Buenas tardes, agradezco la invitación a participar de esta actividad a mi juicio muy importante.

Desde ayer no me anda internet en mi casa y después de escuchar a los dos camaradas sospecho que me hackearon y me sacaron algo de lo que tenía escrito, en fin. Pero creo que es mejor, así me puedo ceñir al tiempo con más rigor.

De la vigencia de la revolución como necesidad habló un poco Claudio y comparto, así que lo dejo de lado, haciéndome eco de su palabra y voy a ir al centro de lo que pensaba señalar, que justamente tiene que ver con pensar fuera de ese elemento (el más importante) qué se puede proyectar de aquella revolución en nuestro tiempo. Este es sin duda un ejercicio muy complejo y las palabras que voy a decir van en la dirección de poner en evidencia o señalar aquello importante para colocar en ese ejercicio de recuperación para pensar su vigencia y proyección. Sobre todo en un contexto, que fue descrito acá, donde efectivamente el miedo a la revolución que detentó la burguesía durante el siglo XX parece atemperado o incluso disipado.

Cuando la compañera que me presentó dijo «sociólogo», bueno, yo soy parte de una disciplina que después de la Revolución Rusa quedó moldeada por ese acontecimiento en la perspectiva de cómo evitar las revoluciones. Se habla del impacto por la negativa, lo explicó bien Claudio. De todos modos, me gustaría aclarar que, si bien ese miedo es incomparable al día de hoy, esto no significa que la burguesía descuide el análisis del problema. Les comento porque quizás no se sabe que, en nuestra región, desde el ángulo de la contra insurgencia, los Estados mayores de la burguesía, ya están trabajando en las proyecciones de los probables escenarios de conflicto a partir de la década del 30, con lo cual quiero señalar que van a ir 15 o 20 años por delante en este ejercicio. No es el mismo miedo, ni la misma preocupación, pero la burguesía no se descuida para enfrentar la probabilidad de un proceso, tampoco lo descarta: coloca allí muchísimos recursos.

Ahora bien, este bosquejo de hipótesis, de probabilidades de conflictos en el nivel de la insurgencia o la contra insurgencia, o de la insurrección y la contrarrevolución, de todos modos no hacen mella en una certeza que esgrimen esos Estados mayores de la burguesía que es aquella que dice que hoy se tiene una capacidad de procesamiento institucional del conflicto que ofrece, por ahora, una perspectiva de estabilidad. Se aplica o se replica una proyección que ya existía para dos años atrás más o menos; la burguesía se ufana de la capacidad de procesamiento de los conflictos y que en realidad un sistema institucional con esa orientación ha suplantado los golpes de Estado tradicionales o inclusive las intervenciones militares directas como las de los 60.

Esa pérdida de letalidad del comunismo, esa pérdida de miedo, aunque no se descuiden, de alguna forma tiñen las conmemoraciones sobre el centenario de la Revolución. Acá se han hecho distintas evaluaciones sobre eso, inclusive en lo que pude apreciar de la primera parte. Yo hablo de la limitación de mi observación, en mi época escuchaba radio Pekín a veces, pero no tengo un panorama de lo que pasa en muchos lugares, más bien todo lo contrario. Desde mi perspectiva hay una importante presencia de la Revolución, inclusive periodística en publicaciones, ni hablar del negocio editorial. No sé si ustedes han tenido la oportunidad, quizás alguno de ustedes levante la mano y diga que es verdad, he visto programas de cocina teñidos por la Revolución Rusa. Quizás eso tenga que ver con la expectativa de cada uno, en mi caso la expectativa evidentemente era menor y he visto una importante presencia.

Lo que quiero señalar es que en realidad esa presencia importante no obedece al silenciamiento general del proceso, sino al señalamiento de algunos aspectos que quedan subrepresentados y, en todo caso, poner en evidencia otros aspectos. Esos aspectos que se ponen en evidencia están teñidos por la agenda político-cultural actual. Por ejemplo, se enfatizan algunas bondades sobre las conquistas de ciertos derechos sociales, pero se toma distancia de ciertos aspectos que yo creo que deberían tener un primordial lugar, como es la importancia del Partido, legado actual que mantiene proyectivo. Por ejemplo, se enfatizan los aspectos democratizantes, aunque rápidamente fueron truncos, aspectos de la modernización, aspectos que hacen a la ciencia y el arte (que me apasionan particularmente) con una tendencia a exigirle a esa revolución pronunciamientos o alineamientos con temáticas que no estaban con idéntico nivel de constitución hace cien años, se los interpela con cosas que en la agenda, en los principios, en los fundamentos de la agenda político-cultural socialmente instalada hoy tienen una enorme fuerza pero en aquel momento no.

A la vez hay aspectos que para mí deberían ocupar un primer lugar que quedan subrepresentados. En esta línea, entonces, creo que es donde debemos orientar nuestra búsqueda de elementos que tengan proyección. Lo que está subrepresentado, incluso por parte de la izquierda que rememora aquel acontecimiento, es lo que hace a la elaboración teórica sobre ese proceso hecho por los mismos protagonistas, en tanto que, para la teoría para la cual adscriben, la teoría es fundamental para la elaboración de la estrategia. La teoría es la que permite medir las relaciones de fuerza, el peso de los sujetos y su grado de desarrollo, etc.

Mi mirada, algo dijo Claudio en tal sentido, se orienta a la teoría que se acuña sobre el proceso revolucionario al calor del proceso revolucionario. Creo que ahí hay un laboratorio de construcción teórica que es de una enorme vigencia. Escuchen bien: no la artesanía del proceso, porque los procesos revolucionarios para toda la teoría sociológica y para el marxismo las revoluciones no se replican de la misma manera, sino cómo se elaboran sobre determinada artesanía de un proceso ciertas premisas con capacidad de ser elevadas al nivel de la teoría, universalizarlas. Para resumir, la localización tiene que ver con el cruce de dos ámbitos de una disputa, como no podía ser de otra manera en el marco de aquel proceso, dura, álgida, una querella muy importante que tiene que ver con el ámbito que se constituye en el caso de la reflexión dentro del Partido Bolchevique con esta orientación.

¿Cómo hacer un reglamento de la guerra civil en el momento de la construcción de una vía revolucionaria? Allí encuentra esta iniciativa mayoritaria la oposición de Lenin y Trotsky, y en esa discusión hay un momento sumamente espectacular de cómo se elabora teoría de esos procesos que tenemos que recuperar e instalar para intervenir en el mismo camino de la revolución. En ese punto tengo una diferencia de términos con Claudio, no es la estrategia con la que se va a desarrollar la revolución, sino en el camino que va a seguir la revolución se elabora una estrategia para intervenir en él. Momento muy precioso que se cruza con otro, están superpuestos, son inescindibles, que es la querella, la discusión, la polémica, en la base de la construcción del Ejército Rojo, donde también aparecen debates centrales. Fíjense ustedes que ahí aparece el tema más ausente: el Ejército Rojo es el tema más ausente en la rememoración. Se da el debate allí sobre el uso instrumental de la violencia, fíjense que si en algo está de acuerdo toda la Sociología -hasta la funcionalista, que es la más opositora al marxismo- es que la revolución combina cambio y violencia utilizada de manera consciente. Ahí hay un momento excepcional, y me detengo con esto.

Supónganse que entra por esa puerta Lenin, seguramente, la pregunta que haríamos casi a coro, de manera automática sería «¿cómo hiciste?», y la respuesta que nos podría dar, si vamos a ese núcleo de elaboración teórica, nos dejaría pasmados. Nos diría «en un país como el mío, de Nicolás y Rasputín, en un país de esta naturaleza empezar la revolución era algo tan fácil como levantar una pluma». Claro, uno se queda pasmado, voy a ese núcleo: tiene un contexto que es un momento brillante de la teoría social con que se proyectó, invadió toda la agenda de la teorización social, porque esta explicación se desarrolla en el marco de un análisis de la densidad social. Eso es fundamental en la proyección y en el cruce acá hoy. Ahí es cuando dice que en Occidente las cosas van a ir más lentas que en Oriente, en la espacialidad donde se devuelven los procesos, la integración social es distinta y esto impone estrategias diferentes. No hay que obviar la problemática de la integración social que logra la burguesía en cada territorio a la hora de analizar y proyectar estrategias sobre ese análisis. Quien haya leído a Gramsci sabrá que esto tiene después una proyección vía Trotsky en el pensamiento de Gramsci en la famosa diferencia entre Oriente y Occidente. En un tipo de sociedad donde hay un grado tan importante de integración social (acá se dijo en la primera parte: antes teníamos 35 años de golpes de Estado, ahora tenemos 35 años de cierta continuidad institucional y cierta capacidad de procesamiento) está una de las claves para trasladar los mecanismos de elaboración teórica de ese momento para el hoy.

Espero que se haya entendido algo, de todos modos, prevenido de que generalmente lo que uno escribe está un poquito mejor que lo que dice, me dan un mail y les mando el escrito. Gracias.

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