Facu B.



 

El pasado 6 de marzo arrancó el juicio a los ocho jóvenes neo-nazis que entre octubre del 2013 y principios del 2016 amenazaron y atacaron a militantes de izquierda, del colectivo LGBTTI, y activistas de la música. Al respecto cabe hacer un balance de lo que fue la experiencia de la Asamblea Antifascista, que con cuya organización y movilización se logró encarcelar a varios de ellos, y pensar en las perspectivas que depara este juicio al que llegan todos los imputados en libertad, con tres de ellos con prisión domiciliaria que ni siquiera cumplen.

Los 8 imputados formaban parte de la organización “Bandera Negra”, una agrupación reconocida abiertamente como neo-nazi, cuyos miembros eran seguidores del nefasto personaje marplatense y líder del FONAPA, Gustavo Pampillón[1]. Éstos funcionaron como fuerza de choque de la policía y también del poder político de la ciudad, desde el ex intendente, Pulti (Acción Marplatense – FPV), hasta el actual, Arroyo (Agrupación Atlántica – Cambiemos), pasando por Vilma Baragiola[2] (UCR – Cambiemos). El año pasado, en medio de la escalada represiva del gobierno nacional y después de intentar beneficiar con el 2×1 a los genocidas de la dictadura, los seis neonazis que se encontraban presos fueron puestos en libertad; tres de ellos con prisión domiciliaria, pero ni la cumplen.

 

La Asamblea Antifascista: organización y movilización

 

Cuando los ataques empezaron a ser visibles y cada vez más álgidos, el activismo entendió que era el momento de contrarrestar el avance de la organización neonazi. Así, el Nuevo MAS impulsó, junto con otras organizaciones y activistas independientes, la creación de la Asamblea Antifascista que sería la piedra angular sobre la que se desataron las movilizaciones para conseguir encarcelar a los integrantes de Bandera Negra.

Hoy día, el PTS viene a decir que aquello fue pasar los límites de los criterios de clase, y tener una estrategia punitivista. Nada más alejado de la realidad, y de los resultados concretos. Sin la más amplia unidad de acción hubiese sido imposible derrotar a una organización que está amparada por la policía y que tiene amplios vínculos con el poder político de la ciudad. Cada intervención que hizo el partido fue en pos de denunciar la vinculación de estos neonazis con los gobernantes de turno y que no podíamos confiar ni un milímetro en sus palabras.

Lo concreto es que luego de años de ataques neonazis en la ciudad se logró doblegar a los mismos metiéndolos en la cárcel. Salvaguardando así a los militantes y activistas LGBTTI y de la cultura que estaban siendo amenazados de muerte.

 

El juicio: una perspectiva abierta

 

Como decíamos con antelación, el 6 de marzo comenzó el juicio por ataques hacia militantes políticos, activistas LGBTTI, de la cultura y por xenofobia. Inicialmente la defensa y el fiscal habían pedido un juicio abreviado. Esto fue repudiado y a través de la movilización se consiguió que el proceso sea a través del juicio oral y público.

Según el fiscal Pettigiani probar la existencia de la agrupación Bandera Negra “va a terminar siendo la piedra de toque de todo el debate. Nosotros en el juicio abreviado planteamos que iba a ser dificultoso, estamos en la instancia de juicio oral donde la prueba va a circular delante de los jueces y veremos con qué posición terminamos” (Qué Digital, 27/03/18). Pettigiani tiene un prontuario bastante oscuro: absolución a los imputados de la red de trata del prostíbulo “La Posada” e intento de cambiarle la carátula al juicio de la CNU para que, al no ser considerados delitos de lesa humanidad, éstos prescribieran. Ninguna confianza en este derechista que también ha salido a defender al juez Hooft, vinculado a la dictadura.

Está claro que el juicio por sí sólo no va a resolver la cuestión. Es fundamental lograr una amplia movilización para derrotar a los grupos y que los 8 imputados sean condenados. Confiar en el proceso legal sería un error garrafal, ya que es el mismo Poder Judicial que el año pasado los dejó en libertad.

En caso de ser absueltos, esto constituiría un antecedente nefasto, ya que cualquier avance contra la izquierda y los activistas quedará como un simple choque entre bandas. Donde organizarse bajo las banderas del nazismo sea una posibilidad y que esto sirva de fuerza de choque clandestina contra la militancia. No podemos permitir que esto suceda.

Para lograr la victoria, es fundamental seguir organizados y lograr la más amplia movilización. No podemos dar ninguna tregua a estos neonazis, ni confiar en el sistema judicial. Sólo la lucha en las calles va a meter a estas lacras, a estos pichones de represores, en su lugar.

 

[1] Este “personaje” tiene en su prontuario haber atacado a la comunidad boliviana y escrachar el monumento a la memoria en la Base Naval, entre otras.

[2] Cuando fue destituida de su puesto de Presidenta del Concejo Deliberante en 2014, Pampillón irrumpió a las trompadas en el recinto contra los concejales presentes.

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