Sandra Ayala Gamboa era una joven de origen peruano que llegó a la ciudad de La Plata a finales del 2006, con la expectativa de estudiar medicina y trabajar. Había venido con su novio, a vivir en una pensión ubicada en el centro. Unos meses después, en febrero del año próximo, fue encontrada asesinada y violada en el ex archivo de Rentas, que estaba en construcción. Se había acercado hasta el lugar con un hombre que le había prometido un trabajo. El cuerpo de Sandra pasó seis días en descomposición en la dependencia pública provincial, hasta que fue encontrado por un bombero. Ningún funcionario público manifestó haber visto el cuerpo.

El femicidio de la joven peruana desencadenó que en la ciudad de las diagonales se pusiera de pie un movimiento que, aunque incipiente, iba a sentar las bases del movimiento de mujeres platenses, del cual  Las Rojas fuimos parte desde el primer momento. Codo a codo con Nelly, la mamá de Sandra, que había llegado a nuestro país ni bien se enteró de la desaparición de su hija, muchas activistas se pusieron a la cabeza de organizar movilizaciones en exigencia de justicia por el femicidio y con una clara denuncia al entonces gobierno de Felipe Solá, sus funcionarios públicos y la comisaría Primera de La Plata, que habían sido encubridores de los femicidas y violadores de Sandra.

Luego de mucho camino recorrido, se llegó al año 2012, donde a través de un juicio oral se condenó a José Cadícamo, el hombre que había citado a Sandra en el edificio de Rentas, a la pena de reclusión perpetua. Fue todo un triunfo de la movilización, porque es sabido que en la mayoría de los casos de femicidio, los autores quedan impunes. Sin embargo, la justicia se encargó de encarcelar al único sujeto que no tenía vínculos explícitos con el poder público, y así desestimó las pruebas de ADN que incriminaban a –por lo menos- cuatro sujetos más, que ¡oh, casualidad!, eran miembros de la policía bonaerense. En el mes de mayo del año 2016, el fiscal Cartasegna toma la decisión de cerrar la causa que investiga la participación directa de estos efectivos policiales. Nelly recién toma conocimiento de esta situación en el mes de noviembre, pidiendo de inmediato que el fiscal Cartasegna sea removido de su cargo, pedido que aún no ha sido tomado en consideración por la justicia patriarcal.

Así las cosas, desde hace diez años hasta hoy, sobre la calle 7 entre 45 y 46 puede verse un mural que cubre la fachada del edificio de Arba –ex Rentas-, que es símbolo de la resistencia del movimiento que nació hace diez años, y que no está dispuesto a que este –ni ningún gobierno- reabra sus puertas como si no hubiese pasado nada. Fue gracias a la lucha que se instaló la idea de que la muerte de esta joven era un femicidio, y hoy este caso es el símbolo de un camino recorrido entre las y los familiares de víctimas y las organizaciones del movimiento de mujeres.

El caso de Sandra hizo que el movimiento conozca las caras que hay detrás de la estadística que muestra que una mujer es asesinada cada dieciocho horas. Cada familiar de víctima de femicidio se ha convertido en referente por la lucha del movimiento. Y eso es gracias a la política que organizaciones como Las Rojas hacemos carne en cada caso.

Hace unas semanas atrás, en la localidad de Punta Lara fueron encontradas dos mujeres asesinadas también de nacionalidad peruana en un caso que se presume que tuvo que ver con un intento de captación para una red de trata. El caso resonó por los medios de comunicación, porque el femicida estivo prófugo de la justicia por unos cuantos días. Lo cierto es que si una mujer es pobre y migrante, la justicia se tomará todas las licencias para buscar con tranquilidad a los asesinos, y si hay un entramado más profundo que comprometa a las instituciones del Estado, se encargará de mantenerlo en secreto.

Hoy en tiempos donde se han recrudecido las cifras de femicidios, donde se condena a las mujeres por defenderse de sus abusadores, donde se niega el acceso al aborto legal, donde el ajuste golpea fuerte a las trabajadoras y trabajadores, salimos a la calle. Este 8 de marzo tenemos una oportunidad histórica. En nuestro país, y en treinta países más, resonarán las voces de aquellas que son la cara detrás de la estadística; las voces de las que caminamos codo a codo con aquellas que transforman el dolor en lucha. Un movimiento fuertemente opositor a las políticas neoliberales de ajuste para los explotados y oprimidos saldrá a las calles en todo el mundo, tomando el método histórico de la clase obrera, presionando a las centrales sindicales que son funcionales a la desmovilización; contra los Trump y los Macri y que puede –y tiene que- servir como punta de lanza para que otros sectores tomen las calles con sus reivindicaciones.

Este 8 de marzo salí a la calle con Las Rojas

#NiUnaMenos. El gobierno de Macri es responsable

Noe- Las Rojas La Plata

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