En la mañana de hoy todas nos desayunamos con un notición: el derecho al aborto era la tapa del diario Clarín. Así de fuerte es el movimiento de mujeres; así de convulsa se vive la previa al próximo Paro Internacional del 8M, que hoy nos encontrará nuevamente reunidas en asamblea para organizar la marcha. Se debate en el trabajo, llueven los mensajes y las declaraciones y empiezan a verse miles de dudas y opiniones dentro del movimiento ante el titular «Macri dio vía libre para que se debata una ley de aborto en el Congreso».
Lo primero que hay que decir es que, si el derecho al aborto llega al recinto, es el resultado de la presión del movimiento de mujeres, que es cada vez más grande e internacional, de la masiva convocatoria al pañuelazo del lunes pasado y de la horda de compañeras que se suman a diario a las filas del feminismo y que nos estamos organizando para parar el mundo el 8 de Marzo. Hace años que venimos llenando las calles, los lugares de trabajo, las facultades y las escuelas; y en las últimas semanas llenamos también las redes sociales, la tele y ahora el diario. Porque ya no se aguanta más y no queremos llenar las calles: queremos desbordarlas y queremos ver nuestros derechos conquistados. Porque los problemas de las mujeres son problemas sociales y el movimiento de mujeres es uno de los actores políticos más fuertes y dinámicos en todo el planeta.
Esto es un primer punto de partida para dar mayor batalla hasta legalizar la interrupción voluntaria del embarazo: ser conscientes de nuestra propia fuerza y seguir movilizadas hasta ganar. Pero no podemos perder de vista qué es el macrismo. El presidente se adjudica haber dado vía libre para que cada uno «vote de acuerdo con sus convicciones» y he ahí la primera trampita. El derecho al aborto no es una cuestión de moral, ni de convicciones ¡Es una cuestión de salud pública! ¡Es una práctica que, en las condiciones de insalubridad y clandestinidad en las que se lleva a cabo, se roba la vida de cientas de mujeres por año! También es una cuestión social y política que pone sobre la mesa quién decide sobre el cuerpo y la maternidad de las mujeres. ¿Decidimos nosotras o deciden las convicciones de los diputados de Cambiemos y la Iglesia? El movimiento ha logrado romper el pacto clerical que hace siglos mantienen la Iglesia y el Estado, al negarse a tratar este derecho. Pero Las Rojas no confiamos ni un ápice en la cueva de bandidos que son el Congreso y el Senado: confiamos en la fuerza del movimiento de mujeres organizado y luchando en las calles de forma independiente.
El siguiente llamado de atención que creemos que hay que hacer es que la nota de Clarín habla de «un proyecto de aborto». Y no, no queremos «un proyecto de aborto» redactado por el macrismo, que es oscurantista y conservador hasta la médula. El movimiento de mujeres tiene que defender hasta el final el proyecto de ley de las mujeres: el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, el que tantas veces presentamos y defendimos; que contempla no sólo el derecho al aborto libre legal, seguro y gratuito en el hospital público, sino también la anticoncepción y la educación sexual laica, científica y feminista garantizadas por el Estado. ¡Las mujeres ya aprobamos este proyecto en la calle, ahora apruébenlo ustedes, señores diputados!
El movimiento de mujeres no es nuevo, pero es cada vez más grande. ¡Debatan en el Congreso el aborto el próximo 8M! Y ahí nos van a encontrar a cientos de miles parando y marchando. Si lo debaten otro día, también estaremos ahí para dar la pelea, porque las mujeres necesitamos y queremos ya el derecho al aborto en el hospital.

 

Las Rojas

 

 

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