La pelea contra el tarifazo, con las sucesivas movilizaciones populares y la posterior suspensión momentánea de los aumentos por parte de la Corte, provocaron una importante crisis en el gobierno, que creía tener la vaca atada luego de que el exitoso soborno a los traidores de las CGT lo libró del fantasma del paro general.

Una de las consignas que la gente trajo en sus carteles a los ruidazos, y que nuestro partido también levanta, es “Fuera Aranguren”. Parece la cosa más natural que si se está peleando para echar abajo una política del gobierno, se quiera echar al tipo que personifica esa política por estar al frente del ministerio correspondiente.

Para nuestra sorpresa, en diversas ocasiones los compañeros del PO se opusieron a levantar esa consigna, con diversos argumentos: para la marcha del 9/8, no querían que esa fuera una de las exigencias de la movilización porque “es una consigna del kirchnerismo”; durante la interpelación al ministro en el Congreso, Pitrola se negó a pronunciarse por que se vaya Aranguren, argumentando que si lo sacan a él ponen a otro que va a hacer lo mismo, y en cambio reclamó que se le haga “una interpelación constitucional transmitida por cadena nacional”; otro argumento que escuchamos de los compañeros fue que no hace falta exigir su renuncia porque Aranguren “ya es un cadáver político”.

Nos parece que esta diferencia que tenemos, aunque parece menor, es una muestra más de que el balde electoralista que se le atoró al PO en la cabeza lo lleva a cometer dos errores de medida: 1) subestimar la situación del gobierno de Macri; 2) sobreestimar al kirchnerismo.

Como dijimos al principio, creemos que el gobierno está pasando una crisis. Pero esa crisis está lejos de ser terminal o catastrófica. Aún subsiste en el movimiento obrero cierta confusión acerca del verdadero carácter de este gobierno, y todavía se cree algo de su discurso sobre “la pesada herencia” del anterior gobierno, cuando en verdad el plan de Macri, con herencia o sin herencia, es derrumbar las condiciones de vida de los trabajadores a nivel África.

En ese sentido hay que tener en cuenta que un aspecto central del macrismo en el gobierno es el gabinete de “ministros CEO” que puso a gobernar. Que caiga uno de ellos no da lo mismo. En primer lugar, nunca da lo mismo: la caída de ministros importantes es una señal cualitativa de debilitamiento de cualquier gobierno, y suele ser la confirmación de que los trabajadores realmente han derrotado un plan de ajuste, como pasó con Rodrigo en el gobierno peronista de los 70. Pero además, en este caso significaría un golpe duro a esa idea espantosamente reaccionaria de que los empresarios pueden hacer un gobierno “eficiente”, idea que lamentablemente mucha gente se tragó y por eso votó a Macri.

Pero encima, entre todos los “ministros CEO”, Aranguren destaca por ser ex presidente de una multinacional del petróleo como es la Shell. Además Aranguren continua íntimamente ligado a la multinacional puesto que es accionista de esta empresa que a su vez está directamente involucrada en la gestión del ministerio a su cargo. La ventaja que supone para su bolsillo de capitalista el tarifazo y la compra de gas a una subsidiaria chilena de la Shell es tan directa, tan descarada, que viene como anillo al dedo para desnudar el carácter patronal del gobierno de Macri: a estos empresarios metidos a funcionarios no les hace falta ni siquiera pedir coimas para enriquecerse, lo hacen directamente con el plan de ajuste que beneficia a sus empresas.

Entonces vamos sumando: es el tipo que dirige la parte principal del plan que querés derrotar; mandó tarifas donde cobra un precio de crudo casi tres veces mayor que el que se cobra en el mundo; está imputado por actividades incompatibles con la función pública porque su plan engorda directamente su bolsillo a través de la Shell… francamente, hay que estar algo confundido para no exigir la renuncia de un ministro en situación tan escandalosa y conformarse con una “interpelación constitucional”.

Cadáver o no, el hecho es que el tipo sigue en su cargo, burlando la más elemental norma de la función pública y a pesar de la crisis de su tarifazo. ¿Por qué? Justamente, porque el macrismo quiere defender su esencia de gobierno directo de capitalistas, y por eso puso a Aranguren de ministro de energía a pesar de que se negó a vender sus acciones en la Shell antes de asumir. Y el hecho es que hasta ahora pudo defenderlo, y va a seguir pudiendo si el movimiento obrero y popular no lo voltea.

Para terminar: aun si fuera cierto que “Fuera Aranguren” es una consigna del kirchnerismo, habría que levantarla igual si es correcta, y en todo caso demostrar que el kirchnerismo no es capaz de llevar adelante la lucha contra el ajuste por todo lo que ya sabemos. Pero los compañeros del PO ven al kirchnerismo más opositores de lo que realmente son. Porque no es cierto que el FpV quiera echar a Aranguren. El kirchnerismo no son los que hacen memes en las redes, son los diputados, concejales, senadores, gobernadores, y dirigentes del FpV. Y ninguno de ellos está peleando contra Aranguren ni contra el tarifazo, están garantizando la gobernabilidad de Macri y sus ministros. En las multisectoriales que prepararon los ruidazos, los K no proponían “fuera Aranguren”, sino hacer un minuto de silencio y cantar el Himno.

Y mientras que para los K la mejor opinión es el silencio, y que tanto para el PRO como para el PO es preferible que Aranguren siga en su puesto, a nosotros nos sigue pareciendo que “fuera Aranguren” es parte esencial de la lucha contra el tarifazo, y un paso cualitativo en la lucha contra el ajuste y el gobierno en esta coyuntura política.

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