó las calles cercanas al Obelisco. El Kirchnerismo y la burocracia sindical fueron los convocantes del evento que tenía como consigna central “La patria está en peligro”.  Miles de jóvenes y trabajadores fueron a manifestar su rechazo al acuerdo del gobierno con el FMI y se encontraron con que, luego de cantar el himno, no se llamó a ninguna medida de lucha. Las organizaciones sindicales que estaban presentes permanecieron en silencio cuando los manifestantes comenzaron a cantar: “Paro, paro, paro, paro general”. Porque no era el objetivo de los convocantes el inicio de un plan de lucha o el llamado a la huelga. ¿Cuál era entonces? Arranquemos por el principio:

¿Cuál es el rol de los K y la burocracia?

Ambos forman parte de la “multisectorial 21F“. El nombre del espacio reivindica la marcha del 21 de febrero convocada centralmente por Moyano, luego de las jornadas de lucha del 14 y el 18 de diciembre, cuando miles de trabajadores y jóvenes le pusimos un freno al “reformismo permanente “de Macri y se colocó en la palestra la posibilidad de su salida anticipada del gobierno. En ese entonces, el discurso de Moyano al cierre del acto del 21 de febrero fue una gran decepción para cantidad de trabajadores que esperaban el llamado al paro general, o como mínimo, a alguna otra medida de lucha. El sindicalista se dedicó a hablar de su situación legal y de que los trabajadores reflexionen y voten bien en el 2019. Montó esta pantomima en vez de hablar de cuestiones de primerísimo orden, como los despidos de Cambiemos en el Estado. El kirchnerismo en los meses sucesivos comenzó a organizar una seguidilla de reuniones con diferentes personajes del PJ para conformar un gran frente electoral de cara al 2019.

Todo esto, mientras los trabajadores del Posadas, del Inti y de Rio Turbio, entre otros protagonizaban contundentes medidas de luchas contra los despidos; los docentes comenzaban a pelear contra las propuestas de miseria de Vidal y el movimiento de mujeres iniciaba una batalla histórica por el derecho al aborto. Para todo el que sale a luchar el Kirchnerismo tiene una frase de aliento: “Hay 2019”. Lamentablemente, no dan cuenta de que estamos en el 2018 y nuestros puestos de trabajo, salarios y derechos están en juego ahora mismo. Tanto los K como la burocracia tienen su cabeza puesta en las generales del año que viene, es decir, en dejar pasar el brutal ajuste que Macri está llevando adelante para capitalizar electoralmente el descontento popular, son fervientes defensores de la “gobernabilidad”. Esto significa: Ninguna medida de lucha o genuino reclamo de los sectores populares puede poner en cuestión la continuidad del gobierno de Macri o su ajuste. Tampoco las instituciones del Estado, porque éstas están por encima de las necesidades del pueblo trabajador. Esto es totalmente antidemocrático, este gobierno fue votado y no para llevar adelante un plan neoliberal. Ganó las elecciones mintiendo descaradamente, asegurando que no volveríamos al FMI, que no habría inflación y que no perderíamos nada de lo conquistado. Pero fue una farsa para todos sus votantes y ahora el conjunto de los sectores populares debe pagar las consecuencias de medidas con las que no están de acuerdo.

¿Quién es la Patria? ¿Quién está en peligro?

Empezaremos por analizar el contenido de la convocatoria, los verdaderos motivos por los que fue llamada. Arranquemos por la consigna “La patria está en peligro”. Un lector atento podría preguntar ¿Quiénes son la patria? Porque en una misma patria habitan tanto los trabajadores como los empresarios que viven de ellos. Pero los trabajadores no son los dueños de la patria: no son los dueños de las grandes extensiones de tierra, que es propiedad de los terratenientes, ni los son de los recursos naturales explotados por multinacionales, ni de las fábricas, ni de las maquinarias con que producimos las cosas que hay en la patria; las aplastante mayoría de las casas y edificios que hay en la Patria no les pertenecen. Podemos decir con toda seguridad, como Marx, que los trabajadores sólo son dueños de su fuerza de trabajo, la cual es vendida a los dueños de la Patria -empresarios extranjeros y locales-. Los mismos empresarios que hoy están alineados con el gobierno de Macri, aquel que para el kirchnerismo y la burocracia sindical pone la Patria en peligro. Detrás de la falsa idea de que la Patria somos todos, de igual manera los dueños que los empleados, se esconde el verdadero mensaje del Kirchnerismo: un mensaje que tiene un significado para los trabajadores y otro diferente para los empresarios. A los trabajadores, les plantea que tanto sus derechos y conquistas como la “Industria Nacional” están en peligro y que debemos unirnos y esperar al 2019 para votar por el peronismo, que “salvará” a ambos de la catástrofe. Ni una palabra del no pago a la deuda externa, de cómo resolver el déficit o la fuga de capitales. Recordemos que hacen alharaca de habernos “librado del Fondo Monetario”, cuando en verdad le pagaron puntualmente con jugosos miles de millones, hipotecando las posibilidades de un desarrollo económico independiente que eliminara definitivamente la escasez de dólares de la economía argentina. Le abrieron las puertas así a que recomenzara el ciclo infernal de endeudamiento externo. Por otro lado, el kirchnerismo intenta convencer al empresariado de que por la apertura de las importaciones y la falta de cintura de Cambiemos, lo que conlleva enormes choques sociales, sus intereses están en peligro por lo que deberían volver a confiar en sus servicios para garantizar el “buen ambiente” para sus negocios. Ahora es lícito preguntarnos ¿Quién está verdaderamente en peligro? ¿Los empresarios que durante los doce años K “se la llevaron en pala”, como decía Cristina, y que ahora ven como se devalúa permanentemente el salarios de sus trabajadores, a los que despiden y suspenden sin ningún problema mientras esperan los jugosos beneficios que trae la aplicación de la reforma laboral? ¿O los trabajadores, que enfrentan con sus luchas los despidos, las paritarias a la baja, la represión y el cuestionamiento de su derecho a huelga?

Muchos kirchneristas curiosos y varios activistas nos han preguntado genuinamente por qué el Nuevo MAS no movilizó al Obelisco. Para empezar, la convocatoria no fue planteada como una medida de lucha para torcer el curso de las cosas, sino más bien como un espacio para demostrar buenas intenciones. Fue casi un acto de campaña electoral, con las vistas en 2019, no en 2018. El peronismo busca, mediante estas medidas aisladas y de contenido ambiguo, posar de opositor. Este tipo de convocatorias son una puesta en escena que no ayuda a los trabajadores y a los sectores populares a luchar contra el ajuste del gobierno y el FMI, sino únicamente a confundirlos para que, resignados bajo la lógica del mal menor, vuelvan a votarlos. Distinto hubiera sido si se tratara de una medida de fuerza, una movilización obrera con claras consignas de rechazo al ajuste macrista aquí y ahora.

Debemos retomar el camino del 18 de diciembre, ganar las calles, exigir el paro general a esa caterva de traidores que todavía tenemos al frente de los gremios. Es necesario unir las peleas del Posadas, del INTI, la de los docentes de Neuquén y la de todo el activismo obrero en una gran jornada de lucha contra el ajuste del gobierno y el FMI, para tirar abajo su acuerdo y que esas siglas nunca más se vuelvan a escuchar en Argentina.

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