El lunes 12 por la mañana, el jerarca sindical Ricardo Pignanelli, cortó abruptamente una entrevista que le estaba realizando el periodista Marcelo Longobardi, de Radio Mitre.

 

Parece que el dirigente sindical del sindicato mecánico está nervioso porque ya no puede hacerse más el tonto: ya no puede tapar los 12.000 suspendidos y los cientos de despedidos, diciendo que se trata de ‘un problema coyuntural’ y que ‘la tormenta va a pasar en agosto’.

 

El tema de la crisis en la industria automotriz pasó en la última semana de ser un dato “económico’’ a ser una noticia “política”. Eso sucedió porque en la autopartista Gestamp (una de las empresas de autopartes más importantes del mundo) estalló el primer conflicto serio, donde las suspensiones  “acordadas por el SMATA” se transformaron en más de 60 despidos. Pignanelli está nervioso porque en Gestamp Escobar salieron a enfrentar los despidos y eso podría ser  muy contagioso para el resto del gremio en esta situación.

 

La actitud de “los gordos” (nombre con el que se conoce a estos personajes), es siempre la misma: cuando hay plena producción, y a cambio de millonarias sumas de dinero que las empresas depositan como “contribuciones” al sindicato, son los garantes de que los obreros no se rebelen a las terribles condiciones laborales que les imponen las patronales en las líneas de armado. Y cuando viene el bajón de la producción, son los garantes que los obreros no salgan a luchar y acepten mansamente que los suspendan y despidan.

 

Pero resulta que en Gestamp (y esta es la base de la queja de Pignanelli) los ‘jóvenes obreros’ no le hacen caso y, para colmo, deciden salir a pelear contra las suspensiones y los despidos. Para tapar esa realidad cada vez más extendida, el “gordo” recurre a la mentira y le echa la culpa de los despidos… a los propios trabajadores  ‘que se les dio por tomar la empresa, desoyéndonos’.

 

Desde el primer momento los trabajadores y delegados de Gestamp denunciaron que los suspendidos eran en realidad despidos encubiertos ya que los afectados son en su mayoría trabajadores muy activos que se plantan contra las injusticias de las empresas, que encabezan los reclamos de sus compañeros. En la jerga sindical: activistas. Para los “gordos”: zurdos molestos.

 

También es mentira que los trabajadores “no consultaron al gremio”. La verdad es que propusieron que las suspensiones se repartieran entre todos los trabajadores de manera tal que nadie pudiera quedar afuera de la empresa. Pero el gremio se negó a esta propuesta que era la más favorable al colectivo de trabajadores.

 

Los trabajadores de Gestamp realizaron dos días de paro en rechazo a estas suspensiones arbitrarias porque era evidente que si no se defendían vendrían los despidos. Tenían razón: al toque llovieron los telegramas. Y para que no haya dudas de los planes patronales, los telegramas vinieron acompañados de la militarización de la planta con la presencia constante de la guardia de infantería de la bonaerense para intimidar a los trabajadores. El gremio siquiera ha hecho algo elemental: ¡exigir el retiro de las fuerzas represivas de Gestamp!

 

Desde el Nuevo MAS nos solidarizamos con los compañeros de Gestamp y nos ponemos enteramente a su disposición para que logren la reincorporación de todos los despedidos, se acaben las suspensiones y de que la crisis la paguen los patrones. A estos efectos nuestro partido llevara a cabo una campaña nacional a lo largo de todo el país con la consigna de: Ningún despido, todos adentro. Por el triunfo de la lucha de los obreros de Gestamp.

 

Héctor “Chino” Heberling

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