Socialismo o Barbarie, periódico Nº 165, 04/12/09
 

 

 

 

 

 

Crisis política en la Ciudad de Buenos Aires

¡Fuera Macri y su policía!

Por Manuel Rodríguez

Los diferentes niveles de la crisis política

El escándalo del espionaje de la Policía Metropolitana ya se llevó puesto a dos de los jefes que sucedieron a Palacios (Chamorro y Ontiveros, ambos cercanos a Palacios), y mandó a prisión al mismo, que era “el mejor candidato” para liderar la nueva fuerza policial según Macri. La crisis política que generó el escándalo tiene en la picota a los ministros de Educación, Narodowsky  (al cual ya le están buscando reemplazante) y al ministro de Justicia y Seguridad, Montenegro, al cual Macri no quiere dejar caer, pero su nombre también circula en una lista de recambios ministeriales que el macrismo tuvo que salir a adelantar para calmar las aguas. Tal es la crisis que, buscando desesperadamente popularidad, Macri tuvo que salir a apoyar el matrimonio gay, fracturando duramente su gabinete entre “liberales” y “clericales”.

Es que desde hace muchos años que no se veía un escándalo similar en la Ciudad de Buenos Aires.  Cientos de legisladores, empresarios, dirigentes políticos y sindicales, activistas estatales, docentes y estudiantiles fueron espiados por una red de agentes que integran la estructura de la nueva Policía Metropolitana, y que, hasta donde se sabe, tiene una base en el Ministerio de Educación. Hasta donde se sabe, porque como se puede leer en Página 12 del domingo 1º del mes pasado, desde el macrismo dicen: “nosotros recibimos veinte plumas [espías] y nos quieren hacer un escándalo. La Federal tiene 400, con nombres falsos, y no le hacen ningún cuestionamiento…”. Dista mucho este armando de espionaje de la “policía de proximidad”, al “servicio de la comunidad”, que quería vender el macrismo, ¡y que comparte toda la oposición patronal!

El proyecto de la Policía Metropolitana es crear una mega-fuerza contravencional, que, con la excusa del reaccionario y anticonstitucional Código Contravencional, le permita “ordenar” las calles porteñas e ir más allá del mismo Código. Como decíamos en una nota del periódico SoB Nº163 publicada en Internet: “Macri quiere institucionalizar y ampliar la labor de la UCEP, que según un informe del Ministerio al cual pertenece esta fuerza parapolicial, realizó 435 desalojos de personas sin techo en 7 meses de trabajo. Quiere una fuerza propia que responda a sus propios fiscales para reprimir a las manifestaciones de los docentes, los trabajadores y los estudiantes en la calle, como pidió que se haga con el acampe piquetero frente al Ministerio de Desarrollo Social el martes 3 de noviembre. Quiere una fuerza bien nutrida de espías y agentes de inteligencia para realizar sus operaciones de investigación y persecución de aquéllos que pelean contra las políticas privatistas y reaccionarias.” Ésta es la otra pata del escándalo: no es una policía que ayude al vecino con sus problemas, es una fuerza parapolicial para limpiar la ciudad para turistas y los pequeños burgueses procesistas que votan a Macri.

Pero la crisis política tiene una raíz más profunda que el escándalo de espionaje. La gestión Macri está en plena crisis. La vasta mayoría de l@s trabajador@s, estudiantes y el pueblo porteño no traga el ajuste a la educación, a la salud, a la cultura que viene haciendo el Jefe de Gobierno. Macri no sólo es Macri (como lo venden los progres, administrador neoliberal de la miseria argentina), sino que está profundizando esta misma miseria flexibilizando y persiguiendo a los docentes, estatales (ver periódico SoB Nº163 “La pandemia PRO”). Pero así como el Jefe de Gobierno es eficiente en ajustar y flexibilizar, no lo es en lo absoluto a la hora de resolver los problemas específicamente porteños (ni siquiera los que prometió en su campaña, como la extensión del Subte). El fracaso rotundo de la gestión PRO es el mar de fondo de la crisis política del Gobierno de la Ciudad y está desmoronando el capital político de Macri, que lo había planteado como uno de los pocos candidatos opositores presidenciables.

El progresismo es cómplice

Mientras se rasga las vestiduras y se llena la boca de discursos inservibles en el edificio de la Legislatura, el progresismo porteño pareciera dormido mientras su principal enemigo sufre su peor crisis política. Pareciera pero no es. El progresismo porteño no puede sostenerse en pie, la crisis del kirchnerismo lo ha dejado sin brújula y fragmentado. Más aún cuando, a pesar de las acusaciones mutuas de escuchas a los Watergate y de corrupción a lo Collor de Mello, el gobierno nacional y el porteño han llegado a lo largo del tiempo a sustanciales y variados acuerdos de gestión, especialmente en materia de la Policía Metropolitana (una vez que el macrismo dejó de reclamar los fondos de la Federal). Compartir la administración de la miseria argentina parece ser un vínculo más fuerte que la pelea política-electoral. De hecho, en el marco del voto de censura (no vinculante) al ministro Montenegro, Filmus salió a aclarar que “Macri no tiene que renunciar, sino que debe asumir su responsabilidad y la gestión de gobierno. No hay que hacer con Macri lo mismo que Macri hizo con el ex Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra”. Claramente están más preocupados ganarle votos a Macri que en evitar que espíe sistemáticamente a los docentes y estudiantes, reprima a los luchadores populares y las personas sin techo. Especialmente cuando del otro lado de la General Paz, Scioli está emprendiendo una brutal ofensiva policial, que tiene como base la reinstauración de nada más y nada menos que ¡los edictos policiales de la dictadura militar!

Por su lado, la flamante bancada de Proyecto Sur, tanto nacional como local, no ha salido a hacer ninguna declaración particular. La gravedad política del gobierno en todo el campo de la centroizquierda todavía se hace sentir.

¡Fuera Macri y su policía!

La crisis política exige la renuncia de Macri y todo su gabinete. No sólo se han mostrado incapaces de resolver los problemas básicos del pueblo porteño, sino que los han agravado con su política de ajuste, privatización y flexibilización. Su respuesta es mentir mal, espiar mucho y plantear la necesidad de reprimir a quienes damos cuenta, en las calles, de los estragos que están haciendo en la Ciudad. No necesitamos más policía, sino más presupuesto para la salud, la educación, la cultura y la infraestructura.

Los progres han demostrado en la Legislatura y en el gobierno nacional, así como también con la burocracia sindical y la intelectualidad, que están más cerca de acordar con el macrismo que enfrentarlo como corresponde.

Hay que poner en pie una alternativa de izquierda, socialista, obrera y popular, que no le ceda a la centroizquierda, y que se apoye en la movilización y organización de l@s trabajador@s estales, docentes y privad@s también, de l@s estudiantes, de las mujeres que luchan por sus derechos y tod@s los luchador@s populares. Este es el camino que los socialistas revolucionarios del nuevo MAS consideramos como elemental para enfrentar a la Metropolitana, la política represiva y ajustadora de Macri y lograr su renuncia.

• Disolución de la Metropolitana, disolución efectiva de la UCEP, anulación del Código Contravencional!

• Por condiciones dignas de trabajo, efectivización de todos los contratados, el pago en tiempo y forma a los trabajadores. Aumento salarial ya!

• Más presupuesto para salud, educación, cultura e infraestructura!

• Fuera Macri y todo su gabinete. Pongamos en pie una alternativa de izquierda, socialista, obrera y popular!