Juicio a represores en Córdoba
“¡Te llegó la hora!”
Por
Adrián Peryam
Fue el grito
contenido durante años que retumbó en la sala del Tribunal
y expresó una mezcla de alegría y odio contra uno de los máximos
responsables del genocidio cometido por la última dictadura
militar: Luciano Benjamín Menéndez, a cargo en su momento
del III Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba. Junto a
él, comparten el banquillo de acusados otros siete
genocidas, sus acompañantes en el plan de exterminio.
Este juicio tiene la trascendencia histórica de acusar a una de las figuras más siniestras, conocida por su
accionar represivo, que hasta ahora había zafado de estar
en esta situación.
Si bien el día del inicio del juicio hubo una masiva
marcha de unas 2.000 personas, la cantidad de gente que pudo
haber asistido y que se podía haber movilizado pudo haber
sido mayor, ya que su inicio tuvo gran repercusión pública
y creó desde sus comienzos una gran expectativa.
La concurrencia hubiera sido superior si todos aquellos que se llenan la boca hablando de
derechos humanos y que hacen declaraciones formales acerca
de la necesidad de movilización frente a estos temas,
hubiesen llamado a movilizar en serio y no simplemente a
realizar convocatorias formales.
Ejemplos de esto bastan y sobran: el SUOEM (Municipales de
Córdoba) realizó una masiva marcha de protesta ese mismo día,
dentro de un plan de lucha que vienen llevando desde hace un
tiempo contra la gestión Giacomino, recorrió todo el
centro, pero jamás pensó en acercarse a los Tribunales
Federales, lugar en el que juzgan a los 8 genocidas.
En la Universidad y en los colegios universitarios,
distintas organizaciones llevaron pedidos para
que se llame a movilizar, (que el Consejo Superior
votó), pero en ningún momento se planteó un asueto
universitario, ni la posibilidad de mostrar una verdadera
columna de la comunidad universitaria. Es decir, tanto la
progresista de Scotto, desde la institución, como los
progresistas de La Bisagra o el Andén fueron capaces de
movilizar desde los Centros de Estudiantes que dirigen a un
número importante de compañeros, demostrando lo poco que
creen en la movilización de los trabajadores y estudiantes.
Por perpetua, cárcel
común y efectiva
Exigimos la máxima condena por genocidio, cárcel común
y efectiva para los responsables de los crímenes y torturas
en el III Cuerpo de Ejército. Pero al mismo tiempo sabemos
que con eso no alcanza. Tampoco alcanza con juzgar los crímenes
de las monjas francesas y el de Azucena Villaflor, fundadora
de las Madres de Plaza de Mayo, aunque Astiz se tiene que
pudrir en la cárcel. Es necesario poner en la calle una
verdadera campaña por la unificación de las causas, que se
realicen juicios por centros de detención, y que es
necesario seguir movilizándonos en la calle para meter en
cana a todos los responsables ideológicos y materiales, no
sólo los que ya fueron juzgados sino también todos los que
se beneficiaron con las leyes de impunidad que los distintos
gobiernos “democráticos” fueron dando, junto a los
responsables de la violación a los derechos humanos al día
de hoy que costaron la muerte de Carlos Fuentealba y la
desaparición de Julio López.
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