Gracias, ante todo quiero agradecerles a todos, que nos están apoyando desde el principio, que confiaron en nosotros, nunca dudaron y salieron a la calle a manifestarse sin dejarse engañar por los medios. Muchas gracias en nombre de Santiguo y en nombre de mi familia. Ya digamos que está todo dicho y yo lo único que voy a hacer entonces es leer una carta que le escribí a Santiago, tal como él hace de enviar cartas y no la modernidad con la que estamos acostumbrados nosotros, en estos 60 días.

«Santiago, donde estés quiero que sepas que te quiero. Cada día que pasa te extraño más. Necesito que aparezcas pronto; no puedo dejar de pensar en vos. Cada día que pasa te lloro más y me pregunto por qué sos vos quien está pasando por esto y no yo. La respuesta es inmediata: yo nunca me involucré en diferentes causas como lo hacés vos.
Las personas como vos nos enseñan, nos abren los ojos, nos muestran el camino, pero también dejan en evidencia las miserias humanas. Ojalá puedas escucharme y entender la demora en encontrarte. No es porque no te busque ni tampoco porque haya gente a la que no le importes. Todo lo contrario. Es mucha la gente que te quiere sin haberte conocido. Mucha gente que está acá, en esta plaza, y en muchas plazas del país y el mundo reclamando por vos.
Ver tu cara en todos lados, siempre con tu sonrisa, me da mucho orgullo. Pero también me da tristeza e impotencia, porque no estás con nosotros. Hay muchos intereses en el medio y vos te preguntarás: ¿Estos intereses son más importantes que mi vida, o la vida de cualquier persona? Y yo te respondo sí, lamentablemente para algunos estos intereses son más importantes que la desaparición de una persona en manos de una fuerza del Estado.
Para ellos sólo somos un número, una estadística, un casillero. Pero somos personas, somos hijos, somos hermanos, somos amigos. Somos personas con derechos, personas que exigimos justicia. Santiago, te estoy buscando. Te sigo y te seguiré buscando. Más allá de intuir dónde te tienen, es difícil encontrarte.
Cuando esta pesadilla comenzó, nuestro hermano Germán escribió un carta que tituló ‘Carta a un gendarme bueno’. Y pedía la colaboración de los gendarmes. Confieso que me ilusioné, creí que podía funcionar para que aparecieras rápido. Ahora estoy convencido de que no existe la bondad de los gendarmes, ni de los jefes que participaron en la represión en la comunidad mapuche. Junto a ministros, jueces y fiscales, sólo cuidan sus intereses.
No sé cuánto tiempo va a llevar encontrarte, mientras buscamos la verdad.
Sé que tal vez hubiera sido distinto si te quedabas en casa y no salías a reclamar por los más desprotegidos, por las causas justas, por los pueblos originarios. Pero no me voy a detener en detalles. Todos los días me vuelvo a preguntar dónde estás.
Tan difícil es pedir que te devuelvan.
Quiero que los viejos, la abuela y toda la familia dejen de sufrir y que esta pesadilla termine.
Quisiera preguntarle a la autoridad máxima de nuestro país, al señor presidente Mauricio Macri y a todos sus ministros, quiero preguntarles: ¿Dónde está Santiago Maldonado?»

Muchas gracias y que aparezca con vida urgente, lo necesitamos, por el bien de todos y por todos los Santiagos que hay dando vueltas. Gracias a todos, muchas gracias por venir y por apoyarnos de corazón.

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