Yo quiero personalmente agradecer a todas y todos lo que están acá, a todas esas cartas que llegaron de lugares muy lejanos y de otros lados del Atlántico, a todas las corrientes, todos los partidos, todas las tendencias, los militantes de base, los más dirigentes, los representantes, los grandes, los jóvenes, los amigos, los familiares, compañeros de cursada; habla de las cosas lindas que hay en el mundo, habla del amor, de todos los tipos de amor, habla del amor revolucionario, habla de que es impresionante porque los competidores entre comillas, de Ale, sus adversarios políticos lo tenían allá arriba y nos ayudan a procesar esto, y es tan grande que para un pibe tan gigante, hasta sus adversarios de toda su época lo reconozcan y tengan estas palabras de dolor pero de consuelo.

Y me quería tomar un minuto para agradecer eso porque eso nos abraza, eso nos une, eran un montón, esperamos haber hecho justicia con todos, es difícil hacer esto y organizar esto.

A mí me toca hablar como parte de este partido que Ale construyó, pero también como compañera de la juventud que Ale construyó.

Mi anécdota hoy es una cosa que él me enseñó. A veces todos pasamos por dolor, por dudas, no es fácil querer cambiar el mundo todos los días, nosotros somos todos muy jóvenes, a mí me tocó en esa época tener mis dudas, mi dolor, y una compañera más grande me dijo “andá a militar a secundarios”, y me fui a militar a secundarios un tiempito, a reunirme con todos esos pibes, a comer un poco esos panes caseros, y tener esas charlas y estar en estas escalinatas, hacer reuniones en esa plaza, ir al campo de deportes y estar en algunos ranchos un poquitito. Estaba dolida y esos pibes de 15 años, de 16 años, a mí me dieron perspectiva, me dieron sentido, y lo voy a poner en estas palabras: a mí me ayudaron a lo que fue mi experiencia personal militante como piba, como persona, como revolucionaria, ayudarme a los 25 sentir que resurgía como el ave fénix y a darme un sentido de que nada me iba a parar nunca, y una fuerza, y eso es lo que siento hoy y es lo que tengo para ustedes hoy, esa fuerza de la que esos pibes, con Ale en el centro de todo, le ayudaron a esta grandulona a tener y a estar acá y a dar batallas con ustedes y por ustedes. Y él es esa huella en mi vida, y en la de todos estos jóvenes. Para nosotros como jóvenes hablamos de nuestra historia que es una micro historia, es una pequeña historia de 8 o 10 años, que la historia más general es tan chiquita, pero para nosotros es tan significativa, tan profunda y tan grande y por eso está bueno y les digo, les confieso que obvio, tengo el dolor que tienen muchos de ustedes, y también tengo enojo, por muchas cosas, pero porque lo quería más cerca y lo quería en todo el trayecto.

Y hoy a la mañana leyendo todo ese amor revolucionario que llega de todos los continentes, y los países y en muchos idiomas, y había compañeras traduciendo y compañeros y fue hermoso. Hoy pude entender una cosa que es muy importante y la quiero compartir con ustedes, que me deja Ale. Que es que Ale y todos nosotros acá y los que no están acá, pero están acá, somos todos parte de algo hermoso y mucho más grande, que cuando vos entregás tu corazón, tu presente y tu vida, a una causa colectiva, cuando le entregás a la emancipación de la humanidad una humanidad que no conocés y conocés, vos no morís nunca, entonces yo siento que los socialistas no mueren, que Ale no muere, que Ale está vivo y va a seguir vivo, cada vez que haya una bandera roja, un puño en alto, un pibe que se organice, una piba que se haga feminista, un pibe que lo lea, un pibe que se solidarice con un pibe y una piba negra, con un inmigrante, con alguien de otra nacionalidad, con alguien que le discuta a otro sus ideas y que haya alguien que escuche, con alguien que abrace, con alguien que ame.

Yo siento que hoy tenemos que saber que no hay lugar a dudas que amarlo a Ale es amar su causa, que es ese quien era, como todos los compañeros y amigos decían una sola cosa, con todo eso adentro, y nosotros hoy acá tenemos el deber como jóvenes de madurar un poco más, de entender todo lo que está en juego, todo lo profundo de entregarse, darle la espalda a las dudas, al miedo, levantar la frente y el puño y luchar, y luchar, y luchar, porque el mundo es hermoso, así con sus imperfecciones, como lo amaba Ale, y porque nos da un lugar, nos da espacios para transformarlo, y eso es la juventud y eso es la juventud de Ale, esa lucha de transformarlo todo, de criticarlo todo, de cuestionar todo, de ser amoroso, de ser claro. Así que no tengo mejor manera que decir compañero, amigo, Ale B, ¡presente, ahora y siempre! ¡Y hasta el socialismo! Porque no vamos a dejar de quererlo y construirlo para que vos sigas vivo. Muchas gracias.

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