Socialismo o Barbarie, periódico Nº 119, 07/02/08
 

 

 

 

 

 

Gaza

Los guetos palestinos continúan resistiendo

Por Iván Vanney
Desde Palestina ocupada para Socialismo o Barbarie, 24/01/08

La situación de los palestinos en Gaza –bloqueados por Israel que impide la entrada de alimentos, medicinas y combustible– ha sido calificada, con razón, como un “genocidio en cámara lenta”. Consiguieron un respiro cuando derribaron por unos días el muro que los cercaba desde Egipto. Pero la siniestra dictadura de Mubarak, títere de EEUU y los sionistas, ha restablecido el bloqueo. El corresponsal de Socialismo o Barbarie Iván Vanney nos relata esta dramática situación.

“Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de grandes crisis morales mantienen su neutralidad” (Dante Alighieri)

¿Que creen que pensaría Mordechai Anelevich, líder de la rebelión del Gueto de Varsovia en 1943 y miembro de la organización sionista–socialista Hashomer Hatzahir, si en el 2008 tuviese la oportunidad de ver que en su nombre, y en el de muchos que lucharon y cayeron bajo la maquinaria nazi, se promueve y justifica la creación de nuevos guetos? Y, por más que quiera negarlo el gobierno de Israel en sus discursos, se llevan a cabo “limpiezas étnicas” en distintos puntos de Palestina.

El termino “gueto” para denominar a determinadas zonas del mundo, y en este caso a Gaza entre otros territorios ocupados por Israel, no es un “intento antisemita de igualar al régimen israelí con el de la Alemania nazi”, como se dice aquí cuando hechos monstruosos –como el de ahora– llevan a esa comparación.

En verdad las condiciones hoy en Gaza sobrepasan las requeridas para catalogar a una zona como gueto. Estamos hablando de una población étnica o nacional específica, caracterizada además por una religión en particular (a pesar de que existe una minoría cristiana), que está encerrada contra su voluntad en un pequeño territorio amurallado, que sufre el bloqueo de los productos y servicios básicos para sobrevivir, con fines indudablemente crueles y racistas por parte de Israel, violando las “leyes internacionales” de la misma ONU y los estados capitalistas. Estas “leyes internacionales” y de “derechos humanos” no se aplican a los palestinos, porque muchos gobiernos que podrían actuar (como los europeos) se limitan a “lamentarse”, porque en el fondo comparten la política de EEUU-Israel en otros puntos del globo como Iraq.

El periódico israelí Haaretz publicó el 22 de enero un artículo en el cual se entrevistó a habitantes de la Franja de Gaza sobre su situación desde que, al viejo bloqueo de alimentos y medicinas impuesto a Gaza desde el triunfo de Hamas en las elecciones, se sumó el corte de electricidad, gas, combustible y, como consecuencia, de agua potable.

Al menos un 40% de la población de Gaza se encontró sin agua potable. Uno de los entrevistados, habitante de Nasser, ciudad del norte de la Franja, relataba cómo las familias evitaban el uso de calefacción por miedo a que el próximo día fuera aún más frío. Un dato a tomar en cuenta es que este bloqueo de recursos vitales fue llevado a cabo cuando la temperatura en Jerusalén alcanzó los 5 grados bajo cero.

Ante las críticas, sin mayores consecuencias prácticas, de la comunidad internacional a las acciones del Parlamento israelí –específicamente contra el corte de combustible–, Ehud Olmert respondió burlándose: si los residentes de Gaza no tienen combustibles, entonces “que caminen”. Mientras tanto el presidente israelí Shimon Peres –un rol de ministro de Relaciones Exteriores– prometía que Israel no permitiría una “crisis humanitaria” en la Franja de Gaza. Si carecer de alimentos, medicinas, combustibles y agua potable no es una “crisis humanitaria”, ¿cómo hay entonces que calificarla?

La excusa explotada por Israel para justificar sus acciones nunca tarda en llegar: Sderot, una población israelí cercana a Gaza, es bombardeada por células islámicas con misiles Qassam, cohetes artesanales de escaso efecto.

Esto ya sucedía antes de asunción de Hamas al gobierno palestino. Los lanzamientos se reanudaron luego de que Israel rechazara, en varias ocasiones y hasta hoy, las propuestas de cese del fuego realizadas por Hamas.

La “retirada” de Israel de Gaza en agosto de 2005, como muchos denunciamos desde un principio, fue una maniobra que en el futuro permitiría a Israel bombardear y castigar a la población de Gaza sin piedras en el zapato (colonos israelíes viviendo allí).

Esa “retirada” fue evidentemente parte fundamental del proceso de transformación de la Franja de Gaza en gueto. Olmert, Barak, Shimon Peres, la administración Bush, Inglaterra y otros gobiernos dicen a diario en las Naciones Unidas que “Israel terminó la ocupación de Gaza y Hamas siguió bombardeando a civiles de Sderot”. Y esto lo repite la gran mayoría de la sociedad israelí, sin sentir el más mínimo remordimiento por lo que el gobierno hace.

Es cierto, luego de la retirada de los colonos de la Franja de Gaza los ataques con misiles Qassam no cesaron contra Sderot (Jihad Islámica y las Brigadas de Al–Aqsa habían rechazado la tregua lograda entre Israel y Hamas por medio de Abu Mazen).

Sin embargo, hay que recordar que la “desconexión” de Gaza jamás terminó. Sus límites continuaron bloqueados por los ejércitos de Israel y Egipto, y el espacio aéreo también está bloqueado por el ejército israelí. La salida marítima, así sea para pescar y alimentarse, fue también cerrada por buques de guerra israelíes, luego de que en junio de 2006, sin ninguna explicación, bombardearan a civiles que descansaban en la playa. Esa cobarde masacre implicó la ruptura de la tregua que existía entre Hamas e Israel.

Anteriormente a ese acontecimiento (que también provoco el secuestro del soldado israelí Gilad Shalit semanas más tarde), Hamas pedía a Israel comprometerse a un cese de hostilidades para emplear su autoridad lograda en las elecciones y frenar las células que bombardeaban Sderot. El gobierno israelí respondió que “con terroristas no se negocia”. En verdad, a Olmert le convenía la llegada de algunos ineficaces misiles Qassam, que le daban el justificativo para avanzar con la “limpieza étnica” en el gueto de Gaza.

Cuando hablamos de ocupación israelí en los territorios ocupados de Cisjordania o Gaza, no nos referimos exclusivamente a los asentamientos judíos. Hace tiempo que Yasser Arafat propuso, a cambio del retorno de los refugiados palestinos, no desmantelar las colonias judías, integrarlas a Palestina y otorgar a los colonos ciudadanía palestina.

Cuando nos referimos a la ocupación, hablamos del control israelí sobre los territorios. Para que ese control exista, la participación de colonos no es indispensable, no más que una teoría maquiavélica sobre cómo sojuzgar a un pueblo conquistado. Las presiones al gobierno palestino y a la población civil para aceptar todas las exigencias de Israel, como el bloqueo de los productos y servicios (que también afecta a Cisjordania en menor medida), la violación de la soberanía de la Autoridad Palestina y la falta del derecho a la autodeterminación son, aunque sin ser consecuencia de los asentamientos, gran parte de lo que llamamos “ocupación”.

Estas condiciones nunca fueron suprimidas en Gaza. ¿A qué se refieren los gobiernos israelí, estadounidense, canadiense e inglés cuando hablan de “desocupación”? ¡La “desocupación” nunca existió! Es cierto que 8.000 colonos ubicados alguna vez por Ariel Sharon en la Franja de Gaza fueron desalojados por el propio Sharon, y que muchos de ellos hoy se encuentran sin hogar ya que además el Estado de Israel no se responsabilizó por ellos. Para nosotros eso no es un alivio y su dolor no es para los palestinos un consuelo.

Asimismo, conviene recordar que Israel no es el único estado que participa en esta empresa contra el pueblo palestino. Durante la última semana, al comienzo del incremento de las sanciones contra la población de Gaza, el ejército de Egipto en esa frontera reprimió brutalmente a las personas que desesperadamente intentaban cruzar el limite para comprar provisiones. Los periódicos israelíes Haaretz e Ydeot Aharonot reportaron aproximadamente 25 heridos. Pocos días después, Hamas en conjunto con otras organizaciones plantaron explosivos en el muro que divide el límite, abriendo paso a miles de palestinos que cruzaron la frontera para obtener alimentos y combustible.

Según cifras oficiales, hasta 200.000 personas lograron cruzar la frontera sin que el ejército egipcio pudiese evitarlo. Pero en los últimos días hubo roces entre militantes de Hamas y el ejército egipcio, que intenta volver a cerrar el paso e impedir que los habitantes de Gaza crucen la frontera.

El hecho de que Hamas y los habitantes de la Franja hayan logrado filtrarse a Egipto para obtener algunas provisiones representa un éxito práctico y no violento contra el bloqueo. Es por eso que el gobierno reaccionario de Mubarak, bajo la presión de Olmert y Bush, intenta impedir las incursiones en su afán por defender los intereses de Israel.

Entre las presiones de Israel a Egipto figuró el cierre de la frontera con ese país. Esto representa una seria traba al turismo, que es una fuente de ingresos importante para la economía egipcia. El hecho es que Mubarak ordenó cerrar a los negocios en los que los palestinos compran para evitar que crucen a Egipto... Poco después volvió a cerrar la frontera por completo.

Mientras tanto, en la ONU se repitió la farsa habitual. EEUU fue a defender abierta e incondicionalmente las atrocidades de Israel en Gaza... y amenazó por supuesto con vetar cualquier resolución favorable a los palestinos. El argumento de Bush es que “no olviden que hace dos años Israel se retiró de Gaza”. En esta posición, como siempre, fue acompañado por Gran Bretaña. Por su parte el gobierno canadiense considera que una iniciativa de la ONU de condenar la crisis humanitaria desatada en Gaza sería “antisemita”. Por su parte, los europeos y otros gobiernos también repitieron su papel en esta repetida farsa: se limitaron a lamentar la situación y a rogar que se detengan los castigos colectivos sobre la población... sin tomar ninguna medida concreta para aliviar la tragedia de los palestinos.

Sabemos, según un informe de Naciones Unidas [1], que el 80% de la población de Gaza sobrevive por debajo de la línea de pobreza. Sabemos, según estudios psiquiátricos expuestos en notas anteriores de Socialismo o Barbarie, que las condiciones creadas por Israel en la Franja de Gaza son óptimas para el reclutamiento de terroristas suicidas.

¿Cuál es entonces el verdadero objetivo de Israel al invitar a los palestinos a inmolarse? Una y otra vez Israel responsabiliza a Hamas por los a ataques de Gaza contra Sderot, pese a que desde su asunción al gobierno palestino la organización islámica pide el cese de fuego bilateral. Ante esto, Israel exige que Hamas reconozca su derecho de existencia.

¿Como pueden los palestinos bajo estas condiciones humillantes reconocer a Israel, que además no reconoce los derechos nacionales de los palestinos?

Cada uno de los atroces resultados de esta iniciativa contra Gaza es bien recibido por Israel: desde el deseo de muchos palestinos de abandonar Gaza para ubicarse, aunque sea en condición de refugiados, en cualquier otra parte del mundo, hasta el deseo de los palestinos de combatir a Israel y borrarla del mapa.

Las argumentaciones de Israel son absurdas: por ejemplo, dar a entender que Israel se refrenaría si Hamas lo reconociera. Pero no hace más de dos meses, en Anápolis, Israel y Abu Mazen se comprometieron a negociar la paz, con el reconocimiento de Israel aceptado.

Pero, dos meses después, los bloqueos a Cisjordania tampoco han cesado. Así, también allí se ha incrementado la falta de muchos productos, alimentos, medicinas, etc. ¿Entonces qué es lo que Israel quiere de los palestinos? ¿Que se vayan… que dejen de existir?


Nota:

1. Ver http://haaretz.com/hasen/spages/947133.html