Discusiones hacia el 24 de marzo



FERNANDO DANTES

 

“El dato del giro de los k y las corrientes sindicales a sostener la gobernabilidad, no es menor: tiene significación a la hora de formular la política de la izquierda. Si cuando asumió Macri la unidad de acción era central para pararle la mano, dicha táctica mantiene actualidad siempre y cuando sirva para alentar la movilización.

Pero hay que tener cuidado de no caer en el “abrazo del oso” de los k, que ahora parecen querer hacer cosas ‘junto con el izquierda’ justo cuando toda su orientación es cuidar la gobernabilidad…”

Editorial de SOB nº 459, 8 de marzo 2017

 

Los debates de los últimos días al interior del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia hacia la próxima movilización del 24 de marzo han sido bastante intensos. Dentro de la polémica entre fuerzas de izquierda se puede discutir más o menos duramente, lo que no se puede hacer es mentir con descaro.

Retomemos los dos momentos del debate. Lo primero que sucedió es que el FIT lanzó un ultimátum al conjunto del EMVyJ con una amenaza de cuasi ruptura por las diferencias en torno a la formulación de la consigna principal. La discusión fue si el eje de denuncia pasa por el gobierno de Macri o por poner en un mismo plano a “los gobernadores”. Nosotros sostenemos que el eje de la pelea política contra el ajuste y la impunidad pasa por derrotar al macrismo. Son ellos quienes encabezan el ajuste, ellos quienes instalan un clima represivo y de impunidad a los genocidas, son ellos quienes marcan el paso de la política capitalista en nuestro país. Y, sobre todo a partir de diciembre, ellos vienen siendo el motivo mayor de la bronca creciente de cada vez más amplios sectores populares. La lucha de clases pasa hoy por el enfrentamiento al macrismo. Esto está muy lejos de significar que no haya que denunciar a los gobernadores por su rol de comparsa ni al kirchnerismo como fuerza política garante de la gobernabilidad. Pero confundir los planos es correr el eje de la lucha por derrotar al ajuste a la “diferenciación” electoralista de cara a 2019. Más aun teniendo en cuenta que la gran consigna contra “los gobernadores” deja de lado al principal garante de la gobernabilidad que es la burocracia sindical.

No obstante, todo esto pasa a ser una discusión secundaria frente al propio carácter independiente de la convocatoria del Encuentro. Por eso fue sumamente irresponsable la amenaza de ruptura del FIT, de la que nos diferenciamos desde un primer momento. La respuesta del PTS fue increíblemente hipócrita. Mientras proponía sondear la posibilidad de un acto único con el kirchnerismo, lanzo “por abajo” (centralmente a través de las redes sociales) la descarada calumnia de que el Nuevo MAS sostenía la política de hacer un acto común con los K. Citamos al principio de esta nota nuestra última editorial para dejar bien en claro cuál fue nuestra ubicación real desde el principio.

El método de la mentira descarada, ya típico en el PTS, sencillamente no sirve para nada más que para confundir. Doblemente mal está cuando el método es cobarde, pues la mentira se instala “sin hacerse cargo”, sin plasmarla en ningún órgano partidario oficial, ni en internet ni en su “pasado a mejor vida” periódico impreso. Si la intención es polemizar para clarificar situaciones, para ayudar a orientar al activismo, entonces se hace públicamente. Todo lo demás es poco serio… y poco honesto. Es el método de las sectas.

Decir una cosa en público y otra “por abajo”, jugar a las escondidas con la política, no es apoyarse en la política para tratar de hacer avanzar a los luchadores, es escaparle al debate honesto y tratar de siempre “quedar bien parado”: si ayer dije blanco, mañana sostengo negro, nadie se entera. Eso en la historia del movimiento obrero fue el sello del estalinismo.

En suma, cuando la política pierde gravedad, cuando todo pasa por los intereses mezquinos de un pequeño aparato y su imagen electoral, se le abre el camino al más grosero oportunismo, típica debacle de secta autoproclamatoria en donde el interés del aparato pesa más que el de la clase obrera, y el micro mundo de secta es más importante que la realidad.

Para muestra basta un botón. Señalemos uno de los más graves hechos sectarios que ha cometido el PTS, uno que bordea la completa falta de principios y que deriva del mismo método de creerse el ombligo del mundo, de licuar la importancia de la política. Los compañeros denunciaron en los últimos días una supuesta (y falaz) capitulación del Nuevo MAS frente a los K. Nosotros les podemos señalar una capitulación real, no inventada. Cuando apareció el cuerpo de Santiago Maldonado, días antes de las elecciones de octubre, se planteó la necesidad inmediata de salir a las calles a exigir castigo a los responsables. En ese marco, por un breve lapso estuvo presente la posibilidad de abrirle al gobierno una crisis de proporciones. Era una cuestión de principios el subordinar la campaña electoral a la lucha por Santiago. Los K se jugaron a enfriar todo llamando a no movilizar. Su orientación fue la de oficiar de bombero de una situación que podía ponerse al rojo vivo. La movilización en las calles ponía en riesgo su estrategia de disputar en ese solo terreno al macrismo. Como ahora, no pretendían sacar los pies del plato de la estabilidad capitalista.

Pero los K no estuvieron solos, al lado corrió en su ayuda el PTS para frenar toda movilización. El día mismo de la aparición del cuerpo de Santiago ellos fueron idiotas útiles al servicio de Cristina. Los que se opusieron a la unidad de acción en las calles, acordaron el “frente único” contra la movilización. Esa, compañeros, en una vergonzosa  y bien real capitulación al kirchnerismo, no retórica sino concreta y en el terreno de la lucha de clases misma. ¿Por qué actuaron así? No hay otra interpretación posible: los esfuerzos debían pasar por los resultados electorales. Repetir los griteríos kirchneristas acerca de que movilizar hubiera sido hacerle el juego a una provocación macrista está completamente fuera de lugar. A los hechos nos remitimos, el Nuevo MAS se movilizó y mantuvo en alto la lucha por Santiago.

Lamentablemente no hay registro oficial de esa orientación nefasta, el PTS al igual que Orwell crea su propio Ministerio de la Verdad: pueden reconocer que así fue, como argüir lo contrario. La política no importa, las consecuencias de la acción en la lucha no importan. Los intereses del aparato es lo único que importa. Ocultar las propias posiciones, usar el método mezquino de calumniar por lo bajo, cumplir un rol nefasto en la lucha de clases (como fue en el caso mencionado más arriba) es parte de un mismo problema: la orientación política es lo de menos, lo importante es la “imagen” que se vende. Es evidente que así se pierde todo parámetro objetivo, la brújula está definitivamente rota, todo vale. Que este método escale y se vaya ampliando sin límites le abre las puertas a una política cada vez más abiertamente oportunista.

Volviendo a las discusiones de cara al 24 de marzo, luego de “denunciar” la supuesta capitulación del Nuevo MAS, ahora el PTS le abrió las puertas a una nueva propuesta, también completamente equivocada: llevar a cabo un acto común con los K pero con dos documentos diferentes. En otra coyuntura, en la que semejante transacción podía servir para abrir un canal de lucha, semejante propuesta podría haber sido válida. Hoy sostenemos que no es así, hacer un acto con los K es dejarse absorber por su política de gobernabilidad en favor del gobierno de Macri (y de los gobernadores). Hay sectores del EMVyJ, centralmente el PCR, que están presionando para liquidar el carácter independiente de nuestra convocatoria, para dejarse fagocitar por el kirchnerismo. La pelea está abierta. Entonces, PTS: ¿En qué quedamos?

 

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