La salida para los trabajadores no vendrá apoyando a los patrones

Para el martes 7/3 la CGT ha convocado a una marcha al Ministerio de la Producción en Diagonal Sur y Belgrano. La movilización viene difundiéndose ampliamente y está instalada entre sectores de los trabajadores que la ven con simpatía cuando crece la bronca contra el gobierno de Macri.

La convocatoria ocurre en medio de una coyuntura marcada por la aplicación de una nueva fase del ajuste. La propuesta para los docentes de un aumento que no supere el 18% en 4 cuotas es una lisa y llana provocación. Esto se hace evidente cuando se considera, además, que todos los analistas económicos insisten en que la inflación alcanzará este año al menos el 25%; lo que demuestra, por otra parte, que las afirmaciones de Macri de que estaría entre el 12 y 17% son una pura y simple ficción.

Lejos de dichas cifras es el propio gobierno el que con los sistemáticos aumentos de tarifas alimenta la remarcación de los precios todos los días. La realidad es que la inflación sigue en alza. Para colmo, el salario viene de una caída del 10% real en el 2016, caída que Cambiemos está juramentado a no reponer.

El objetivo del oficialismo es bastante obvio: garantizarle a los empresarios una caída del salario real que sumando dos años consecutivos signifique una sustancial recuperación de sus ganancias; no por nada una mayoría creciente siente que Macri gobierna pura y exclusivamente para los ricos.

Por si esto fuera poco los despidos están incrementándose. Días atrás hubo 600 suspensiones en Volkswagen Pacheco en medio de un operativo policial intimidatorio. El objetivo: que los trabajadores firmen sin chistar lo que todo el mundo considera pueden ser despidos (el SMATA gremio convocante a la jornada del 7, no movió un dedo ante las mismas).

Las suspensiones y despidos no afectan solamente a las automotrices. En muchas empresas de la industria están aconteciendo suspensiones y despidos crecientes; incluso cierres de planta como es el caso de los compañeros de AGR-Clarín (que pasados cuarenta días de reclamo siguen siendo olímpicamente ignorados por Triaca y Macri).

El ajuste viene golpeando duro y Macri pretende ahora escamotearlo detrás de un demagógico lanzamiento de la campaña electoral donde la tónica dominante es jugar el juego de la polarización (cuestión que también le interesa al peronismo y los k): las únicas “alternativas” serían el ajuste neoliberal de Cambiemos o la fracasada administración kirchnerista de los doce años anteriores; falsas alternativas que sectores crecientes de los trabajadores comienzan a rechazar.

En esta coyuntura ocurre la convocatoria de la CGT a la concentración del martes 7. Luego de un año entero en el que la CGT se negó a convocar a un paro general, ahora tenemos este llamado a una movilización que no parece ser una parada hacia dicho paro general sino lo contrario: una maniobra para pasarle la pelota luego al gobierno (gobierno que se sabe que no dará ninguna respuesta favorable) para recién después volver a evaluar si se convoca al paro general…

Pero, además, está el problema de las características de la jornada del 7. Los dirigentes cegetistas se están cuidando de que la convocatoria no sea realmente una medida de lucha: esto se demuestra tanto por el programa con el cual se la está llamando como por sus convocantes (sin olvidarnos de lo ya señalado de que, a priori, no será una plataforma para lanzar el paro general).

El programa de la concentración no es el de una convocatoria de los trabajadores por sus propias reivindicaciones. El hecho que la convocatoria sea al Ministerio de la Producción, indica la voluntad manifiesta de ampararse detrás de los “empresarios nacionales”, no de reclamos de los trabajadores como el salario y el empleo, en defensa de los convenios, contra la precarización laboral: “Para garantizar la concurrencia (…) una porción importante de los gremios industriales (…) se toparon con unos colaboradores nada despreciables: los empresarios. Más allá de los que vociferaron su respaldo explícito a los reclamos de la CGT en las últimas semanas, son incontables las firmas que veladamente hacen un guiño y permiten la asistencia de su personal al 7M” (Infogremiales, Jorge Duarte, 3 de marzo del 2017).

Desde ya que hay que rechazar la pérdida de puestos de trabajo que están ocurriendo a partir de la apertura de las importaciones. Pero esto hay que hacerlo desde un programa de los trabajadores: no atar a estos al carro de las necesidades de la patronal cualquiera sea el sector empresario del que se trate.

Una demostración de esto que señalamos es que solo unas pocas semanas atrás los líderes de la CGT que son diputados votaron de manera favorable la archipatronal nueva ley de ART que es evidente no beneficia a ningún trabajador pero si es enormemente favorable a la patronal; es decir: ¡a muchos de los empresarios que acompañarán a la CGT en la jornada del 7!

Más allá que los sindicalistas de la CGT (y tampoco los de la CTA, también convocantes a la jornada) nunca se han caracterizado por levantar un programa obrero independiente, un interrogante tiene que ver con las razones específicas de esta convocatoria cegetista: busca colocar a los trabajadores como furgón de cola de un programa empresarial; a la vez que se ata a los trabajadores al carro del peronismo (en cualquiera de sus versiones), buscando evitar que su bronca creciente contra Macri se canalice por la izquierda. De ahí que el PJ haya adherido a la convocatoria, lo mismo que sus representaciones parlamentarias, intendentes, etcétera.

La resultante es que se termina desnaturalizando una convocatoria que no tiene un programa claro, que no configura una jornada de lucha, que aparece atada al carro de los distintos sectores del peronismo y que, a la vez, aparece desvinculada de una posible convocatoria al paro general, por lo que no termina sirviendo para lo que muchos trabajadores esperan: que sirva como una jornada de lucha para darle un golpe al gobierno.

Y esto así en la medida que la CGT sigue decidida a cuidar la gobernabilidad del gobierno de Cambiemos por encima de todo: “Muchos son los que hacen notar por estas horas que, a pesar de los cortocircuitos, los cegetistas todavía no le coparon la Plaza de Mayo a Cambiemos, y eludieron el tradicional punto de reunión para los reclamos gremiales y sociales” (Infogremiales, ídem).

De ahí que, por otra parte, la convocatoria del 7 no tenga como uno de sus centros el reclamo salarial y la lucha de los docentes contra las provocadoras propuesta de Macri y Vidal y tampoco incluya el apoyo al paro internacional de mujeres que ocurrirá inmediatamente al otro días; un rasgo centralizador de todos los reclamos y luchas que solamente podría darlo si fuera un paro general.

En estas circunstancias el día 7 no participáremos como partido en la convocatoria de la CGT; sí lo haremos con nuestras agrupaciones sindicales entendiendo que muchos trabajadores y trabajadoras tienen expectativas en la jornada y que de alguna manera hay que acompañarlos en su experiencia.

Al mismo tiempo volcaremos todos nuestros esfuerzos para trasformar en un día histórico el paro internacional de mujeres y la movilización del 8 de marzo, así como apoyaremos las medidas de lucha de los docentes del lunes 6 y el martes 7 próximos.

Comité Ejecutivo del Nuevo MAS, 3 de marzo del 2017

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