La política del nuevo
mas
ante la crisis
Un
camino de clase
En
medio de la crisis en curso, desde el nuevo mas
venimos
apoyando con todas nuestras fuerzas los desarrollos de la
lucha obrera independiente, que vienen dándose sobre todo
en la zona norte del Gran Buenos Aires
en torno a los compañeros de FATE.
El
sentido de esta acción no obedece sólo a una elemental
obligación de clase y socialista, sino, más importante aún,
a una apuesta por la perspectiva de una irrupción
independiente de sectores de trabajadores en medio de la
crisis.
El
corte simultáneo de FATE con Terrabusi-Kraft de la
Panamericana; la segunda jornada de acción (previa reunión
de coordinación en el SUTNA de San Fernando) entre FATE,
Terrabusi, la EMFER y otros sectores; el prolongado quite de
colaboración contra el patrón Madanes (mientras Pedro
Wasiejko del SUTNA se dedicaba a mirar para otro lado y
atacaba a la seccional y los delegados de la Marrón); el
paro de casi 36 horas contra el provocativo despido del
compañero Chelini, entre otras medidas, han sido parte de
los esfuerzos de los obreros de FATE, que desde nuestro
partido venimos apoyando incondicionalmente.
Esta
perspectiva de clase resulta, claro está, opuesta a
corrientes que, como el PCR o el MST, dicen que esta política
independiente implicaría el “aislamiento de las luchas
populares” (Jorge Torres en Hoy 1218). Porque,
claro, su política para “unir las luchas” no es otra
cosa que pretender atar a la clase obrera al carro de la
patronal agraria. Algo parecido al rol siniestro de la
UATRE de Gerónimo Benegas respecto de los
superexplotados obreros rurales.
Un
camino que responda a las necesidades obreras sólo puede
pasar hoy por que la clase obrera salga a la lucha por sus
propias reivindicaciones; de lo contrario, será ella misma
–inexorablemente– la que pague la cuenta de la
crisis.
Nunca furgón de cola de un sector patronal
Esta
ubicación tiene otra condición: mantener, como organización
de la izquierda revolucionaria, una intransigente
independencia de clase frente a ambos contendientes
patronales. No se trata –como se pretende confundir
desde el PCR o el MST– que pensemos que no haya que apoyar
las luchas y reivindicaciones de las capas medias.
El
problema es que esto es imposible cuando las mismas “capas
medias” –el caso de la Federación Agraria Argentina,
aunque a ésta también la integren productores que son
capitalistas hechos y derechos– no son más que el mascarón
de proa de una lucha patronal encabezada por la más
rancia institución corporativa de la oligarquía: la
Sociedad Rural Argentina.
Y
esta tarea, además, no se puede cumplir en el “aire”
desde el punto de vista social y de clase, sino sólo desde una
verdadera alianza de sectores explotados y oprimidos desde
el programa y la acción de nuestra clase: la clase obrera.
Nada
de esto es lo que hace Vilma Ripoll del MST, que sólo
busca una cámara de TV y algún esquivo votito enganchándose
como legitimador por “izquierda” y furgón de cola de un
bando patronal. Papel en el que se ha ganado el aplauso
atónito y sobrador de los medios y las entidades
patronales, que reciben alegremente un apoyo por el que no
deben entregar a cambio absolutamente nada.
Redoblar
los esfuerzos por la salida a la lucha de la clase obrera
por sus reivindicaciones y mantener la más absoluta
independencia de clase frente a ambos bandos patronales es la
única posición que puede tener una corriente socialista
revolucionaria frente a la crisis actual.
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