por Marcelo Buitrago

Lo que no pudieron las Audiencias Públicas, recursos judiciales de asociaciones de consumidores o “marchas de velas” de Moyano, lo ha provocado el creciente malhumor social: el gobierno salió a improvisar medidas y explicaciones para calmar las aguas.

Es que el aparente paseo triunfal que suponía el gobierno le brindaría su triunfo electoral sufrió un duro golpe el 18 de diciembre del año pasado que lo dejó con las piernas temblando, y lo obligó a deslizarse, por el momento, del  “reformismo permanente” al  “gradualismo”, alternativa que puede ensayar gracias a la colaboración de la burocracia sindical y los K, que se colocaron como defensores de la gobernabilidad.

A pesar de eso, es de tal dimensión el ataque contra las condiciones de vida de los trabajadores que Macri tiene como programa, que aun el gradualismo, en condiciones de una inflación que se mantiene, la reducción del salario real y el aumento de naftas y tarifas son el combustible de un descontento social inocultable.

Tal es así que la UCR y Carrió salieron a diferenciarse del golpe tarifario que pensaba aplicar el gobierno al gas, lo que lo obligó a reuniones de emergencia, y que sin retroceder, haya tenido que aplicar el “recalculando”.

Sin embargo, la propuesta “superadora”  del  “aplanamiento”  consensuada es tan ínfima, que podemos calificarla como una  vana intención de demostrar sensibilidad social, que en los hechos se niega.

Y es tan para el momento, que  el usuario podría “optar” por diferir  el 25% de las boletas del invierno, en  3 cuotas, con las boletas 6/2018 y 1-2/2019, con un “módico” interés, claro que para abril del 2019, se estarían pagando las últimas  cuotas más los aumentos de octubre de 2018 y abril de 2019: el aumento no tiene fin.

Además se retrasa por dos meses el aumento de la tarifa social, con el compromiso de las provincias de financiar el 50% de la misma. En esos dos meses piensan explicarle a la población “el uso racional de la energía”, o sea, que apaguemos la estufa.

Al  momento de redactar esta nota, Vidal cumplía su parte: anunciaba un 15% de disminución de impuestos en las facturas de luz, y un 6% para las de gas y agua: “Vamos a derogar dos impuestos por medio de un decreto que voy a firmar en las próximas horas”, expresó sin ningún detalle, para que sea aplicable en las próximas facturas. Al día siguiente, ya no alcanzaban los decretos y se necesita también una ley; además, la formulación es deliberadamente engañosa, ya que esos porcentajes son los de los impuestos provinciales  a anularse, y  no la disminución de la factura: así la anulación  del 15% de impuestos sobre la luz se transforma en una disminución de la factura del  10%.

Recordemos que por decisión de la republicana Suprema Corte, en agosto de 2016, producto de las  manifestaciones de protesta  popular, el gobierno tuvo que proceder a realizar republicanas Audiencias Públicas, antes de poder aplicar los republicanos  tarifazos al gas.

En ese momento, el gobierno planea aplicar un tarifazo del 203% y reducir subsidios residenciales en la tarifa del 80% al 50% teniendo como objetivo final eliminarlos para 2019, salvo en la Patagonia, donde se extendería hasta 2022.

En ese entonces, magia mediante, según el propio gobierno “el 56% de los usuarios residenciales de menor consumo pasarían a pagar $ 107 por mes; los de categoría media, el 31% del total, $ 371 por mes, y el 13% de la categoría más alta $ 953 por mes”, pero el mago resultó un fiasco; ahora confiesa nada menos desde Vaca Muerta, uno de los mayores yacimientos de gas y petróleo no convencionales del mundo, (shale-gas que se extrae mediante la técnica contaminante del fracking) que no hay truco posible, a pesar que “le da vueltas y más vueltas al tema”,  que hay que consumir menos: no sólo hay que apagar la estufa sino también las hornallas, y también el piloto, si queremos pagar menos, y nos comparó con nuestros “vecinos” de  Chile y Uruguay, países que no son productores de gas y que lo importan en su casi totalidad. Las comparaciones con el Primer Mundo, a las que es tan afecto Macri, no son para el consumo de los trabajadores.

Como si fuera una competencia de cinismo, Federico Pinedo, una de las figuras del macrismo en el Senado, se aventuró a prometer que este sería “el último aumento de tarifas”, ya que luego se corregirán por inflación, la misma que el gobierno no quiere reconocer para el aumento de salarios.

Pues bien, Pinedo miente, o se olvidó de decir “del semestre”: el precio promedio  PIST (Precio de Ingreso al Sistema de Transporte) del gas establecido en 2016 seguirá este “sendero”,  como les gusta decir a estos garcas:

Vigencia Precio Promedio U$S/MMbtu Conversión a Pesos % subsidio que se elimina
01/04/2017 3,77 58,81 45
01/10/2017 4,19 73,74 38
01/04/2018 4,68 95,98 31
01/10/2018 5,26 23
01/04/2019 5,96 12
01/10/2019 6,80 0

 

No sólo es un precio dolarizado, lo que provocó un aumento anual promedio del 63% del valor del  gas, a lo que hay que sumar la quita de los subsidios, sino que además, como si las malas noticias no tuvieran fin, estos precios y aumentos no son los únicos.

Como del costo total de la factura, sólo alrededor de un 40% corresponde al valor del gas, hay que sumar también los aumentos en transporte y distribución, que componen el 32% del costo total y los aumentos de los impuestos que componen el 28% del costo total (o más, dependiendo de la provincia).

En transporte y distribución, las empresas pidieron ahora  un reajuste de entre un 33% y 45%, después del último aumento desde… Diciembre de 2017!!

 

¿Subsidios para quién?

Aranguren mantuvo el Plan Gas, creación K en 2013, lo que les valió a las petroleras cobrar hasta el 31/12/2017 un precio de U$S 7,33 el millón de BTU incremental, uno de los más altos del mundo, sobre el excedente de producción base, que se pagaba U$S 2,49 MMbtu.

Si bien el Plan Gas terminó, el mismo generó una deuda de 1.583 millones de dólares a las petroleras, un subsidio hecho y derecho  y ahora se estableció un nuevo Plan Gas, para el gas no convencional (Vaca Muerta) que consiste en pagar un precio sostén de U$S 7,50 dólares MMbtu  durante todo 2017 y 2018, para bajar hasta U$S 6 en 2022: miles de millones de dólares de un nuevo subsidio, pero “bueno”, ya que es a las empresas.

Si en Vaca Muerta la burocracia entregó los convenios colectivos, el Estado resigna las retenciones a las exportaciones y otorga un subsidio  a través del precio sostén, ¿qué ponen las empresas? El “riesgo empresario”, vociferan los CEOs de los dos lados, y la deseada “lluvia de inversiones”, más promesa que realidad, o en todo caso, realidad una vez que hayan ganado lo suficiente para invertir.

¿Cómo ven esta situación los inversores? El precio de las acciones refleja las expectativas de ganancias que tienen los inversores sobre determinadas empresas. Pueden estar infladas, lo que querrá decir que las expectativas o eran  erradas o no se cumplieron, o pueden estar sujetas a grandes oscilaciones debido al escaso volumen en particular que se negocia en Buenos Aires, dada la conocida y histórica preferencia por Panamá y demás paraísos fiscales de la burguesía argentina. Con estas salvedades, sin embargo, hay números que llaman la atención: el Merval, indicador de la Bolsa  de Buenos aires subió cerca del 78% en pesos,  y un 61% en dólares, triplicando la inflación y quintuplicando el avance del dólar en 2017.

EL principal protagonista fue el sector energético, los papeles de las gasíferas y eléctricas: en el “top ten” se ubican las empresas ligadas al negocio del gas: Camuzzi Gas Pampeana 544%,  TGN 447%, Metrogas 261%, Distribuidora Gas Cuyana 221%, TGS 180%: Insistimos, son valores de lo que subieron las acciones de estas empresas en un solo año, 2017.

 

Sigue la comedia

Consciente que a pesar de reuniones, anuncios, marchas y contramarchas el boletazo sigue al caer, el gobierno ahora da un nuevo paso en esta comedia de enredos: acaba de descubrir “impuestos distorsivos” en los servicios públicos y amaga con presentar un proyecto de ley que los elimine. «Les quiero pedir a todos los municipios y a los gobiernos provinciales que eliminen los impuestos que cobran sobre los servicios públicos. Así van a ayudar a aliviar la carga de cada consumidor, de cada comercio y cada PyME», dijo Macri desde Vaca Muerta, en Neuquén.

Pero recordemos que estamos hablando de Macri: los impuestos que quiere anular… son los que les corresponden a las Provincias, no a la Nación. El IVA, el principal impuesto sobre los servicios públicos, y principal fuente de ingresos de la Nación, sigue  vigente.

Dando cuenta de estas idas y vueltas, el portal Noticias Argentinas (1) titula: “Vidal elimina impuestos que ella misma sumó a las facturas”, explicando que los impuestos a la luz que ahora  se propone eliminar, estaban suspendidos por decisión judicial, la que fue apelada por Vidal para reponerlos, en diciembre de 2017, lo que fue confirmado por la Suprema Corte de Justicia.

No es a través del Parlamento, las Audiencias Públicas, ni la Justicia, a las que se puede recurrir  como  complemento y no como eje, como se le puede parar la mano a Macri: es con la lucha en las calles, empezando con un Paro General que continúe la tarea comenzada el 18 de diciembre, rompiendo la tregua que la CGT y la CTA que le permite a Macri seguir atacándonos.

  • http://www.noticiasargentinas.com.ar/nuevosite/tpl.columna.php?id=782

 

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