La campaña de clarificación sobre la reforma laboral y su contenido fue un reflejo inmediato del Partido, a diferencia de la dilación mayoritaria de las corrientes de izquierda, con y sin responsabilidades gremiales.[i]

El ida y vuelta con los compañeros en las fábricas da cuenta de que existe preocupación entre los trabajadores. Preocupación que se expresa en voz alta, donde se han conquistado mayores niveles de organización y democracia, y por lo bajo donde domina la dictadura burocrática.

Los compañeros/as volanteados hacen llegar el volante hasta la mesa de los comedores o los baños. La preocupación encuentra su curso de expresión y se socializan las opiniones, aunque tenga que ser a espaldas de los delegados vendidos.

Es cierto también que junto a la preocupación convive cierta expectativa de que la reforma no pase, y que es transversal a votantes k o de Macri. Son diversos los argumentos: que “Macri tiene minoría en el parlamento y que el PJ y los K no va a votar la reforma”, que “la CGT dijo que va a rechazar”, que “ no creo que Macri haga esa reforma”. Pero esta ingenuidad podría ser borrada de un cachetazo si se confirma, como dice un comunicado de ministerio de trabajo, que el gobierno y la CGT llegaron a un acuerdo.

Las expresiones de bronca y radicalización (“hay que prender fuego todo”) aún son minoritarias, pero empalman con la preocupación y el rechazo generalizado que causan los puntos que se conocen de la reforma.

El terremoto que implicaría la aplicación esta reforma esclavista puede mover las placas más profundas de la clase impulsando el surgimiento de nuevos sectores de vanguardia, ya no hablando en términos de propaganda política, sino como hecho palpable, a través de la incorporación de trabajadores en las campañas contra este ataque.

Todo trabajador debe ver en el Partido a la vanguardia organizada contra el ataque antiobrero. Los volantes deben entrar a la mayor cantidad de lugares de trabajo posible fundamentalmente donde podamos aprovechar constructivamente la actividad. Desarrollar centenares de pintadas, agitación pública en las calles, charlas abiertas orientadas a los laburantes, y toda iniciativa que contribuya a clarificar, pero también a organizar a nuevos compañeros/as.

Es preciso no pensar con viejos razonamientos la nueva situación. No es la primera vez en la historia que hay un ataque a los trabajadores, es verdad. El nivel de virulencia nos lleva a la comparación con las reformas menemistas y de la última dictadura.

Pero en Argentina hubo una recomposición en las filas de los trabajadores que no sufrió grandes derrotas. Las joven clase obrera y de trabajadores hizo experiencias anti- burocráticas, con avances y retrocesos (como se registra en el último periodo) en la organización gremial independiente.

El nivel de retroceso en relación al grado de opresión y explotación de los trabajadores por los empresarios, en derechos laborales, en condiciones de vida para de los trabajadores y sus hijos que conlleva la reforma laboral, pone a prueba a nuestra clase como no ocurre desde los 90, y podría darle un impulso renovado a la experiencia anti burocrática.

Junto a la exigencia de Paro General a la CGT y las CTA’s, es importante exigir a los gremios que se posicionen frente a las reformas que quieren imponer vía convenios colectivos, es decir gremio por gremio, como el banco de horas y el fondo de desempleo entre otras.

La disputa en el plano de los gremios, de las comisiones internas y los cuerpos de delegados le da una orientación concreta a los trabajadores en sus lugares de trabajo e impulsa la experiencia con los sindicalistas vendidos.

Una nueva experiencia empieza a procesarse entre los trabajadores. No podemos adivinar el tiempo que se requerirá para que se transforme en lucha generalizada contra el gobierno y la burocracia sindical. La reacción puede no ser inmediata.

Es preciso prepararnos para un trabajo paciente en el movimiento obrero, empezando por desarrollar una campaña de guerra que ponga al Partido en la calle y los lugares de trabajo contra la reforma anti laboral, y que ofrezca un espacio de organización a todo aquel que quiera enfrentar el ataque de Macri.

Juan Cruz

[i] El caso del SUTNA es un ejemplo. Allí la dirección de la lista Negra (P.O en frente único con sectores afines al peronismo) no ha convocado al momento a asambleas contra la reforma. En ocasión de la asamblea general por paritarias de Septiembre se voto un rechazo a la reforma laboral cuestión que es correcta. Pero la aparición hace dos semanas atrás del proyecto de reforma hace concreta la discusión para las bases del gremio. ¿Qué estarán esperado para convocar a asambleas?

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