“Nosotras somos mujeres y estábamos pidiendo por nuestro trabajo, estábamos demostrando que la empresa nos echó de la nada. La empresa nos maltrató y encima tiene al gobierno que la está avalando para que haga lo que quiera con las obreras, es increíble.” Trabajadora de Pepsico entrevistada tras la represión.

Macri en acción

La represión llevada adelante por el gobierno de Macri debe ser comprendida como un mensaje clarificador. A plena luz del día, en horario central donde todos los noticieros transmiten en vivo, y sin mediar negociaciones, un batallón de la policía bonaerense desalojó con gas lacrimógeno, balas de goma y a los palazos a los trabajadores, organizaciones políticas, e incluso periodistas.

El mensaje va dirigido por un lado a la burguesía y el imperialismo con sus empresas multinacionales y por otro lado a los trabajadores que resistan los cierres de fábricas, despidos o suspensiones: «si una fábrica se muda de lugar, y arreglaron con el gremio, con Daer la indemnización… quedaron 20 que no arreglaron y tomaron la fábrica. Eso no está bien, no es legal. No se puede tomar por la fuerza una fábrica y defenderla a piedrazos, sillazos y con mesas…» (Macri entrevistado en Radio Mitre).

Nota aparte merece el traidor de Daer, que no convocó a paro en el gremio contra el cierre de esta planta y que como todos los sindicalistas tradicionales vienen demostrando ser felpudos de los empresarios y todos los gobiernos de turno.

A un mes de las elecciones, el gobierno se juega a demostrar que no le va a temblar el pulso y busca redoblar el apoyo del empresariado. Un gobierno de minorías y en minoría pero que con el apoyo del conjunto de la burguesía y el imperialismo (y los favores políticos del kirchnerismo) apuesta a torcer las relaciones de fuerzas que han conquistado los trabajadores del 2001 en adelante.

La apuesta no deja de ser arriesgada si tenemos en cuenta que la represión cayó pésimo entre los trabajadores y sectores progresistas de la sociedad, y que cada embestida reaccionaria y antiobrera amenaza con quitarle legitimidad a las acciones que lleve adelante el gobierno después de octubre si los resultados electorales son adversos para Macri.

Cuidado, esto no implica que el gobierno no vaya a ajustar de todas maneras, pero la deslegitimación de una política ajustadora es caldo de cultivo para conflictos sociales, en los cuales los trabajadores están llamados a ser protagonistas, simplemente por ser los que reciben los ataques de manera directa.

El problema sigue siendo Macri

Desde un primer momento nuestra opinión fue la de responsabilizar al gobierno respecto de los despidos en Pepsico, exigirle la estatización de la fábrica bajo control de los trabajadores, porque no puede ser que en un país donde hay hambre y falta trabajo, se cierren fábricas alimenticias o del tipo que sean.

Consideramos que la orientación de la comisión interna de dañar la marca y afectar económicamente a Pepsico (que facturó en los primeros 3 meses de este año 1320 millones de dólares…) deja sin perspectiva el conflicto, quitándole la posibilidad de confluir con tantos otros trabajadores y sectores afectados por la política del gobierno.

Así es que, lamentablemente el mismo día de la represión, un sector de trabajadores de la fábrica en acompañamiento de organizaciones políticas entre los que estaba nuestro partido, se dirigió a Plaza de Mayo para hacer responsable a Macri. El PTS, organización que dirige el conflicto decidió no concurrir a la plaza.

La misma discusión se vio plasmada en el plenario a través del cual se propuso la movilización del martes pasado. En el mismo la orientación de la dirección del conflicto fue la de movilizarse al Ministerio de Trabajo ubicado en Congreso. Nuestra propuesta de movilizar a Plaza de Mayo había generado apoyo en un sector de trabajadores que comprende la necesidad de hacerle pagar al gobierno los costos de su política.

El recorrido de la movilización que paso de visita por la Plaza de Mayo para ir definitivamente al Congreso a realizar un acto y luego montar una carpa, es la reafirmación política de una orientación que no tiene como eje a Macri. La carpa contra el gobierno debió instalarse en Plaza de Mayo, sin dejar lugar a dudas del mensaje de los trabajadores.

Las trabajadoras y trabajadores de Pepsico han hecho un aporte enorme al conjunto de los obreros. La ocupación y la resistencia en los techos vuelven a poner en el imaginario de nuestra clase los métodos de lucha radicalizados que se requieren para defender los puestos de trabajo, así como lo hicieron los obreros de Gestamp ocupando el puente grúa bajo el gobierno de Cristina, o AGR con el actual gobierno.

Ahora más que nunca es necesario orientar el conflicto contra el gobierno exigiendo la estatización de Pepsico bajo control de los trabajadores.

Corresponsal

 

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