Por una alternativa verdaderamente socialista, independiente de la oposición pro imperialista y del desastre de Maduro

VOTAR NULO

En medio de una catástrofe económica y social, en Venezuela se realizarán el próximo domingo 20 de mayo elecciones presidenciales.

Una de las consecuencias políticas peores de la experiencia con el chavismo (en sus dos etapas, la de Chávez y la de Maduro), es que han perpetrado el crimen político de manchar el nombre del “socialismo”. Pero todo lo que hicieron, no tuvo ni tiene nada que ver con el socialismo. Fueron la administración –calamitosa– de una de las formas más retrógradas y parasitarias del capitalismo dependiente: el que pretende vivir de la renta petrolera y minera.

El desastre económico, social y político perpetrado por el chavismo, ha contribuido como pocos a crear una inmensa confusión ideológica de alcances latinoamericanos y mundiales. Hoy la propaganda capitalista y en especial la del imperialismo yanqui, la explota a fondo para alejar a las masas trabajadoras y explotadas de una alternativa propia, que sea realmente anticapitalista y socialista.

Por eso, además de la necesidad de intervenir en esta batalla política-ideológica con una política rotunda en ese sentido, Venezuela ahora nos pone ante el deber de fijar una posición independiente y verdaderamente socialista frente a las elecciones presidenciales del próximo domingo. En ese sentido, nuestra corriente internacional Socialismo o Barbarie hace el siguiente análisis y propuestas:

En primer lugar, sepamos que el régimen presidido hoy por Maduro, se ha tornado cada vez más antidemocrático. Mediante una legislación proscriptiva, ya ha logrado dejar por fuera de estas elecciones a prácticamente todos los partidos y fuerzas de izquierda independientes del gobierno.

En este panorama, en medio de la furia proscriptiva y fraudulenta del gobierno del Maduro, sólo fueron legalizados cuatro candidatos.

* El primero, por supuesto, es el propio Nicolás Maduro, que aspira a ser reelecto una y otra vez. Su programa es continuar por este mismo camino de desastre.

* También el gobierno dejó correr a Henri Falcón. Se trata de un tránsfuga cuya trayectoria política ha sido anidar en el chavismo para luego saltar a la oposición de derecha (MUD, Mesa de la Unidad Democrática) cuando comenzaron los problemas. Y ahora, después de la derrota de la MUD en los intentos golpistas del año pasado, mediante una nueva pirueta, rompe con ella para presentarse como “candidato independiente”.

La “solución” que propone al desastre venezolano es hacer un acuerdo con el FMI para “dolarizar” Venezuela. O sea, adoptar el dólar como moneda.

* El tercer candidato legalizado fue Javier Bertucci (de “El Cambiob2”). Se trata de un pastor evangelista de recontra derecha y, además, empresario. No critica mayormente a Maduro, pero sí es rabiosamente antifeminista y antigay, y niega totalmente el derecho al aborto. Bertucci combate estos abominables pecados. Pero Dios y el gobierno le han perdonado otros, como por ejemplo el de contrabandista de diesel, por lo cual fue preso en 2010.

* Por último, era necesaria por lo menos alguna sombra a la “izquierda” de Maduro. Este papel lo cumple el ex cuadro del chavismo: Reinaldo Quijada, del partido Unidad Política Popular 89 (UPP89), que realiza una campaña “ligth”, mediante tweets, con críticas cuidadosas, que no despierten las iras de arriba. Esto sirve para disimular que el fraudulento “Poder Electoral” fue barriendo mediante medidas cada vez más proscriptivas a organizaciones y candidatos (realmente) situados a la izquierda del gobierno y que podían crear problemas.

En esa situación, nos parece que lo mejor es llamar a “votar nulo”, una forma de protesta que además ya alcanzó cierta dimensión en elecciones anteriores.

La línea de casi toda la oposición de derecha que se agrupaba en la MUD, es no ir a votar. Estamos en contra de hacer eso por dos motivos.

En primer lugar, en la respuesta a estas elecciones fraudulentas e ilegítimas del gobierno de Maduro, no debemos mezclar nuestras banderas con la derecha sirviente del imperialismo yanqui y de la vieja burguesía. Esto implica rechazar su llamado a no votar.

En segundo lugar, es evidente que la derecha pro-yanqui ­-o por lo menos sus dirigentes– no están en la misma situación económico-social desesperante de los sectores populares.  Éstos pueden estar descontentos, furiosos con Maduro y su pandilla, pero al mismo tiempo, en buena medida, dependen del asistencialismo de la miseria –las bolsas CLAP, Carnet de la Patria, etc.– para poder sobrevivir.

No ir abiertamente a votar, pone eso en peligro. En estos momentos, el aparato clientelista de Maduro y el PSUV está haciendo una intensa presión sobre esos sectores. Están siendo amenazados de que quien no vaya a votar, perderá la bolsa CLAP y otras ayudas, lo que para muchos representa la diferencia entre sobrevivir (aunque sea subalimentado) y el hambre lisa y llana.

En cambio, “votar nulo” no pone a los electores ante semejante presión (aunque también existan temores y sea algo más difícil de realizar en las máquinas electrónicas con que se vota).

El hecho es que en las elecciones más recientes el “voto nulo” ha ido en aumento. Para negar esta expresión de descontento, el Consejo Nacional Electoral venezolano declaró recientemente que el “voto nulo” se debe a “errores de los votantes” en el manejo de las máquinas.

Este ridículo justificativo se les vuelve en contra. ¡Confirma que el crecimiento del “voto nulo” les pega duro!

¡En rechazo a la farsa electoral de Maduro y contra la derecha sirviente de EEUU, votar nulo!

 

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