“Convergencia” en el periodismo



 

En este periódico venimos siguiendo el conflicto instalado en los diarios Crónica y BAE, originado por la decisión de la patronal de iniciar un proceso de “convergencia” entre los diversos medios del Grupo Olmos, que en principio causó que más de cien trabajadores de ambos diarios fueran segregados de la redacción, incluidas ambas comisiones internas, arrasando con el derecho a la representación gremial de los trabajadores y poniendo al borde de la desaparición más de cien puestos de trabajo.

La campaña de denuncia de esta situación que venimos haciendo los trabajadores en facultades, medios, legislaturas y lugares de trabajo, fue respondida por la patronal y sus personeros con otra campaña, donde se nos hace aparecer a los trabajadores excluidos como una especie de dinosaurios en extinción que no quieren adaptarse a la nueva época del periodismo.

Esto aparece asociado, en los dichos de la patronal, con una abierta discriminación política. Fioravanti, director de Crónica, afirma que a los expulsados no nos interesa el trabajo, porque siempre “los he visto hablando de política, nunca de periodismo”. Esta frase es reveladora. Recuerda el discurso de la dictadura en la educación: “A la facultad se viene a estudiar, no a hacer política”, y expresa la necesidad de la patronal de construir una redacción de donde el pensamiento crítico, la organización y la lucha hayan desaparecido.

En este sentido, fue también revelador el diálogo que hemos tenido los trabajadores con estudiantes de periodismo y comunicación. Hay que recordar que a estas carreras se han sumado muchísimos jóvenes, impulsados por el debate abierto respecto al rol de los medios, y también por la ilusión de que la ley de medios produciría más medios, más trabajo, más lugar para más periodistas. Bien, en estas facultades se enseña que la convergencia es un avance en la profesión, integrando los adelantos tecnológicos como Internet, pero en ninguna facultad les explican que de los cincuenta estudiantes que hay en el aula, con suerte solo diez conseguirán trabajo, porque la famosa convergencia está haciendo que las redacciones se reduzcan a la cuarta parte, y que la profesión de fotógrafo periodístico directamente desaparezca.

Las gestiones de Comunicación se han olvidado de “comunicar” este pequeño detalle… será que, otra vez, a la facultad se va a estudiar y no a hablar de política, incluso en facultades como la de periodismo de La Plata, adonde parece que no se habla de otra cosa que de política, porque la carrera consiste en una constante bajada de línea kirchnerista sin solución de continuidad. Igual que el diario Crónica, que vive de la pauta publicitaria K y de suplementos encargados por funcionarios políticos. Es que la “política” de la que la patronal y las gestiones K en la educación no quieren que hablemos, es de que los medios son empresas, que la patronal busca el lucro y no la excelencia en la información, y que los periodistas, para defender sus derechos como trabajadores, y también su derecho a hacer un trabajo digno y honesto, tienen que organizarse y luchar contra la patronal, en vez de agradecer que te publiquen una nota a cambio de los viáticos o de la “asignación universal por pasante”, más pobre que un plan social.

 

¿Qué significa la convergencia para la profesión?

 

La reducción drástica de puestos de trabajo no es la única fuente de maximización de ganancias para las patronales. Esto se explica en un blog donde se defiende este nuevo método de trabajo, en el debate que se abrió en España sobre el tema, que ya lleva varios años:

“Internet ha permitido a los medios conocer cuales son los verdaderos intereses del público, las informaciones que más atraen, qué más piden los usuarios, teniendo la opción de comentar las propias informaciones publicadas por los periodistas. Esto supone otro cambio radical en la concepción clásica del periodismo. Ahora la audiencia tiene la palabra, tiene la posibilidad de opinar directamente, a la vista de todos los usuarios. En un medio impreso es algo imposible, no cabe la posibilidad de saber qué opina un lector al instante de leer un artículo. El intercambio de opiniones e información entre usuarios y profesionales es un hecho en los medios digitales. Por tanto, es otra de las cosas que el periodista debe saber y aprender a manejar.” (“Investigación sobre la integración en las redacciones españolas”, en el blog Periodismo Integrado. Destacados nuestros.)

Pensemos un poco. ¿Cuál es la ventaja de saber “al instante” qué opinan los lectores? ¿Se beneficia con esto la calidad de la información? ¿Cómo? La única ventaja es la posibilidad de adaptarse inmediatamente a la demanda del mercado, como en la medición del rating “minuto a minuto” de la tele o la radio. Porque el “intercambio de información entre usuarios y profesionales”, el hecho de que “la audiencia” tenga la palabra, puede sonar muy democrático, pero no lo es: la información honesta necesita un tiempo de construcción, un chequeo de fuentes, un análisis de significado, una contrastación con otras opiniones, un trabajo, en fin, que es justamente la mayor parte del trabajo periodístico.

Este intercambio entre periodistas y audiencia podría ser muy beneficioso para la calidad de la información, siempre y cuando no esté atado a la inmediatez, y se le permita al periodista hacer su trabajo también con esta nueva fuente que son las devoluciones de la audiencia. Pero no es así como está planteada la convergencia por las patronales: todo está dirigido a utilizar la extraordinaria herramienta de intercambio que es Internet con un solo fin: venderle al cliente lo que quiere comprar. “Con el avance de la tecnología digital el periodista debe adaptarse a la rapidez que exige Internet como nueva herramienta de comunicación”, reafirma otro sitio que interviene en esta discusión (blog Periodismo Digital).

Un compañero de Clarín, donde Magnetto está intentando aplicar la convergencia, lo que está siendo resistido por los trabajadores, explicaba en la asamblea: “Los datos que nos llegan son, en un 60%, mentiras; hasta ahora nos tomamos un tiempo para comprobar las informaciones. ¿Cómo vamos a hacerlo a la velocidad que nos quieren imponer?”.

Las nuevas tecnologías, en manos de los empresarios, no se usan para mejorar la información, sino para eliminarla, poniendo los medios al ritmo de las redes sociales, con sus “noticias” que estallan un día y al otro ya ni se mencionan, donde no hay ningún chequeo ni seguimiento, donde cualquiera dice cualquier cosa, y tiene éxito no porque lo que comunica es importante, sino porque logró una forma impactante de comunicar en ese instante, y solo por eso. Usted dirá: Bueno, si a la gente le gusta así…, pero eso sería como si cuando estamos enfermos tomáramos el medicamento que los vecinos votan por mayoría. Total, si nos morimos, al día siguiente habrá otro enfermo consumiendo el remedio que fue trending topic ese día.

Así como el médico tiene la obligación de darte un diagnóstico científicamente establecido aunque no te guste, el informador debería seguir los mismos criterios científicos cuando brinda información. Sin esto, la “comunicación” es pura opinión, y es una estafa a esos lectores o audiencia a la que se supone que le rinde culto este nuevo “periodismo”.

Conclusión: la convergencia no es un avance, sino un retroceso; un avance de la ganancia empresarial, en detrimento de la calidad de la información. Es vender basura en un envoltorio bonito.

La directora del diario Le Monde acaba de renunciar porque sus periodistas no aceptaron la convergencia. A Magnetto se la rechazó una asamblea de 500 trabajadores. Olmos tuvo que expulsar de la redacción a dos comisiones internas y a todo el activismo “que habla de política” para imponerla. Incluso en España uno de estos diarios “convergidos” volvió al funcionar con redacciones separadas, claro que con trampa. Un periodista le pregunta al director del diario “20 Minutos”:

P. –Esta reestructuración se produce tras dos recortes de personal. ¿Cómo te planteas llevar una redacción separada con menos gente que antes?

R. –Como los ciclistas, que meten la cabeza y siguen pedaleando al máximo. Es cierto que hemos reducido significativamente la plantilla el año pasado. Entre despidos y no renovaciones se han ido unos 40 periodistas. Pero creemos que, en una crisis como la actual, si somos capaces de hacer cosas nuevas, de lanzar nuevos productos, montar nuevas estructuras y ser más eficientes mejorando las prestaciones de nuestros redactores habremos dado un paso adelante que puede hacernos recortar las distancias con nuestros competidores.

Clarísimo “el ciclista”. Volvemos al método anterior, pero con menos gente trabajando más, entonces igual somos más “competitivos”. No hay tu tía: con los trabajadores indefensos frente a la patronal, con convergencia o sin ella el periodismo se achica y se hace menos diverso, se hace menos crítico, más chato, más inútil.

Llamamos a los compañeros del gremio y a los estudiantes que empiezan este camino a luchar desde hoy por fortalecer la posición de los trabajadores dentro de los medios, para resistir los ataques a nuestros derechos, y este nuevo intento de las empresas por acabar con nuestra profesión reduciendo al periodista a un simple comunicador veloz de realidades virtuales.

 

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