El pasado jueves 8 de junio falleció nuestro compañero Juan Carlos Felipe. Es con un profundo dolor pero sobre todo con un hermoso recuerdo y mucho cariño que le dedico estas líneas.
Técnico electromecánico, toda su vida estuvo estructurado en grandes fábricas del Gran Buenos Aires. Trabajó en la Ford de Pacheco, en la Pepsi y desde hace varios años en la fábrica Tenaris Siat de Valentín Alsina, entre otras.
Juanca se acercó al Viejo MAS en zona norte, allá por los 90’. A principios de la década del 2000, se encontró militando y ayudando en la consolidación del incipiente Nuevo MAS en Capital Federal. Junto con otras compañeras y compañeros desembarcó en La Boca para fortalecer al partido en esos duros momentos.
Desde mediados a fines de la década pasada se consolidó en la regional de zona sur del Gran Buenos Aires gracias al trabajo en la fábrica del partido de Lanús. Fue ahí donde lo conocí, más precisamente en mi primera pintada sobre las vías del tren Roca.
Lo recuerdo con su mirada crítica y analítica pero sobre todo comprometida con la militancia revolucionaria. Era de esos compañeros que por un lado buscaba constantemente formarse, seguir estudiando y entender más de la teoría, la geopolítica, qué pasa en el mundo (en el último encuentro en la clínica tenía sobre la mesa de luz, junto a los libros de Tolkien, el último número de la revista SoB). Pero que a su vez intentaba volcar todos esos aprendizajes a la tarea cotidiana de la militancia, aportando en la comprensión de la política y en las actividades, en la atención de los núcleos obreros. Su gran obsesión era la de cómo hacer para lograr que el partido sea cada vez más un partido de la clase obrera, cómo generar y profundizar los vínculos con ella. De allí su constante preocupación para aportar en el avance político de los compañeros estructurados más jóvenes y de la juventud estudiantil en general, a la que siempre interpelaba a ir a atender los colegios técnicos de la zona como núcleo de construcción juvenil
Ese posicionamiento tan comprometido con el fortalecimiento y la construcción del partido, se apoyaba en el otro gran rasgo que pude conocer de Juanca, su enorme solidaridad y su preocupación por el otro. Con su personalidad pícara pero sensible y su firme carácter, siempre estaba al pie del cañón, preguntando cómo andabas u ofreciendo su ayuda para lo que se necesitase. Aquí se destacaba su talento no sólo como electricista (incontables conexiones que ayudó a instalar) sino como cocinero, poniendo su casa de Pompeya como punto de “reabastecimiento” a base de guisos en jornadas de fiscalización en Capital, o llevándote una viandita de chucrut de una comilona del laburo para afrontar un sábado de frío en el local.
Pero esa solidaridad no sólo se daba a nivel personal, sino colectivo. Sobre todo tratando de transmitirle a la juventud, mediante sus experiencias de años de laburo, una memoria histórica que pintase a la clase tal cual es, con sus alcances y sus límites, con sus triunfos y sus derrotas, para dar un lugar desde el cual partir. Y si bien desde hace algún tiempo no estaba militando en el Nuevo MAS, hasta los últimos momentos estuvo luchando. Desde su lugar de activista obrero de la UOM el año pasado logró su reincorporación junto con la de sus compañeros de fábrica, y seguía muy de cerca la pelea contra un nuevo atropello patronal convencido de que se iba a ganar.
Esa convicción fue la que el Flaco llevó adelante en toda su vida de lucha en el seno del movimiento obrero, ayudando a los demás a avanzar políticamente y a afrontar la pelea por el socialismo y por la emancipación definitiva de nuestra clase.
Le mandamos (porque no soy solamente yo, sino varios compas de la ya no tan juventud que compartimos nuestros primeros pasos en la militancia con él) un abrazo enorme a su familia, sus amigos y sus compañeros.

Compañero Juan Carlos Felipe ¡HASTA EL SOCIALISMO SIEMPRE!

Cristian Erre

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