La lucha de las y los compañeros del hospital Posadas es una de las más emblemáticas y acuciantes. Se trata de la defensa no solo de los puestos de trabajo, sino también de la salud pública. El director macrista del hospital, Pablo Bertoldi, ya comenzó a implementar la reforma laboral y va por el ensayo de lo que será la CUS: el arancelamiento puro y duro del acceso a la salud pública. Esto es lisa y llanamente el ajuste de Cambiemos, que busca comercializar este elemental derecho, mientras “reduce el déficit fiscal” dejando en la calle a cada vez más trabajadores.

El conflicto se inició en julio del 2017, cuando a las y los enfermeros del Turno Noche se les anunció que empezarían a trabajar 12 horas y ante la justa negativa de los mismos, comenzaron a retenerles parte del sueldo. El 2018 recibió a los compañeros y compañeras con 122 despidos. A partir de ese entonces, arrancó la guerra. La STS y la CICOP, junto a la lista Unidad de los que Luchan, de la cual RH Combativo y el Nuevo MAS somos parte, nos organizamos para hacer frente a este ataque. Empezamos a llevar adelante una fuerte campaña tanto dentro como fuera del hospital, hacia los compañeros que están en planta y también hacia el resto de los trabajadores en lucha, como los del INTI y los ahora victoriosos mineros de Río Turbio. Parte de eso fue el exitoso Encuentro Obrero del que el hospital fue sede el 17 de febrero, a poco tiempo de que hubiesen llegado los telegramas de despido.

A pesar de la pared de resistencia con la que la Dirección del hospital y el gobierno se encontraron, no cesaron los ataques. Cuando en abril se conquistó la reincorporación de dos compañeras, que amparadas por el hecho de desempeñar actividad sindical denunciaron la discriminación que conllevaban sus despidos, se supo la nueva estocada: trabajadores y trabajadoras fueron “jubilados a la fuerza”, varios de los cuales aún no habían realizado los trámites pertinentes para empezar a cobrar su jubilación.

No se detuvieron ahí, porque su gran objetivo es diezmar las fuerzas de las y los que se organizan en defensa de los puestos de trabajo y la salud pública. Por eso, a trabajadores que tenían contrato hasta diciembre, se les cambió la fecha de término del mismo para julio. Esto no es otra cosa que despidos encubiertos, sobre todo, porque todos los afectados son parte de la lista de oposición en ATE, Unidad de los que Luchan, activistas de distintos sectores, miembros de la STS y la CICOP. Es preciso, entonces, señalar la traición de ATE Morón y su dirigente Darío Silva, que lejos de defender a los trabajadores del posadas, armó las listas negras para despedir al activismo y mandó a su patota contra las y los compañeros en dos oportunidades. Así mismo, es efector de los mismos el abogado Ignacio Leonardi, Director de Recursos Humanos y ex miembro de los Servicos de Inteligencia. Como si fuera poco, el hospital está militarizado y se instalaron cámaras en los pasillos y las entradas con el objetivo de “monitorear” la actividad política y sindical, de fichar a “los revoltosos”. Pero también de dividir a los trabajadores entre los despedidos y los que conservan su puesto, entre los que están luchando y los que no. Esa campaña del miedo que llevan a cabo de conjunto Bertoldi y Silva es el principal cerco que se debe romper para triunfar.

El conflicto es duro, aunque la tradición de lucha del Posadas puede verse en cada acción. Hay activismo, hay militancia y hay historia. Nadie baja los brazos y cada día una nueva compañera se anima a agarrar el micrófono e intervenir en una asamblea; cada nuevo despedido se involucra con la lucha; la izquierda, Norita Cortiñas, familiares de pacientes del hospital siguen dando su solidaridad. Al mismo tiempo, se evidencia cada vez más el rol de la burocracia sindical y todos y todas ganan conciencia de que para ganar, hay que barrerla. Esto último fue el dato más importante de lo acontecido en el “Foro de Salud” que tuvo lugar el jueves pasado en el hall del hospital. En cuanto Cachorro Godoy, dirigente de ATE Nacional, tomó el micrófono, el ambiente empezó a ponerse tenso. Los compañeros y compañeras del hospital estaban atentos a cada palabra que decía, para ver si denunciaba a Darío Silva por su complicidad con la Dirección del hospital y el gobierno. Sin embargo, el cachorro ladró y no mordió: no dijo nada al respecto. Habló de la unidad, de la fuerza, del aguante, de lo malo que es el gobierno… un sinfín de elementos que los despedidos y despedidas ya conocen. Ellos esperaban, al menos, un repudio de palabra a la violencia perpetrada por ATE Morón. Fue entonces cuando la multitud presente empezó a exigirle a los gritos al dirigente de ATE Nacional que denunciara a Silva. Pero Godoy proseguía su discurso como si nada, mientras todo el resto de los presentes cantaba “fuera Silva” y “se va a acabar la burocracia sindical”. En cuanto terminó su intervención, se fue a la par de que muchísimos trabajadores y trabajadoras seguían exigiéndole el pronunciamiento con cantos en el hall y otros lo perseguían hacia la salida para preguntarle por qué no era capaz de hacerlo.

ATE Nacional no pudo hacer la vista gorda ante ataques tan contundentes, y debió colaborar con medidas como poner micros para las marchas, asistir a las conferencias de prensa, poner sillas para los actos: todo ese tipo de medidas que las direcciones tibias llevan adelante para apoyar un conflicto sin dejarse el cuerpo en ello. Todo eso ha sido agradecido. Pero el silencio ante la violencia y la persecución ideológica por parte de los carneros de Morón no se pudo tolerar. Ocurre que para Cachorro, denunciar a Silva es denunciar a un tipo que es de su propio riñón y no está dispuesto a hacer tal cosa aunque sea un traidor con todas las letras. Es por eso que la experiencia antiburocrática de Unidad de los que Luchan cobra tanto peso. Un frente de la izquierda y todos los luchadores que ha sacado el 20%, luego de 15 años sin comicios sindicales en el hospital, en las últimas elecciones parece ser una bocanada de aire puro. A la vez, un problema para la dirección regional de ATE y sus esbirros en el hospital.

La lucha del Posadas sigue firme, eso es indiscutible. Pero para ganar, hay que imponerle desde abajo a ATE Nacional que le pare la ATE Morón, para frenar la campaña del miedo y sumar al conjunto de las y los trabajadores del hospital a esta lucha. Desde RH Combativo, el Nuevo MAS y la Corriente Sindical 18 de Diciembre, seguiremos dando esta batalla contra los despidos y el ajuste de Macri y en defensa de la salud pública. Es imprescindible encarar con toda la fuerza la campaña contra la persecución ideológica y sindical tanto hacia adentro como hacia afuera del hospital, por la reinstalación de los 42 perseguidos y los 120 despedidos. Los mineros de Río Turbio nos demostraron que con la unidad de la clase trabajadora y la pelea incansable se le puede torcer el brazo a este gobierno reaccionario. Si ellos vienen por nosotros, vamos por todos ellos: vamos por Macri, por Silva, por la Dirección del Hospital. Porque el Posadas, los puestos de trabajo y la salud pública no se venden, se defienden.

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