Por Sebastián Viborg


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Luego de 21 días de una ardua pelea contra el bloque gobierno, patronal, burocracia y justicia, los choferes de la línea Este abrieron una grieta importante, rompiéndole el brazo a la patronal y al gobierno. Es un primer gran triunfo en el camino de doblegar también a la conducción podrida de la UTA de Pedroza , imponiéndole la elección de delegados de base que representen verdaderamente los intereses de los choferes.

Hubo cuatro momentos importantes que marcaron el camino; el primero fue el no haberse doblegado luego de la represión mandada por el gobierno de Vidal y Garro al servicio de la patronal con la que intentaron quebrar el paro y la ocupación que llevaba una semana, instalarse en 7 y 50 en repudio a la represión y lograr que esa misma noche todos los choferes fueran liberados.

En la calle se procesó un debate con posiciones encontradas entre las corrientes que hasta el momento apoyábamos la lucha: el PTS opinaba que era un error volver a la ruta con el argumento de que los iban a volver a reprimir y aconsejaba hacer un conflicto más político en el centro. Nosotros sosteníamos que era central que no se normalizara el servicio y que, la necesaria politización no podía ser contrapuesta al paro y las acciones de los trabajadores de la Línea Este. Nuevamente, al igual que en el período de los conflictos de Gestamp y Lear, teníamos opiniones encontradas y nuevamente, a una semana de duro conflicto, el PO balconeaba la lucha, incluso sin reflejos ante la represión por la que apenas movilizó a un sector de su militancia. Recién después se volcó.

El segundo momento clave, entonces, fue el haber vuelto el martes 25 a la mañana a la Ruta 11 garantizando el paro con la acción directa de los choferes tomando los colectivos, poniéndolos al costado de la ruta y desinflando las gomas. Luego de esa acción a la patronal no le quedó otra que suspender el servicio, poniéndola en crisis.

Luego de esas primeras batallas ganadas por los trabajadores, el Ministerio de Trabajo les dio la espalda mostrando cada vez más a los choferes que el bloque antitrabajadores era férreo. Nuevamente, la definición fue volver a ruta 11 a unas cuadras de la terminal a las 5 de la mañana a garantizar el paro. Tercera definición importante de reafirmación de la lucha.

La patronal, junto con el gobierno y la burocracia, retomaron la iniciativa e hicieron funcionar los colectivos custodiados con la policía, aunque de manera limitada, ya que con los carneros no alcanzaban a cubrir todos los recorridos, cortándose el servicio temprano. Esta situación tensó a los trabajadores entre seguir el camino de la legalidad o ir a acciones más radicalizadas para garantizar que el servicio no funcionara: ese estado asambleario fragmentado se mantuvo  incluso cuando apareció esta vez la justicia, el lunes 31 de octubre, abriendo un canal de diálogo y mediación que rápidamente fue cerrado porque ofrecía a todos adentro menos a los 5 postulados como delegados.

El 1° de noviembre los choferes vuelven a tomar la iniciativa y en un marcha hacia 7 y 50, acompañados por la Línea 60, otras líneas combativas y la izquierda, vuelven a las acciones directas, esta vez no sólo parando a los colectivos Este sino a todos los que pertenecen al monopolio del empresario Corbelli; fue una parada difícil porque se hacía con los usuarios arriba, se corría el riesgo esta vez de poner a los demás trabajadores en contra de los choferes.

La burocracia polarizó y ni lenta, ni perezosa, llamó a un paro carnero por tiempo indeterminado para intentar que la solidaridad mantenida con los trabajadores hasta ahí, se rompiera. Definitivamente la mañana siguiente era un momento crucial para la lucha, pero el gobierno de Garro leyó que semejante medida de la burocracia llamando a un paro en toda la región podía jugarle en contra políticamente y “mágicamente” temprano los colectivos volvieron a funcionar y el paro carnero fue derrotado.

Esa misma mañana los choferes hicieron una conferencia de prensa en la CTA encabezada por Roberto Baradel y los choferes, en la que el Nuevo MAS estuvo presente, junto con SUTEBA La Plata y otras organizaciones, donde explicaron que lo único que quieren es que la UTA, conducida por Pedroza, convoque a la elección de delegados para defenderse de los ataques de la patronal a sus condiciones de trabajo.

Los siguientes días los choferes se concentraron al frente del municipio haciendo fondo de huelga y difundiendo el conflicto; la solidaridad de los usuarios y trabajadores no se había roto, los propios choferes de otras líneas ponían para el fondo de huelga mostrándoles que la lucha de los choferes del Este también era de ellos, por abajo la bronca contra la burocracia de la UTA se hacía notar, era extendida. El estado asambleario fragmentado continuaba ya que la presión que sentían los choferes porque el servicio, aunque acotado, funcionaba, los ponía a la defensiva.

La negociación en la justicia era a cambio de no tomar medidas de acción directa. Desde el Nuevo MAS opinábamos que la negociación era un subproducto de la lucha y que no se podía alargar mucho más, que la única carta que tenían los choferes era que el servicio no funcionara, porque si el servicio se normalizaba no tenían nada con qué negociar y el tiempo jugaba a favor del bloque patronal, burocracia y gobierno. Las acciones directas, entonces, fueron claves y seguían siendo claves para negociar, debían discutirlas entre ellos y llevarlas a cabo por los choferes acompañados por nosotros para lo que necesitaran, para detener el servicio y denunciar al gobierno de Garro como responsable político de tener la llave para resolver el conflicto.

El domingo 6 los trabajadores, junto a sus familias, hicieron un festival y las distintas organizaciones que los acompañamos. El estado en general de los trabajadores ese día era la de la desconfianza en que salga la medida cautelar y la necesaria radicalización para detener el servicio, una vez más entendiendo que esa era su única carta de negociación luego de que uno a uno los canales legales se les habían cerrado.

El lunes 7 fue un día duro. Los choferes desde el primer momento de esa mañana sabían que era la última carta legal que les quedaba, que si no salía debían redoblar la lucha y garantizarla sí o sí como único camino. La tensión era evidente, pero a las 14 horas aparecieron los 5, con señales de que algo favorable se traían bajo el brazo, los jueces le dieron la cautelar, ordenaban a la empresa a normalizar el servicio con todos los trabajadores en huelga, la obligaban a no tomar ninguna represalia contra los choferes, obligaban a darles de alta los 5 postulantes a delegados, a dos de ellos darles tareas en las siguientes 48 hs y licenciaban a los tres restantes con goce de sueldo, como si el despido no hubiese existido. Esta cautelar obtenida fue subproducto de las acciones directas de los choferes de no dejar en momentos claves que se normalizara el servicio, no les quedó otra que largar la cautelar, porque el conflicto se les estaba yendo de las manos completamente al gobierno de Garro.

Al cierre de esta edición lo que queda de suma importancia es que se efectivice la entrada de todos y cada uno de los choferes sin represalia, que dos de los cinco puedan, además de trabajar, ejercer de hecho su condición de delegados y pelear para que los tres restantes puedan volver a trabajar y no quedar en ese limbo legal de pertenecer a la empresa pero no poder entrar. Para nosotros es importante, más allá de lo firmado, no depositar ninguna confianza y estar atentos a las trampas que puedan aparecer porque todavía, en definitiva, lo que queda por ganar es que la UTA largue la elección de delegados para que de una vez por todas los choferes tengan su organización sindical de base.

Los choferes de la línea Este muestran el camino de cómo se debe pelear contra el gobierno, las patronales y la burocracia, que están de acuerdo en que el ajuste lo paguemos los trabajadores con bajos salarios, peores condiciones laborales y si es necesario para doblegarnos, la represión; pero estos trabajadores demostraron que hay reservas de lucha, que al gobierno de Macri no se le va hacer tan fácil cambiar la relación de fuerzas, esta fue una primera batalla de cómo hay que enfrentarlo, de cómo hay que frenarlo y que es necesario derrotarlo en las calles con los métodos históricos de la clase obrera.

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