A más de tres años de la asunción del papa argentino, según los sociólogos del Conicet especializados en religión, no se ha producido un aumento de la influencia religiosa de la Iglesia: no hay más fieles, cuesta cada vez más que los jóvenes se hagan curas y monjas, y no ha habido ningún crecimiento en la incorporación de los dogmas católicos a la vida personal y sexual de los ciudadanos (La Nación, 13/3/2016).

Aparte de su reciente amenaza a los paganos que esparcen gratis las cenizas de sus muertos en el jardín en lugar de pagarle católicamente a un cementerio, en general Francisco ha preferido aparecer perdonando a los pecadores y dejar el dogma al cuidado de otros personajes de la iglesia, reservando su propia figura para temas más terrenales, como el sostenimiento del orden capitalista frente a la crisis social generalizada que se avecina en la Argentina de Macri.

Y en este aspecto, el papa viene haciendo pesar su influencia en varios niveles. Las bendiciones que reparte tienen un contenido político, como el rosario que le envió a Milagro Sala luego de su detención y el que le acaba de regalar a Gils Carbó en medio del intento de Macri por destituirla. Por estos días también se reunió con Casanello, el juez federal que tiene la causa de Cristina por su relación con Lázaro Báez y la de Macri por las cuentas offshore.

 

Desarmando la huelga y armando lista para las elecciones

 

En conversaciones con el ex diputado K Domínguez, Francisco expresó su preocupación por la fractura del peronismo y le pidió intentar “una gran interna peronista en la provincia de Buenos Aires”, en la que se enfrentarían Cristina y Randazzo, a partir de la cual se logre presentar una lista unificada para oponer al macrismo. También manifestó su enojo con Massa porque está armando su partido por fuera del peronismo.

Pero el papa no se limita a operar en la interna del PJ, apunta sobre todo a intentar llegar a las elecciones de 2017 sin grandes conflictos sociales. Su segunda reunión con Macri fue muy distinta que la primera: duró una hora, hubo sonrisas y se celebró la inclusión de siete mil niños en la AUH. Antes de eso, Francisco había influido en la decisión de la CGT de no convocar al paro general.

Según Gustavo Vera, vocero informal del Vaticano, Francisco “impedirá un estallido social en Argentina” y ayudará para que Macri pueda concluir su mandato: “Estamos viviendo una crisis profunda, la gente está sufriendo mucho. Pero en Argentina hasta ahora ninguna protesta ha acabado mal y en eso tiene mucho que ver la gente del Papa. Muchos los movimientos que protestan se inspiran en él. Igual que frenó los intentos de golpe contra Cristina Kirchner, cuando les decía a todos los que iban al Vaticano ‘cuiden a Cristina’, va a proteger el mandato constitucional de Macri”.

El papa intenta cumplir el papel que en otros momentos cumplieron los líderes del peronismo: presionar un poco al gobierno reclamando medidas contra la pobreza para que la situación no se desmadre, desactivar las luchas de los explotados y encausar el proceso hacia las elecciones.

 

Organizando su propio movimiento social

 

Además de nombrar cuarenta nuevos obispos, “más comprometidos en su acción por los pobres”, para contrapesar a una jerarquía eclesiástica demasiado oscurantista y muy pegada al gobierno, que no sirve para nada a la hora de contener estallidos, Francisco nombró asesor del Consejo de la Justicia y la Paz del Vaticano a Juan Grabois, un joven abogado católico peronista, fundador y dirigente de la CTEP (Central de Trabajadores de la Economía Popular).

Grabois trabaja con Bergoglio desde el 2007 más o menos, antes de que fuera papa. Su movimiento organizó junto a Barrios de Pie la movilización del mes de julio pasado “contra la pobreza, por el pan y el trabajo digno”, sacando a miles de desocupados a la calle.

Pero, como buen hombre de Francisco, Grabois se muestra bien dispuesto a la hora de hacer las paces con Macri. Luego de ser invitado por el gobierno al acto oficial donde se extendió el beneficio de la AUH, en una entrevista con Radio Belgrano declaró que “tenemos mejor diálogo con este gobierno” que con el kirchnerismo, aunque “hay problemas que no se resuelven”, y que “los movimientos sociales tenemos una maduración suficiente para poder cooperar con el Estado en proyectos puntuales, a pesar de que seamos críticos a una orientación política y económica que va en contra de nuestros compañeros”.

Su organización recibió recientemente la personería social, que ya habían comenzado a gestionar con Tomada y que fue otorgada ahora por Jorge Triaca, el actual ministro de Trabajo, lo que les permite reclamar y peticionar ante el Estado.

 

Los papistas quieren acabar con los movimientos sociales independientes

 

El actual momento de distensión con el gobierno no descarta para nada que el movimiento del papa vuelva a movilizarse. Ante la segura resurrección de los movimientos de desocupados a medida que la crisis se profundiza, la iglesia se construye un movimiento propio para no dejarle la dirección de este sector a la izquierda: del Argentinazo aprendieron todos.

Por si las movilizaciones y las barbas de sus dirigentes hacen que alguien crea que el CTEP es algo parecido al movimiento piquetero independiente de fines de los 90 (como parece creer el Frente popular Darío Santillán, que ya se metió adentro), terminamos la nota con algunas perlitas del compañero Grabois explicando por qué los sectores populares tienen que rechazar a la izquierda y ser dirigidos por el Vaticano:

“Las contradicciones inducidas por sectores de poder, secundarias desde el punto de vista del campo popular, tienen que ver con cuestiones dogmáticas y de fe de la Iglesia como el aborto. Se plantea y se fomenta esa contradicción porque sobre todo en América Latina las luchas contra el imperialismo siempre se fortalecieron cuando hubo una integración fuerte con los sectores cristianos. Hay un iluminismo liberal que es inducido por los sectores de poder y busca constituir eso como un obstáculo”.

“El intento por vincular a Bergoglio con la dictadura vino de la CIA que funciona en la Argentina con tres organismos: la Fundación Ford, el British Council y el National Endowment for Democracy (NED) que financian a los voceros de izquierda”.

“En Bergoglio encontramos una provocación al sentido común de la izquierda, que es un rechazo liberal ilustrado y prejuicioso a las tradiciones católicas de nuestro pueblo”.

“Jaime De Nevares, Angelelli, Hesayne, Novak eran obispos, parte de la jerarquía. La mayor parte de la jerarquía apoyó a la dictadura pero no toda. El 20 por ciento de los obispos tenía una posición recontra comprometida. El poder no está en la Iglesia hoy, está en otro lado, en el capital financiero y en el poder militar. La Iglesia es objetivamente un freno a la penetración imperialista y un adversario del avance del capital”.

Así que, chicas, dejen de boicotear la lucha antiimperialista con esas cosas secundarias para el campo popular como el derecho al aborto y la complicidad de la iglesia con la dictadura, rechacen la huelga general y los dineros rojos rojillos del British Council y caminen atrás de Francisco descalzas y embarazadas, así Macri les extiende la AUH hasta 2019, cuando podrán realizarse votando al PJ. Francisco dixit.

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