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Desde el 14 de diciembre la comunidad científica de todo el país se puso de pie para enfrentar el brutal recorte que la política del gobierno macrista está llevando a cabo sobre este sector. Ante el escándalo que generó la noticia de que hubo nada más ni nada menos que 508 postulantes para el ingreso a carrera en CONICET cuyos puestos de trabajo fueron denegados por motivos netamente políticos comenzó a gestarse un plan de lucha que, si bien fue propuesto inicialmente por una agrupación que ha tenido el rol de dirección en este conflicto -me refiero a JCP (Jóvenes Científicos Precarizados)- , ha excedido por muchísimo los límites del CONICET e incluso del ámbito científico despertando solidaridad y apoyo entre docentes, estudiantes, trabajadores de distintas ramas e incluso vecinos que no se cansaron de acercarse al Polo Científico ubicado en Paraguay y Godoy Cruz para expresar su adhesión al reclamo.

A partir del lunes 19 de diciembre los becarios, investigadores, miembros de la comunidad científica, estudiantes, docentes, etc. votamos en asamblea la toma del edificio que corresponde al Ministerio de Ciencia y Técnica (MINCyT). Si bien con algunas dificultades, esta medida de fuerza generó que el Ministro Barañao o funcionarios enviados por él se sienten a negociar con los representantes de las agrupaciones que estaban sosteniendo la toma así como también con algunos representantes de los 508 afectados por la expulsión. Desde las primeras negociaciones la patronal planteó que iba a ofrecer la extensión de la becas posdoctorales a aquellos que tienen este tipo de beca vigente y que estaba en tratativas con otros organismos y universidades para reubicar a los investigadores en dichos espacios. Por unanimidad las asambleas rechazaron masivamente estas propuestas por ser consideradas insuficientes bajo los argumentos que implicaban más precarización laboral e incertidumbre para los trabajadores. Desde la misma dirección de JCP se dijo que no era viable la propuesta de la reubicación, por ejemplo en Universidades Nacionales que tienen miles de docentes ad honorems esperando una renta hace años, este mecanismo de “entrar por la ventana” resultaba inadmisible.

En virtud de esto, día a día las asambleas rectificaron la medida de lucha, la toma se sostenía a como de lugar con un objetivo claro: EL INGRESO DE LOS MAS DE 500 COMPAÑEROS A CARRERA DE INVESTIGADOR EN CONICET. A pesar de la campaña de desprestigio que este gobierno conservador se ocupó de generar a través de los medios masivos de comunicación y las redes sociales, resultaba innegable que la opinión pública estaba dando apoyo a los científicos: cada día de la toma las asambleas eran más numerosas, llegaban más adhesiones, el apoyo de los transeúntes y vecinos se hacía sentir más y más. Los rumores de la inminente renuncia de Barañao se hacían cada vez más fuertes. Fue en este contexto y bajo un accionar completamente conservador que JCP decidió levantar la medida de fuerza, aceptando la propuesta del gobierno de extender las becas posdoctorales por un año (medida que beneficia solo a un porcentaje de los afectados, ya que muchos de ellos cuentan con becas que vencen en 2018) y otorgar becas extraordinarias por el mismo periodo a aquellos que no contaran con las mismas. En segundo lugar, reubicar a los postulantes rechazados en organismos de Ciencia y Técnica nacionales y en Universidades Nacionales. Es decir, ¡las mismas propuestas que habían sido rechazadas días antes!

Desconociendo la voluntad de muchísimos compañeros afectados del interior del país quienes votaron en forma unánime el rechazo a este compromiso miserable (tales son los casos de Córdoba, Santa Fe, Cuyo, etc.) y de muchos compañeros presentes en la asamblea quienes expresaron claramente su voluntad de continuar con la medida de fuerza, pasar navidad en el CONICET- como se venía sosteniendo desde hacía días- para ir por las 500 reincorporaciones, la JCP bajo una clara maniobra propuso únicamente la votación de la moción por la aceptación de la propuesta del gobierno “como piso para la lucha de febrero”, eludiendo la votación de la contra moción que planteaba el rechazo al acuerdo y la continuidad de la medida de fuerza.

No podemos calificar de “triunfo histórico” y de “reincorporaciones” una serie de concesiones ambiguas que continúan con la precarización de los trabajadores de la ciencia en nuestro país y plantean un puñado de promesas inviables. Es necesario dejar en claro que no se le torció el brazo a la política ajustadora de este gobierno, a pesar de que la lucha llevada a cabo por el conjunto de los trabajadores fue de las más importantes en lo que va del año. Si bien esta victoria fue parcial, podemos decir que deja abierto el camino para reagrupar fuerzas en febrero, momento en el que los trabajadores debemos estar unidos y movilizados para arrancarle definitivamente a este gobierno la reincorporación efectiva de los más de 500 científicos a la carrera de investigador en CONICET. Para luchar por un modelo de ciencia que no esté al servicio de las empresas y sus ganancias sino al servicio de los trabajadores y el pueblo digamos NO AL AJUSTE EN CIENCIA Y TÉCNICA.

Becarios de La Fuentealba

 

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