Socialismo o Barbarie, periódico Nº 119, 07/02/08
 

 

 

 

 

 

Despidos masivos en la Municipalidad de La Plata

Por un plan de lucha unitario contra los despidos

Corresponsal

Ante los despidos de 1.500 compañeros contratados mensualizados -y el inminente despido de 500 trabajadores más-, ante el silencio cómplice de los sindicatos municipales y de UPCN, y ante la actitud legalista y divisionista de ATE-CTA, es necesario impulsar desde las bases un plan unitario de lucha para lograr la reincorporación de todos los despedidos, el pase a planta permanente de todos los contratados y la recomposición salarial.

El “cambio” de Pablo Bruera: la misma cara de la moneda

La gestión del intendente entrante empezó con todo: impuestazo, recorte en programas sociales como las colonias de verano, cancelación de actividades culturales en distintas reparticiones y, centralmente, toda una ola de despidos. Algo ya visto en otras municipalidades de todo el país, y no en pocos casos han sido los trabajadores los que han denunciado el vaciamiento por gestiones salientes en el marco de las elecciones del año pasado.

Esta es la misma cara de la moneda, porque en la ciudad de La Plata Julio Alak gobernó durante 16 años con innumerables actos de corrupción, y el actual intendente Pablo Bruera fue su discípulo como concejal y luego diputado provincial. Recién en 2003 el actual intendente rompió con Alak para diferenciarse y construir una alternativa en el marco de la “nueva política” que los K impulsaban desde el gobierno nacional.

Como siempre, los que pagan los platos rotos son los trabajadores que tienen que soportar los ajustes, los recortes de los presupuestos y ahora los despidos masivos de los estatales precarizados, que vienen sufriendo desde hace años malas condiciones de trabajo, Planes Trabajar como condición necesaria antes de pasar a ser un contratado mensualizado o cooperativas de trabajo con 400 pesos de remuneración.

Se ve claramente que el achicamiento del gasto público no tendrá como correlato una mejor inversión en las áreas sociales más necesitadas, como las barriadas del Gran La Plata. Es allí donde el peso del clientelismo político se hace sentir, donde lo perverso del “discurso del cambio” queda al desnudo con los aprietes de la gestión bruerista para que pasen al "bando indicado", so pena de quedar excluidos de toda mejora en sus penosas condiciones de vida. A ellos no les importa la mejora de las condiciones de trabajo, de salud, educación o de seguridad social; sólo cuidan la caja y el aparato territorial, porque piensan que la víscera más sensible es el bolsillo y el estómago. Para colmo, los sindicatos municipales han sido parte del aparato político municipal, confundiéndose patrones y supuestos trabajadores, con UPCN negociando a espaldas de los trabajadores las condiciones de miseria en las que se trabaja.

Pero no hay que dejar de señalar y enmarcar esta situación con lo que sucede a nivel nacional. La “normalización institucional” pronunciada por Cristina Kirchner en el día de su asunción ante el Parlamento y del Pacto Social antiobrero junto a la patronal y la burocracia sindical muy ligada a la represión de los ‘70 nos marcan el terreno. Entonces, no hay diferencia de matices entre el gobierno nacional y Bruera, porque uno quiere limpiarla de “ñoquis” y Kristina reprime a los trabajadores del Casino con todo lo que tiene a su alcance.

Los despedidos y la entrega de la burocracia

Para recapitular, todo comenzó cuando el 11 de diciembre, a sólo un día de asumir, el actual intendente firmó un decretazo (1960/07) echando a 911 compañeros mensualizados, y en los primeros días de enero firmo otro decreto (0046/08) echando a 600 trabajadores más. Se estima que este mes avance un tercer decreto con al menos otros 500 nombres más en la nómina de despedidos. Cabe aclarar que en la mayoría de los casos son trabajadores que tienen una antigüedad de varios años, conociéndose casos de hasta 10 años de prestación en distintas reparticiones de la Municipalidad. Ni hablar de las condiciones de trabajo, violencia laboral sufrida durante años y de la magra remuneración. Para tener una idea, un trabajador con un régimen de 30 horas semanales con la categoría más baja gana un básico de alrededor de 750 pesos mensuales, sin descontar la obra social y la jubilación. A este monto a veces se le suman las horas extras, que pueden ser de hasta 45 horas semanales, con un plus de 350 pesos. También descuentan obra social y jubilación, pero esto está fuera del básico. O sea que los trabajadores municipales son pobres y con un poco más caen en la indigencia, porque ni siquiera pueden comer.

 De acuerdo con el Estatuto para el Personal de las Municipalidades de la Provincia de Bs. As. (ley 11.757, artículo 7) el personal adquiere estabilidad a los 12 meses de no mediar, previamente, oposición fundada y debidamente notificada por autoridad competente. O sea que luego del año de servicio todo trabajador tiene que pasar a planta permanente. Pero no hay que ser ingenuos, porque la letra es letra muerta si no se lucha por los derechos de los trabajadores; por eso la política manda.

¿Qué hacen ATE y compañía?

Como queda dicho, los sindicatos de municipales y UPCN  han pactado con Pablo Bruera a cambio de alguna prebenda política. ATE (CTA) viene impulsando algunas medidas de fuerza pero sin proponerse extender la convocatoria y en una actitud sectaria, con argumentos del tipo “nosotros no defendemos ñoquis” o negándose a llamar a la base de los otros gremios. O sea, que piden la reincorporación formal de todos los compañeros, pero de hecho se tiene una política de mediación entre la Municipalidad y los trabajadores, seleccionando quién entra y no entra en las listas, quiénes trabajan y no trabajan, apuntalando el discurso del bruerismo de que en la Municipalidad hay ñoquis. De esta manera, avala la política ofensiva que está sosteniendo el bruerismo, al no proponerse detener de cuajo esta ofensiva contra los trabajadores. Un ejemplo es que del primer decreto (911 despedidos) sólo se reincorporaron 154 y hay 104 trabajadores en lista de espera, al cierre de esta edición es probable que haya otro grupo de trabajadores reincorporados.

Se niegan a llamar a unificar la lucha con los trabajadores afiliados a las otras burocracias, porque en el fondo tienen miedo de que se arme un movimiento de lucha que los embrete a enfrentar al gobierno municipal, provincial y nacional.

Eso explica que más allá de su discurso combativo, su política se limita a recurrir a la “justicia ordinaria” (recursos de amparo, cartas documento), a pedir la conciliación obligatoria. En el marco político actual, pretender que el Ministerio de Trabajo y la Justicia diriman a favor de los trabajadores cuando intentan avanzar en una alianza contra ellos es la muerte anunciada para los trabajadores, generando un reflujo en la base y un descreimiento en que se pueda luchar y ganar. El tema es con qué política se puede luchar y ganar contra los Bruera, los Macri y los K.

Construir una alternativa

Debemos repudiar que el bruerismo trate a los trabajadores como ñoquis y que la actual comisión interna de ATE siga el juego del Ejecutivo conformando listas de nombres dejando afuera a supuestos ñoquis, como si se tratara de una caza de “brujas”. Son todos laburantes, y es el aparato político, junto con las burocracias de estos sindicatos, los formadores de ñoquis para mantener la estructura de su aparato. Son los trabajadores los que todos los días sostienen toda la administración, las plazas limpias, los comedores municipales, las colonias de verano, los hospitales y demás servicios.

Ante esta situación, es necesario construir un plan de lucha unitario, convocando a todos/as los compañeros, estén o no afiliados a ATE o a cualquier otro sindicato, que sirva de herramienta para pelear tanto dentro como por fuera de ATE, impulsando asambleas por sector y generales, un plan para movilizar y lograr la reincorporación de todos los compañeros despedidos, el pase a planta permanente y paritarias ya.