Hoy martes 11 de abril, los compañeros se han movilizado al Ministerio de Trabajo de Rosario y han recibido una nueva negativa a impedir los despidos encubiertos. Lo mismo le decían a los compañeros de AGR-Clarín en el Ministerio de Triaca, que se negó sistemáticamente a atenderlos. Macri vetó la ley antidespidos. Los Ministerios de Trabajo nacionales y provinciales siguen la misma línea: promover y avalar los despidos y tratar que no se vean. Todo para garantizarles a los empresarios trabajadores baratos y mansos. Están utilizando los despidos como disicplinador social, es decir, para meter miedo.

Pero estamos en momentos de lucha y, en nuestra humilde opinión, es preciso mirar la realidad a la cara, sacar las conclusiones de la jornada y avanzar por la reincorporación apoyándose en quienes sí los quieren ver adentro, en quienes sí quieren sacarse a los delegados traidores de encima, los compañeros de adentro.

Se ha dicho claramente “o tiran el acuerdo abajo o dejan de ser delegados”. Esto fue apoyado en asamblea por los compañeros. ¡Esa campaña hay que ayudar a prepararla y hacerla masiva dentro de la fábrica! Porque es adentro donde se puede terminar de inclinar la balanza a nuestro favor.

Se ha llegado muy lejos, compañeros: la burocracia del SMATA no pudo organizar carneros el 30 de marzo cuando bloqueamos e hicimos parar la planta desde afuera por 24 horas. Y tampoco puede impedir las asambleas en las puertas de la fábrica. Esto sumado al descontento por trabajar todos los días bajo la presión de la Verde y GM, generando un hervidero dentro de la fábrica. Se puede estar cocinando la posibilidad de cuestionar seriamente al cuerpo de delegados y ponerlo en jaque. Pero hay que ayudar desde afuera para que la bronca de adentro pase a acción.

La burocracia sindical detesta la asamblea de base porque sus intereses están ligados a la patronal, no a los trabajadores. Prefieren las reuniones en los sillones de la gerencia (donde está el billete) que las asambleas. La asamblea es un factor decisivo en esta lucha, porque es el espacio que suelda la relación entre los de afuera y los de adentro. Se necesita una asamblea que desconozca a los delegados, pero hay que prepararse para que esta resolución democrática sea rechazada por la burocracia Verde. En ese caso hay que jugarse a echarlos con el paro desde adentro.

El rol que han jugado los compañeros suspendidos es fundamental. Son las brasas que mantienen la temperatura de la caldera. Pero para echar a los traidores hay que ir hasta el fondo de la cuestión. Los trabajadores deben mostrar que están dispuestos a dejar sin producción la fábrica si los delegados Verdes no se van.

Hay un elemento que mantiene unidos a todos los compañeros: el acuerdo deja a un sector en la calle (que puede ser mayor aún)  y a la vez aumenta la explotación del trabajador. Si los compañeros quieren tirar abajo el acuerdo hay que estar dispuestos a endurecer la lucha adentro.

No quiere decir que sea sin preparación. Así como el fuego necesita oxigeno para crecer, se necesita una campaña interna para hacer sentir nuestra fuerza. Se puede empezar por juntar firmas pidiendo la renuncia de los delgados y la convocatoria inmediata a nuevas elecciones,  seguir con una campaña de escraches en los baños y vestuarios: “Abajo los delegados traidores”; “Elección de delegados Ya!”; “SMATA cómplice de GM”; “Si no renuncian, hay paro”. Hacer volantes clandestinos para tirar por todos lados.  Organizar un “ruidazo” en el comedor.  Lo que sea para ayudar a organizar la bronca adentro y profundizarlo, avivar el fuego que caliente hasta los más escépticos. Y finalmente demostrar en la cancha que los trabajadores no quieren más a la Verde. Los compañeros suspendidos tienen herramientas de sobra para convencer a los compañeros de adentro que hay que preparase para una futura asamblea y hacer una campaña para echar a los delegados. Este es el centro de la cuestión de la pelea en nuestra humilde opinión.

Desde luego colaboraremos en el festival con todas nuestras energías para rodear de solidaridad esta pelea, que es parte de sostener el conflicto. Rosario y el activismo de todo el país deben abrazar a los compañeros de GM.

También sigue siendo necesario nacionalizar el conflicto viajando al centro del país: organizar delegaciones de difusión en Universidades y lugares de trabajo, una movilización al Ministerio de Trabajo de la Nación junto a los compañeros en rechazo al acuerdo o cualquier otra medida, siempre conscientes de que la política de Macri es antiobrera, y que no hay que depositar un gramo de confianza en nadie más que en la fuerza de los trabajadores.

¡Adelante compañeras y compañeros, es hora de ir por todo!

Corresponsal

Dejanos tu comentario!