Por Santiago Follet – SoB Francia

A principios de octubre, los diarios The New York Times y The New Yorker publicaron decenas de acusaciones de acoso, abuso sexual y violaciones por parte del productor de Hollywood, Harvey Weinstein. Entre las denunciantes se encuentran varias actrices famosas, tales como Rose McGowan o Angelina Jolie y una cantidad enorme de mujeres que han viralizado estos hechos de violencia machista en las redes sociales con el hashtag #metoo (yo también). La iniciativa se convirtió rápidamente en un fenómeno viral que traspasó las fronteras y se instaló de forma virtual también en Francia, con el #moiaussi, a partir del cual una enorme cantidad de mujeres compartieron la necesidad de visibilizar la problemática y de denunciar situaciones de violencia sexista.

Luego, el sábado 13 de octubre, la periodista francesa Sandra Muller lanzó en twitter el hashtag #balancetonporc (exponé a tu cerdo), incitando a las mujeres a denunciar a sus acosadores en los lugares de trabajo. A los pocos días, la viralización de la consigna volvió a reiterarse y una gran cantidad de denuncias virtuales volvió a poner en primer plano la visibilización de la violencia machista. En los días siguientes, la consigna inicial pasó del #metoo a transformarse en #wetoogether (nosotrxs también, nosotrxs juntxs) con un llamado a realizar una convocatoria pública en las principales ciudades del país, reuniendo a miles de manifestantes en la place de la République de París.

Estos hechos demuestran que existe una sensibilidad feminista enorme que ha encontrado en las redes sociales un primer canal de expresión, para luego dar sus primeros pasos en las calles. Este fenómeno, altamente progresivo, ha copiado la manera en la cual se ha instalado el movimiento #NiUnaMenos en Argentina, aunque todavía se encuentra lejos de alcanzar su masividad. Asimismo, se encuentra en consonancia con la emergencia de un movimiento feminista de alcances mundiales que ha tenido instancias de coordinación internacional en las movilizaciones de enero contra la asunción de Trump y en las del 8 de Marzo, en el Día de la Mujer.

La próxima tarea pasa por organizar la movilización del 25 de Noviembre, logrando que la jornada mundial contra la violencia hacia las mujeres sea un nuevo puntapié para poner de pie un movimiento de mujeres que luche en las calles por sus derechos y por la instalación de una agenda feminista en el panorama político del país. Es necesario apuntar a la responsabilidad del Estado, para exigirle al gobierno de Macron un programa de acompañamiento a las víctimas de violencia, con presupuesto para trabajo y vivienda dignos y exigirle a la justicia que condene a todos los violentos, violadores y femicidas.

A su vez, es imprescindible aliar la lucha del movimiento de mujeres a la lucha de los trabajadores y los estudiantes y salir a las calles para enfrentar los ataques de la ley laboral y la ley antiterrorista con las cuales el gobierno busca criminalizar la protesta social, al tiempo que ajusta brutalmente a todos los sectores de trabajadores, de los cuales, las mujeres son siempre las más vulnerables, fruto de la doble explotación capitalista y patriarcal. Por este motivo, es momento de redoblar los esfuerzos para salir a las calles, venciendo la pasividad de las direcciones políticas reformistas y de las centrales sindicales, masificando la jornada del 16 de Noviembre contra los decretos de Macron y para que el 25 de Noviembre sea la ocasión de organizar un movimiento de mujeres que luche en las calles por todas sus reivindicaciones.

¡Basta de violencia patriarcal! ¡No a la reforma laboral! ¡No a la ley antiterrorista! ¡El Estado es responsable!

 

 

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