FIT: del electoralismo a la nada

Por Fernando Dantés

El año político comenzó agitado y los diversos acontecimientos vienen poniendo a prueba a las fuerzas de la izquierda. A contramano de lo que podría haberse esperado, el macrismo se lanzó con fuerza a acelerar el curso del ajuste en un año electoral. No faltó lucha de clases para intervenir. La heroica lucha de los trabajadores de AGR fue el puntapié inicial de una situación tensa que desembocó en las movilizaciones masivas de los días 6, 7 y 8 de marzo.

La particularidad de este año al interior de la izquierda es que todos estos acontecimientos se dieron con un nuevo reagrupamiento de fuerzas. Ahora hay dos frentes de la izquierda: el ya instalado FIT y la nueva alianza que hemos sellado con el MST, Izquierda al Frente por el Socialismo. Queremos aquí polemizar alrededor de la ubicación unitaria (o no) que ha tenido cada uno en el último período.

Las responsabilidades de la izquierda

Primero hay que poner las cosas en sus debidas proporciones. El FIT está ampliamente instalado y tiene ya sus largos 6 años de existencia. Se ha autoproclamado por largos años como “LA izquierda”. Esta situación lo pone en un lugar de responsabilidad completamente diferente a cualquier otra organización. Ser conocido por amplios sectores te da herramientas de intervención en la realidad mucho mayores, más allá de lo puramente electoral.

Esto adquiere más fuerza aún si tenemos en cuenta que los componentes del FIT se presentan a sí mismos como una “alternativa política” en todo terreno, no solo el electoral.

Los compañeros del PTS han escrito en la editorial de su último periódico impreso (el único en todo el año): “El Frente de Izquierda apoya a los docentes en lucha por un salario digno y una educación mejor en todo el país. El Frente de Izquierda exige un Paro Nacional ya a las CGT, las CTA y todos los sindicatos. Decimos No al ajuste y los despidos.” (Titín Moreira, La Izquierda Diario 03/03). Todo esto estaría muy bien si no fuera pura ficción. La realidad es que el FIT como tal no ha hecho ni dicho nada desde el “histórico” acto de Atlanta. El peligro de estas líneas es el peligro del autoengaño.

La realidad es que han pasado importantes jornadas de lucha sin que nadie se haya enterado de alguna intervención del FIT en tanto tal. La agudización del ajuste, la lucha de AGR, la lucha docente, el histórico paro de mujeres del 8 de Marzo… todo ha pasado sin una sola declaración del FIT, ni actividad unificada… ni absolutamente nada. Cada cual actuó por su cuenta. No sólo eso. También han polemizado entre ellos con una inaudita mezquindad. Es el caso de su intervención en AGR. En sendos artículos virtuales, el PO y el PTS se disparan mutuamente en un tono que puede ser calificado de muchos modos, pero nunca como “político”. Debatir sobre cuál es la mejor orientación para el triunfo de esta lucha testigo es completamente válido. Nosotros no creemos que discutir acerca de quien tiene el aparato más bonito sea precisamente un aporte de ese tipo.

Nobleza obliga, el PTS pareciera haber tomado nota de todo esto y lanzó algunas propuestas de intervención común al resto del FIT… que olvidó rápidamente. Más bien parece que esa propuesta fue formulada de forma defensiva frente a la tangible realidad de una política unitaria de Izquierda al Frente. Esto teniendo en cuenta que no han dicho una palabra ni formulado una opinión pública respecto al surgimiento de nuestro frente, en un acto de clara cobardía política. Tienen espacio en su portal digital para hablar de ranas radioactivas pero no para tomar nota del surgimiento de un nuevo frente de izquierda. Por eso siguen hablando descaradamente del FIT como la “única” candidatura de izquierda.

 

Podemos decir que nuestro nuevo frente ha logrado adoptar otra actitud. No sólo hemos elaborado un programa común con una clara base de independencia de clase, también hemos lanzado dos manifiestos frente a la situación política, un cartel de apoyo a los trabajadores de AGR, otro de convocatoria al 8 de Marzo, columnas comunes el 20 de Diciembre y el 8 de Marzo, etc. Por supuesto que este camino es muy incipiente. Durante muchos años nuestras organizaciones han tenido profundas diferencias. Sería completamente oportunista hacer de cuenta que no existieron (y existen). No obstante, nuestros primeros pasos son alentadores. Aún no comienza la campaña electoral y hemos dado varios pasos de intervención común en el ámbito de las luchas.

 

Esta situación que describimos es así incluso teniendo en cuenta que nuestro frente no tiene ninguna responsabilidad objetivamente planteada para hacerlo. Apenas comienza la instalación de la Izquierda al Frente, no ha pasado aún por ninguna campaña electoral y aun así hemos intervenido unitariamente en otros frentes.

Ni una cooperativa electoral

Durante años hemos polemizado con los compañeros del FIT por su electoralismo. Esto no significa criticar que hayan cerrado un acuerdo exclusivamente electoral por una cuestión de principios. Alcanzar listas comunes en las elecciones con un contenido de independencia de clase es progresivo, aunque sea limitado. Lo que cuestionamos es la política de subordinar toda intervención en la realidad a su acuerdo electoral. Un claro ejemplo es el boicot al Encuentro de Racing del año pasado. Desde las organizaciones clasistas y anti burocráticas tenemos una responsabilidad enorme a largo plazo con el movimiento obrero. Hay un proceso latente entre la base de trabajadores de cuestionamiento a las cúpulas sindicales. Su expresión más aguda fue la rebelión del pasado 7 de marzo en el acto de la CGT por la exigencia del paro general. Tenemos la tarea de ir dando incipientes pasos de construcción de una dirección sindical alternativa y el FIT ha sido un obstáculo en ese camino y nada más.

 

Sin embargo, hoy el FIT no es ni siquiera eso. El lanzamiento unilateral de candidaturas por parte del PTS ha dejado en evidencia que no pueden afrontar de forma unificada… ¡Ni una campaña electoral! La dinámica mezquina de pisoteo mutuo no para de profundizarse y ha devenido en una gran incertidumbre respecto a las elecciones. El PO e IS han salido al cruce de estos anuncios. Sin embargo, el problema es mucho más profundo que los resultados de una conferencia de prensa. Es el resultado de una política mezquina de conteo de costillas que viene de hace un buen tiempo, en el que la preocupación por apoyarse en el peso electoral ganado para intervenir en las luchas no existe, sino sólo aprovechar cada oportunidad para ganar de forma artificial, ultimatista y cuasi burocrática un monopolio de la izquierda que no se gana en la política sino en la guerra de (mini) aparatos.

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