Antonio Soler


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Los mentores de la maniobra parlamentaria reaccionaria para obtener el poder central del gobierno de colaboración de clases imaginaron que después de la eliminación de Dilma Rousseff (PT) y la toma de posesión de su ex vicepresidente, Michel Temer (PMDB), la situación en el país finalmente se normalizaría de modo que la ola de ataques contra los derechos de la clase trabajadora ocurra sin mayores contratiempos.

Por eso, ante los primeros signos de rechazo a su gobierno en la semana previa al domingo 4 de septiembre, Temer dijo en la reunión del G-20 en China que se trataba de “manifestaciones que no pasaban los 40” y que estaban “compuestas por alborotadores”. La dinámica de la realidad no era tan así… Bajo la brutal represión policial que dio lugar a varios heridos y detenciones arbitrarias, hubo una fuerte indignación popular y juvenil  manifestada en diversos actos que se produjeron a lo largo de la semana pasada.

Estas acciones culminaron en la realización de una gran manifestación popular y juvenil por el Fora Temer el 4 de septiembre, que reunió alrededor de 100.000 manifestantes y mostró una impresionante combatividad. El sueño (encantado) de la clase dominante de votar el gasto primario PEC (léase el estancamiento por dos décadas de inversiones en salud, transporte y educación para pagar aún más al capital financiero), la reforma de las pensiones (léase trabajar hasta morir) y la flexibilización de las leyes laborales (final de la tercerización generalizada, del 13º salario, vacaciones, licencia, notificaciones y otros) sin una fuerte resistencia de los trabajadores y la juventud, cayeron completamente a tierra.

Sin embargo el gobierno Temer, ante la reacción popular, parece que redobló la apuesta. Esto se manifiesta concretamente en la propuesta de la contrarreforma de las pensiones. Al darse cuenta de que la resistencia a este proyecto será aún más evidente en el transcurso de este mes, será explotada en las campañas electorales y movilizará directamente la resistencia de la clase obrera industrial (que hasta ahora se encuentra a la retaguardia de la movilización), adelantó la presentación del proyecto de enmienda constitucional que dispone la reforma, que iba a ser presentada después de las elecciones de octubre, a principios de septiembre. Los enfrentamientos en relación a este y otros ataques serán la prueba definitiva para medir la dinámica real de esta nueva situación pos impeachment. Por eso es necesario que la izquierda socialista active todas las señales de alerta para denunciar globalmente al gobierno y construir las condiciones políticas y organizativas para disputar con la burocracia el movimiento por Fora Temer.

 

Una coyuntura de grandes oportunidades y desafíos

 

El momento exige tener dos cuidados: tanto frente al impresionismo facilista, como al fatalismo inmovilizador. Tratando de evitar el impresionismo, hay que tener en cuenta que más allá de la ciudad de San Pablo (100 mil personas) no hubo actos tan masivos en otras ciudades; comienzan algunas huelgas salariales pero la clase obrera industrial todavía no se movilizó en tanto clase contra el gobierno. Y, aunque debilitada, la burocracia (sindical y política) todavía conduce las principales organizaciones obreras y populares y trabajarán de manera sistemática para contener el movimiento, detenerlo o desviarlo de su foco.

En cuanto al fatalismo, no se pueden pasar por alto algunos elementos de la realidad. En primer lugar que desde las jornadas de junio de 2013 la juventud no sufrió ninguna derrota importante (al contrario, en San Pablo por ejemplo, a pesar de la terrible represión contra el “movimiento pase libre” ese año, el año pasado protagonizó una lucha exitosa contra gobierno de Geraldo Alckmin-PSDB) y alimenta una enorme desconfianza de todas las formas de burocracia. Además, para amplios sectores de la clase obrera y la juventud se hizo evidente que la destitución fue una maniobra reaccionaria para facilitar el ajuste y atacar los derechos, por eso Temer arranca con una popularidad muy baja, menor que la de Dilma inclusive.

Pensando en una posibilidad de síntesis (precaria y provisoria por supuesto), se estableció –independientemente de cualquier ejercicio de la predicción del tamaño que tendría la manifestación– que era necesario jugar fuerte en la convocatoria y participación de la manifestación del 4 de septiembre. Porque de una manera u otra, la manifestación demostró que la coyuntura después del impeachment no cierra la situación de crisis política estructural en la que el país se encuentra sumergido desde 2015. Por el contrario, esta nueva coyuntura extiende y profundiza la crisis.

No podemos decir todavía que nos encontramos en una situación en la que la juventud, la clase obrera y la izquierda en general recuperaron la ofensiva, no tenemos elementos para ello todavía. Sin embargo, no podemos perder de vista que en el pos impeachment la polarización política se profundiza, salió del monopolio del parlamento burgués y regresó a la calle (el propio campo de los trabajadores y los socialistas revolucionarios). Lo que requiere decisivamente que construyamos una salida política alternativa a este gobierno, que pueda dialogar con el sentimiento de las más amplias masas de que este gobierno es usurpador, no nos representa y está al servicio de los de arriba.

Es una coyuntura que pocas veces se ve y que presenta enormes posibilidades para la izquierda socialista. Pero para que podamos aprovecharla tenemos que cumplir efectivamente el papel de organización política de los trabajadores, lo que significa contribuir a la politización de sus luchas.

 

Construir una plataforma a la altura de la lucha

 

El PT, que no apoyó la desesperada propuesta de plebiscito presentada por Dilma para llamar a nuevas elecciones presidenciales, ahora trata de capitalizar electoralmente la lucha por Fora Temer con la política de “Elecciones directas ya”. Incluso con esta bandera limitada para las necesidades de la coyuntura actual, nadie en su sano juicio de la izquierda cree que el PT llevará esa lucha hasta el final. Este partido tiene como único objetivo –después de sufrir una derrota aplastante– aprovechar la fuerza política de las calles y el odio creciente a este gobierno para mantenerse en el escenario de continuidad de la crisis y tratar de restaurar su imagen entre los jóvenes y los sectores de la clase obrera más organizados, para competir en condiciones un poco mejores en las elecciones municipales.

Este partido conserva una influencia importante entre sectores de vanguardia y de masas. A pesar de que las banderas del PT aparecen tímidamente en las manifestaciones, es un partido que tiene más capacidad de movilización y organización que la izquierda socialista. Esto demanda de nuestra parte tomar medidas políticas y organizativas concretas. Por lo tanto, se debe hacer un enorme esfuerzo al interior de la izquierda socialista para construir una salida política unitaria y alternativa al PT.

Existe consenso dentro de la izquierda socialista de que la propuesta de “Elecciones directas ya” presentada por el PT es una estafa. Así que la verdadera dificultad empieza cuando pasamos a discutir y formular colectivamente entre nosotros una línea alternativa al PT.

Aunque desmoralizado por la reciente ruptura y por su política derechista, por el peso que aún tiene en la vanguardia vamos a comprobar en primer lugar la línea política defendida por el PSTU. Incluso con todas las evidencias en contra, esta organización insiste en que el impeachment fue insuficiente, dijo, porque después de todo “el impeachment tira a Dilma, pero mantiene Temer, cuando la clase trabajadora y la mayoría del pueblo no quieren a uno ni a otro”[i].

Es verdad que la clase trabajadora no quiere a Temer, pero eso no quita el hecho de que el gobierno Temer es el resultado de una maniobra reaccionaria exitosa para preparar el terreno para ataques estructurales. Este delirio político, esta incapacidad para diferenciar lo desigual (uno de los principios básicos del marxismo), apostar por las tendencias progresistas de la realidad y combatir las desfavorables, pone al PSTU como quinta columna de la maniobra reaccionaria.

Para el PSTU, la salida se resume en “organizar a la clase para acabar con ese paquete de ataques que Temer prepara y acabar también con el gobierno”[ii]. O sea, ni una palabra sobre organizar a la izquierda para disputar las movilizaciones con la burocracia. Como consecuencia de esta línea, estuvo totalmente ausente de las manifestaciones de la semana pos impeachment y del acto de masas contra Temer (y cada vez más por las elecciones generales) que se llevó a cabo el pasado domingo.

Esta orientación hace que, por desgracia, esta organización sea incapaz de cumplir un papel progresivo, aunque dirige algunos sindicatos importantes y está al frente de una central (CSP-Conlutas) pequeña, pero combativa e independiente, lo que en medio de esta ola de movilización podría contribuir a hacer avanzar las luchas por una salida independiente de la patronal y la burocracia del PT.

Otra línea política extremadamente problemática es la del MRT. Afirman que “antes de la votación en la Cámara de Diputados, levantar ‘elecciones generales’ era equivalente a estar en el campo de la burguesía que defendía la salida de Dilma, hacerle el juego al Fora Dilma por la derecha. Ahora, con el golpe consumado, equivale a hacerle el juego electoral al PT para el 2018 (¡y 2016 también!) y a “otras fracciones burguesas que juegan la carta de elecciones anticipadas (como Marina Silva)”.[iii]

Esta formulación es totalmente equivocada. En primer lugar porque, ante una lucha interburguesa por el poder, la posición de los revolucionarios ha sido siempre la equidistancia. Incluso si un gobierno burgués, independientemente de su configuración, está siendo políticamente atacado por otro grupo de la clase dominante, nunca lo defendemos. ¡Hacerlo es una de las principales desviaciones oportunistas que se pueden tener! Otra cosa totalmente diferente sería colocarse contra un golpe de estado que amenaza directamente la democracia formal.

Como erraron en el diagnóstico del proceso (creyendo que era un “golpe de Estado” cuando en realidad se trataba de una maniobra reaccionaria que acabó siendo acordada por el propio PT y Dilma), también cometen errores en la línea política. Antes del impeachment no se trataba de defender las elecciones generales, como hicieron algunas corrientes, pero tampoco se trataba de luchar en defensa de Dilma sino por una alternativa independiente del gobierno y de la oposición burguesa a través de una salida propia de los trabajadores. Lo contrario significaría, como hizo el MRT, capitular al gobierno de conciliación de clases.

En cuanto a la segunda parte del argumento, también lo consideramos totalmente inapropiado. Ni el PT ni mucho menos cualquier fracción de la derecha tienen interés en llamar a elecciones generales. Eso sólo podría ocurrir a partir de un intenso proceso de movilización de los trabajadores, lo que significaría la desestabilización del gobierno Temer (y del régimen), abrir la disputa política electoral con los trabajadores a la ofensiva y poner en peligro el conjunto del proyecto de retrocesos históricos en los derechos de los trabajadores.

Es curioso que los compañeros del MRT defiendan, al igual que nosotros, la propuesta de Asamblea Constituyente. Los compañeros afirman que “necesitamos una política que no se conforme con reemplazar los actuales por otros, sino que permita ir a la raíz de los problemas, que permita que el pueblo decida sobre todas las cuestiones, tales como los sueldos de los políticos o el salario mínimo por ejemplo”.[iv] Porque a pesar de ser una propuesta más integral y sintetizar la lucha revolucionaria por reformas estructurales, se encuentra en el mismo campo que las elecciones generales.

Hay una enorme contradicción en el argumento del MRT. Las dos banderas (Asamblea Constituyente Democrática y Soberana y elecciones generales) están en la lista de banderas democráticas que sólo se pueden realizar a partir de la lucha directa de los trabajadores. Tanto una como la otra, para realizarse precisan contar con la movilización masiva y radical de las masas y con la derrota de este gobierno.

Colocar la propuesta la Constituyente como si fuese una consigna transicional y por lo tanto superior a la de elecciones generales es una tremenda maniobra propagandística, un ejercicio de diferenciación entre corrientes que en nada contribuye a la lucha. Sería más un argumento típico de autoproclamación, contrario al esfuerzo que la izquierda socialista tiene que hacer para preparar a la clase para la lucha independiente contra el gobierno y sus ataques estructurales.

 

Un debate necesario sobre la alternativa independiente a Temer

 

Es muy importante que una parte de la izquierda socialista entienda que dentro de una crisis política estructural como la que estamos viviendo, es esencial luchar contra los elementos inmediatos que afectan a toda la clase y dar respuestas políticas globales. Restringir la lucha en Fora Temer y “Contra el ajuste” conduce a un callejón sin salida, no da una perspectiva de clase y favorece que la lucha sea capitalizada por la burocracia.

Por eso es esencial luchar por construir formulaciones políticas unitarias para disputar con el PT y el conjunto de la burocracia en las acciones de masas. En este sentido, afortunadamente, muchas organizaciones ya están en la calle con la propuesta Fora Temer y Elecciones Generales Ya. Pero a pesar de que esta formulación unifica a parte significativa de la izquierda socialista, para disputar en las movilizaciones de masas con la burocracia del PT y su maniobra de “elecciones directas ahora” se va a la zaga de las necesidades.

Creemos que estamos en una coyuntura que coloca de inmediato la necesidad de combinar la lucha para derrocar al gobierno (Fuera Temer), la lucha por una salida política inmediata (Elecciones Generales) y por una alternativa política global (Asamblea Constituyente Democrática y Soberana impuesta por la lucha). De lo contrario, las manifestaciones en curso contra Temer no encontraran una formulación que pueda sintetizar la lucha ya en curso por demandas democráticas de las mujeres, los negros y las personas LGBT. Por no hablar de la lucha por las reformas políticas y estructurales que están pendientes y que han movilizado a miles de personas.

De esta manera, en un momento de profundización de la crisis y la reanudación de la lucha de masas de la juventud, cerramos filas con todas las organizaciones que están dispuestas a construir frentes de izquierda en todo el país con el fin de crear las condiciones políticas y organizativas para empezar a quebrar la influencia política que la burocracia del PT todavía tiene en la juventud y los trabajadores. Sólo entonces podremos contribuir eficazmente a promover, organizar y dar un significado independiente a las grandes movilizaciones por venir.

 

[i] http://www.pstu.org.br/node/22159

[ii] http://www.pstu.org.br/node/22159

[iii] http://www.esquerdadiario.com.br/Por-que-e-um-equivoco-a-esquerda-defender-eleicoes-gerais

[iv] http://www.esquerdadiario.com.br/Por-que-e-um-equivoco-a-esquerda-defender-eleicoes-gerais

 

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