¡Parémosla con una gran movilización este 24 de Marzo!

Una más… y van. Los días 6, 7 y 8 de este mes que conmovieron a la Argentina están poniendo nervioso al gobierno de Macri y su gabinete. Tienen la certeza de que la movilización a nivel nacional de este próximo 24 de Marzo no va a ser “una más”. No va a ser “una más” ni para los que podamos estar presentes ni para aquéllos que, desde sus casas o lugares de trabajo, la sigan con atención. Porque este 24 de Marzo no sólo va a reflejar que la memoria no está borrada, sino que empezó un malestar creciente entre el conjunto de la población trabajadora.

Por eso arrancaron, precediendo a las amenazas de represión de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con una provocación en la misma Plaza de Mayo, poniendo atriles de 100 kg sobre las imágenes de los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo. La explicación del Ministerio de Medio Ambiente y Espacio Público de la Ciudad fue de que su intención no fue obstaculizar la marcha de las Madres (¿a quién se le puede ocurrir?) sino sólo construir un “espacio histórico” para los que pasean por allí. “Paseo” que transitan mayoritariamente no turistas, sino trabajadores estatales, docentes, estudiantes y las Madres con  su ronda de los jueves. Excusa menos creíble aún cuando, ¡oh casualidad!, ese mismo jueves 16 estaba instalado un operativo policial que impedía el ingreso al lugar de las Madres. Operativo que desarmaron ante el reclamo de éstas de que las dejaran pasar.

Desde estas páginas, más allá de nuestras diferencias políticas con la presidenta de esta emblemática organización de derechos humanos, repudiamos este accionar intimidatorio contra una de las organizaciones símbolo y pioneras en nuestro país de lucha por las víctimas del genocidio.

Porque todo ataque a cualquier luchador/a por la memoria y la justicia, es un ataque al conjunto de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Un ataque en regla para que levantemos las banderas históricas de nuestra lucha que tuvo sus altibajos, pero también triunfos importantísimos. Uno de ellos: lograr que el máximo jefe de la primera Junta Militar del 76, Jorge Rafael Videla, se pudriera en la cárcel. Junto con otros, como que más que de 500 represores hayan sido condenados. Logros que son producto de una lucha denodada, que tuvo sus mártires en las calles, no dádiva de ningún gobierno radical o peronista.

Pero este gobierno quiere imponernos un retroceso en nuestras conquistas. Las “domiciliarias” a los genocidas presos, la reducción del presupuesto a la protección de testigos de los juicios y un largo etcétera, son parte de esta batería de nuevas provocaciones. Por eso, repudiamos este atropello a las Madres porque es un ataque a décadas de lucha contra los militares genocidas y con el claro objetivo de que bajemos los brazos. Hoy como ayer, más que nunca:

¡Son 30.000!

¡Juicio y castigo a todos los responsables!

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