Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer. Alejandra Kollontai

El extraordinario Paro Internacional de Mujeres tuvo un capítulo muy importante en la Argentina. No fue una movilización más de las mujeres. Y no sólo por la masividad y la combatividad del paro y de las 80 mil que copamos la Plaza de Mayo y todas las plazas importantes del país. Los reclamos y las movilizaciones de las mujeres vienen creciendo año a año, por la bronca ante la ola de femicidios, porque el Estado no da ninguna respuesta a las necesidades concretas de las mujeres y menos con el gobierno de Macri que no ha hecho más que recortar todo presupuesto para refugios, vivienda, o siquiera resolver las elementales necesidades de una sobreviviente de femicidio, como es Karina Abregú. A las masivas movilizaciones del #NiUnaMenos en 2015 y 2016, le siguió el primer paro nacional de mujeres el 19 de octubre del año pasado en respuesta al brutal femicidio de Lucía Pérez de Mar del Plata, que movilizó más de medio millón de personas en todo el país.

Pero este 8 de marzo no fue uno más. Porque fue la movilización fue prologada por una enorme y heroica huelga docente, que el lunes 6 llenó  de miles y miles las calles. Y de un acto el martes 7 en el que la cúpula de la CGT se vio desbordada por el reclamo que viene desde abajo, de que pongan fecha al paro general. Como decía nuestra compañera Manuela Castañeira esa misma noche del 8, al terminar la movilización, “fueron tres días que conmovieron todo”.

Estas batallas no son independientes unas de las otras, porque las une el reclamo frente a un gobierno reaccionario y ajustador. Es el gobierno de Macri el que descarga tarifazos sobre las espaldas del pueblo trabajador, que envalentona a los empresarios para despedir y suspender, afectando primero a las mujeres y a los jóvenes, es el gobierno que no pone un peso para resolver ningún problema de las y los de abajo, es el gobierno de los CEOs y de los empresarios, que defiende a Clarín de la heroica toma de los trabajadores de AGR, que ataca al Bauen y a las y los metrodelegados.

El movimiento de mujeres se ha ampliado como nunca, y ha ganado las calles desde hace varios años, movilizando cientos de miles en todo el país, y reuniendo muchísimas organizaciones. Es un movimiento que se supo levantar por Marita Verón y que se reúne masivamente en los Encuentros Nacionales de Mujeres. El que salió a las calles por cada caso, como el de Iara Carmona, Rocío Girat, las hermanas Jara, los casos de niñas obligadas a continuar con embarazos, solo por nombrar algunas.

Las asambleas de las organizaciones del movimiento de mujeres que prepararon el 8M, fueron testigos de una batalla política desde la izquierda, particularmente de Las Rojas, para lograr un documento que definiera a quién dirigimos el reclamo y quién es el responsable de que no haya un peso para resolver las más elementales necesidades de refugios, viviendas, asistencia a las víctimas y trabajo para mujeres, trans y travestis que sufren violencia. El responsable de que sigan funcionando las redes de trata y explotación sexual, que siguen desapareciendo chicas y mujeres. El responsable de que sigan muriendo mujeres por aborto clandestino y se criminalice a las mujeres, como en el caso de Belén.

El 8M demostró que el movimiento de mujeres claramente enfrenta al gobierno. “Sí, se puede. Sí, se puede, el paro a Mauricio se lo hicimos las mujeres”, el cantito más escuchado en la marcha, contrastó con la huida de la burocracia de la CGT, empeñada en mantener la gobernabilidad de Macri, en lugar de responder a la demanda desde debajo de ir a un paro general. La jornada del 8M empezó con acciones como el corte de ruta de las obreras de Textil Neuquén junto a las Ceramistas de esa provincia, la asamblea y paro de las trabajadoras del Hospital Posadas, los ruidazos encabezados por trabajadoras bancarias y estatales en el centro de la ciudad y tantos otros ejemplos. Y culminó el día con un palco en plaza de mayo, con un documento que señaló la responsabilidad del gobierno y reclamó #NiUnaMenos, aborto legal en el hospital, libertad para Higui, basta de redes de trata, trabajo para mujeres y trans y tantos otras demandas.

Tal es la combatividad del movimiento de mujeres que el ministerio de Seguridad de Bullrich no tuvo mejor idea que organizar una razzia, tres horas después de terminada la marcha, para detener compañeras que estaban tomando algo en los alrededores de Av. de Mayo y tenerlas en celdas durante toda la noche en condiciones inhumanas. Pero este amedrentamiento, que generó el repudio no solo del movimiento de mujeres, no alcanza para detener el avance y el ascenso de este movimiento, que es mundial.

En la asamblea preparatoria del 8M hubo también otro debate muy importante, alrededor de la trata y la explotación sexual. De un lado las que dicen defender a las “trabajadoras sexuales”, un grupo de académicas, lideradas por la sindicalista de la CTA Georgina Orellano. Del otro, las que luchamos contra la opresión y la explotación y decimos junto a Alika Kinán, las Madres de Trata y tantas otras luchadoras, que la prostitución es explotación sexual, a la que se ven sometidas cientos y miles de mujeres, travestis y trans por no contar con el más elemental derecho a tener un trabajo digno.

Por un movimiento de mujeres aliado en la lucha con todos los explotados y oprimidos

La conquista que significa un movimiento de mujeres movilizado, de lucha en las calles, que enfrente a los gobiernos es extraordinaria. Una batalla que Las Rojas venimos dando desde hace años. Un movimiento que sea capaz de abrazar la causa de las víctimas y convertirlas en lucha contra el poder, contra el patriarcado, contra los gobiernos. Y ahora, cuando empiezan a despuntar otros movimientos masivos de lucha, hace falta unirse con los que enfrentan al mismo enemigo.

Es el momento de ser parte de las luchas para derrotar al gobierno reaccionario y ajustador de  Macri, para que las mujeres con nuestros reclamos estemos junto a las y los docentes por el triunfo de su huelga; que seamos parte de la exigencia de un paro general activo para torcerle el brazo al gobierno; para construir una movilización enorme el 24 de marzo, para decirle a Macri que ¡sí fueron 30 mil las y los desaparecidos! y que siguen desapareciendo mujeres en manos de las redes de trata que el Estado ampara, por lo que seguimos exigiendo justicia por Marita Verón, Florencia Penacchi, Yamila Cuello y tantas y tantas otras.

Las Rojas, como socialistas feministas, estamos convencidas, y así lo demuestra la historia de las luchas de las mujeres, que la construcción de alianzas con los miles y miles de explotados y oprimidos, con la clase trabajadora, es estratégica para plantearse la emancipación de las mujeres, que es parte de cambiar de raíz el sistema capitalista patriarcal de opresión y explotación. Y es estratégica también en un momento en el que los trabajadores empiezan a levantarse contra el gobierno reaccionario y ajustador de Macri y sus ceos. Las fuerzas combinadas de las y los de abajo posibilitarán derrotar el plan de un gobierno que vino para llevarse puestos todos los reclamos, reivindicaciones y conquistas.

Nos sentimos herederas de esas mujeres rusas que se levantaron el 8 de marzo de 1971, hace 100 años, y encendieron la chispa de un levantamiento general de las y los trabajadores que tiró abajo al Zar y dio comienzo a la Revolución Rusa.  Es el momento de construir una fuerza capaz de cambiarlo todo, vení a construir Las Rojas y el nuevo MAS, sumate a construir la Izquierda al Frente por el Socialismo, para que haya una alternativa política de las mujeres, los trabajadores y la juventud, por el  camino de transformarlo todo, por la emancipación de la clase trabajadora, las mujeres y todos los explotados y oprimidos.

Inés Zeta

Dejanos tu comentario!