A inicios de la semana en que se iba a intentar votar por primera vez la reforma previsional y que terminó en un triunfo popular parcial cuando se suspendió la sesión,  salimos a piquetear la prensa a dos de las principales fábricas de la Zona Norte.

Tanto en Ford (SMATA) como en Metalsa (UOM), ambas de gran  peso económico y alto grado de concentración de trabajadores,  el clima era de interés por el periódico en cuya tapa se puede ver la plaza del Congreso el 29 de Noviembre repleta de gente y banderas de organizaciones políticas, y titulada: “PARA FRENAR A MACRI HACE FALTA UN PARO GENERAL” (SoB nº450).

En Ford colocamos 23 y en Metalsa 57 prensas, a un promedio de $4,50 por cada una. Aprovechamos  para agitar contra la reforma previsional, que era lo que se venía, y contra la reforma laboral. Estas son fábricas donde el régimen es de dictadura patronal y burocrática, por lo que la charla ida y vuelta es difícil.

Aun así los compañeros se las rebuscaron para acercarse y llevar un periódico, e incluso quedarse a intercambiar algunas ideas telegráficas. A la pregunta de: “¿y, ahí adentro se habla de esto?”, algunos respondían: “acá no se puede hablar mucho, pero algunos estamos a las puteadas”.  Incluso con los más afines pudimos intercambiar contactos de fb. La izquierda goza de simpatía entre los laburantes.

La realidad nos devolvió una muestra de enormes  reservas de lucha  y radicalización, con una participación muy importante de sectores del movimiento obrero y trabajadores tanto en la jornada del jueves 14,  en que los traidores de la CGT convocaron a movilizar, como el lunes 18 cuando se votó la ley con una CGT desmovilizada y que no pudo parar literalmente ni el colectivo. Estas jornadas inmensas fueron coronadas en la madrugada del 19 de diciembre por el cacerolazo y la movilización espontáneas que recogieron la bandera  del rechazo al saqueo de los jubilados.

El que se haya votado la ley de reforma provisional puede opacar momentáneamente una suma de hechos de importancia estratégica como son la reacción y movilización masivas contra la reforma, la crisis política que le abrió esta situación al gobierno, a lo que se suman la crisis del PJ. Y particularmente la crisis de la CGT y del sindicalismo vendido que está escondiendo la cabeza y que le dice a los compañeros: “tranquilos muchachos, que a nosotros no nos va a tocar”. Pero sólo momentáneamente.

Hay que mantener una campaña de guerra contra la reforma laboral y todas las reformas, explicando pacientemente que esta pelea recién empieza y que el round principal aún no ha comenzado.

Una campaña con las más diversas herramientas (piqueteo, pintadas, chalas, reuniones abiertas, películas) que debe combinar la agitación general con la organización de los sectores más avanzados que quieran pelear junto al partido y sus agrupaciones contra la reforma, dentro y fuera de las fábricas y estructuras laborales.

Este vientito de diciembre debe darnos impulso para la organización de una gran iniciativa político-sindical.

Ocupados, Zona Norte

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