Antonio Soler


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Como era de esperar, la coalición de gobierno encabezada por Michel Temer (PMDB), pasadas las elecciones municipales, emprendió una intensa ofensiva contra todos los trabajadores y la juventud. Esta ofensiva tiene en la Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) 241/2016 –que congela el gasto público de la Unión por un período de 20 años- su buque insignia.

El «PEC del fin del mundo» en el centro de la ofensiva reaccionaria

Este martes 25 de octubre, la Cámara de Diputados aprobó, en la segunda ronda de votación, la PEC 241, que ahora pasará a tramitarse en el Senado. Como se trata de una enmienda a la Constitución, para ser aprobada debe tener 2/3 de los votos favorables en una votación de dos turnos en Diputados y también en el Senado.

A pesar de su importancia política y del profundo ataque económico que está en juego, se trata apenas de una de las primeras medidas de la ofensiva reaccionaria que está en marcha. Detrás de ella se vienen las contrarreformas laborales, sindicales, las privatizaciones, etc. La aprobación de la PEC tiene una importancia política y económica estratégica, porque si fuera finalmente aprobada, sería una fuerte señal de que este gobierno puede hacer pasar todo su paquete reaccionario. Este proyecto será sometido a discusión en el Senado a finales de año.

Llamado correctamente como «PEC del Fin del Mundo» por el movimiento social, la PEC 241 prevé el congelamiento de los gastos primarios por un período de 20 años. Esto significa congelar los niveles de gastos actuales durante 20 años -independientemente del crecimiento de la población– y las inversiones en salud, educación, vivienda, transporte e infraestructura. El descalabro es tal que incluso si el PIB del país se recuperase en los próximos años, los niveles de inversión permanecerán congelados. Esto en una situación en que 12 millones de trabajadores están desempleados, alrededor de la mitad de la población carece de estructura de saneamiento básico, los hospitales son desastrosos, miles de familias no tienen techo y toda una generación de jóvenes está fuera de la escuela secundaria o de la Universidad.

Al contrario de lo que afirma la propaganda oficial, esta enmienda constitucional no está destinada a reducir la deuda pública para garantizar el funcionamiento equilibrado de las finanzas públicas, sino que produce un retroceso constitucional histórico para que el presupuesto público pase a estar exclusivamente al servicio del capital rentista. Esto es así porque sólo se congela el gasto primario, y los gastos por intereses y amortización, que consumen en promedio el 45% del presupuesto público, están fuera del gasto primario. Así que con el congelamiento del gasto primario y el crecimiento de los ingresos a partir de la recuperación económica, una suma mucho mayor de los recursos públicos serán transferidos a los banqueros e inversores internacionales. Este límite máximo del gasto público recae exclusivamente sobre las espaldas de la clase obrera y de todos los desposeídos, ya que los incentivos fiscales a las grandes empresas, el llamado «Bolsa Empresario», que el próximo año llegará a R$ 224 millones (3,4% del PIB) no se verán afectado por el PEC 241.

Pero la PEC 241 no es una pieza suelta en el tablero, ya que medidas preliminares han sido aprobados en el Congreso, tales como la elevación del DRU (Desvinculación de los ingresos de la Unión de los gastos en salud y educación) de 20% a 30%, el proyecto de ley (PL) 257 (obliga a los estados a congelar las inversiones  para renegociar deudas con la Unión), el cambio en la forma de exploración de petróleo (cambio en el régimen de exploración  favoreciendo a las empresas trasnacionales) y la contrarreforma de la escuela secundaria (con el objetivo de precarizar el trabajo docente y ampliar la brecha existente en la formación escolar entre ricos y pobres).

Pero después del PEC, van a intentar aplastar los logros de los trabajadores de las últimas décadas. Está previsto para el próximo año una contrarreforma previsional que busca elevar la edad mínima de jubilación a los 65 años de edad, la reforma laboral que tiene como objetivo acabar con todas las garantías mínimas de CLT (Consolidación de las Leyes del Trabajo) aumentando así la jornada de trabajo, al restringir el derecho al pago de horas extras, las vacaciones anuales de 30 días, las licencias, el 13% de salario y otros. Es decir, conseguir que las relaciones laborales vuelvan a los niveles brutales de la primera mitad del siglo XX.

 

La burocracia del PT y la CUT le abrió el camino a Temer

El gobierno de Temer, a partir de la debacle política del PT y contando con el apoyo unívoco de la clase dominante, ha logrado, hasta ahora, imponer a toda la sociedad el discurso de que nos encontramos en una situación de emergencia pública, que el crecimiento de la deuda de la Unión se debe a los gastos primarios y que el descontrol financiero sólo puede ser resuelto a partir de medidas que contemplen duros recortes presupuestarios que «lleguen a todos.»

Es evidente que se ocultan las verdaderas causas del crecimiento de la deuda pública y el desorden financiero: Brasil posee unas de las más altas tasas de interés en el mundo, haciendo que casi la mitad del presupuesto federal sea destinado al pago de intereses de deuda pública, por otra parte, la primarización de la economía nacional nos hace totalmente dependientes de la exportación de commodities y la importación de bienes manufacturados.

Es evidente que el arsenal ideológico burgués, que ha funcionado muy bien hasta ahora, no se construyó sólo después de la destitución del Rousseff (PT). De hecho, desde el comienzo del segundo mandato de Dilma se martilla en la cabeza de la población que la única forma de salir del descontrol financiero, es llevar a cabo un profundo ajuste en las cuentas públicas a partir de los recortes presupuestarios en el gasto público. Esto se hizo en los dos años que duró su segundo mandato.

No olvidemos que la propuesta de establecer un techo para el gasto público que inspiró la PEC 241 comenzó a ser gestada por el Ministerio de Economía de Rousseff en la gestión de Nelson Barbosa. No es casualidad que el PT, la CUT y los demás partidos y centrales burocráticas dejaran que el gobierno interino de Temer, incluso antes de la destitución definitiva de Dilma, avanzara con la formulación y elaboración de la PEC 241 en el Congreso, sin ofrecer la menor resistencia.

Incluso ahora que la medida está a medio camino de su aprobación en el Congreso, la burocracia sindical no movió un solo dedo para impedirla. Sólo recientemente se organizó una reunión de las centrales sindicales para discutir la situación, dando como resultado la propuesta de celebrar una jornada de huelga general para el 11 de noviembre. Pero hasta ahora, ninguna medida concreta fue adoptada para garantizar ese día de lucha, los actos que están siendo organizados de forma independiente por el Frente Pueblo sin Miedo no han contado con el apoyo activo de la burocracia del PT y la CUT, lo que hace en la práctica que la huelga general convocada para el 11 de noviembre pueda resentirse de estar bien preparada y tenga dimensiones masivas.

Podemos derrotar la PEC 241

En el campo de la izquierda socialista, la mayoría de la dirección del PSOL, como era de esperar, no está utilizando su influencia parlamentaria para impulsar la lucha contra el PEC. Es decir, conserva un curso socialdemócrata.

Con el fortalecimiento electoral del PSOL en las elecciones municipales, su responsabilidad ante la lucha de clases también se incrementó. No puede salvarse de las responsabilidades políticas, especialmente en una situación ofensiva reaccionaria y de pruebas decisivas de la lucha de clases, donde una nueva correlación de fuerzas está por definirse. Si ese partido no está políticamente a la altura de los acontecimientos, comprometerá su capacidad de representación de todo un sector de jóvenes que están haciendo sus experiencias de lucha en las calles y en las ocupaciones.

Por eso, la izquierda del PSOL tiene una responsabilidad política redoblada en el sentido de luchar para que el partido esté al servicio de la lucha de los trabajadores y los jóvenes, especialmente en este escenario donde la fuerza de nuestra clase está siendo probada. Así que tenemos que armar al conjunto de la izquierda del PSOL para actuar de forma organizada en todos los frentes de lucha, actos, marchas, ocupaciones y, especialmente, para contribuir a la resistencia a la aprobación de la PEC 241. Esto es crucial para poder estar al servicio de la construcción de un partido de izquierda socialista que pueda ofrecer una alternativa de masas a la izquierda del PT.

En la izquierda revolucionaria, el que parece tener un curso irreversible es el PSTU. Esta organización simplemente no llama ni participa en las manifestaciones contra la PEC 241, las marchas de las mujeres contra los femicidios o cualquier actividad en unidad de acción contra la política reaccionaria de Temer o de frente único contra la CUT y la burocracia de Lula. Esta orientación política frente a la ofensiva reaccionaria en curso hace que el PSTU simplemente no esté presente en ninguna de las principales luchas del momento. Si esta orientación no se supera, este partido efectivamente entrará en el campo del oportunismo y su fin como corriente revolucionaria sería decretada.

A pesar de este escenario de intensa ofensiva reaccionaria, comenzamos a contar con una creciente resistencia a nivel nacional. Los actos contra la PEC 241 todavía son de vanguardia. Pero debido a la propuesta de contrarreforma de la escuela secundaria y los recortes de fondos federales a las universidades, vivimos una dinámica de ocupaciones estudiantiles en varios estados. Actualmente están ocupadas más de 1.000 escuelas estatales (especialmente en el estado de Paraná), decenas de universidades federales y algunos rectorados.

Como la mayor parte de estas ocupaciones se producen fuera del centro político del país, esta ola de luchas no logra generalizarse y conmover la escena política nacional. Sin embargo, en la medida que los trabajadores y la juventud están teniendo más acceso a los contenidos de esta y otras políticas nefastas de Temer, el clima político comienza a cambiar entre las masas. Una coyuntura de resistencia más generalizada se puede establecer a partir de ahora si se pelea por la expansión de las ocupaciones de las escuelas a San Pablo, a otras capitales y también por actos más numerosos y combativos.

Nos encontramos ante un ataque político estratégico para la clase dominante brasileña, que hará todo lo posible para aprobar el PEC 241. Sin embargo, las masas están empezando a darse cuenta de la magnitud del ataque contra sus condiciones básicas de existencia y podrían pasar a una posición activa en los próximos meses. Por eso, tenemos que apostar a fondo por la clarificación del contenido de este brutal ataque para que podamos poner mucha más gente en la calle.

Para que la huelga general del 11 de noviembre sea un día activo de paralización que sirva para impulsar una ola de resistencia nacional, es necesario poner a miles de personas en las calles, sólo así podremos multiplicar las ocupaciones de escuelas, universidades estatales, lugares de trabajo y crear un movimiento generalizado para derrotar este ataque histórico a nuestra clase y a la juventud.

Como sabemos que no podemos confiar un solo milímetro en la burocracia sindical, que hará todo lo posible para que el movimiento de resistencia a PEC 241 no se generalice, la tarea más importante de la izquierda socialista -incluyendo el PSTU si desea salir del pantano político en el que se ha metido- hasta el 11 de noviembre es hacer un gran esfuerzo político unificado para propagandizar, agitar y organizar esta huelga de la forma más amplia posible en las escuelas y lugares de trabajo.

 

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