Socialismo o Barbarie, periódico Nº 119, 07/02/08
 

 

 

 

 

 

Trabajadores de la fruta de Río Negro

Los piquetes obreros desbordaron a la burocracia

Por Guillermo, de Fiske Menuco (Roca)

La temporada frutícola comenzó con todo. Los trabajadores rurales de Río Negro salieron a luchar por aumento de salarios. El sindicato rural (UATRE) venía planteando el problema hace unos meses, pero como siempre sucede, la CAFI (entidad que agrupa a los patrones), dilataba las conversaciones y no daba respuestas concretas. Anteriormente, los obreros empacadores y del frío ya habían cerrado acuerdos salariales.

Las medidas de fuerzas duraron dos semanas. En la última los hechos se precipitaron y fueron como no habían sido antes.  Los obreros rurales masivamente se involucraron en el conflicto con la decisión de sacar el conflicto a la calle y llevar adelante medidas de fuerzas mucho más visibles que la huelga propiamente dicha. Interrumpieron el tránsito en la región con siete cortes de ruta desde Chichínales a  Cinco Saltos. Los cortes se sucedieron día tras día y se endurecían en la medida que continuaba el conflicto.

 Los obreros rurales tuvieron que luchar no sólo contra la patronal sino también contra la burocracia de UATRE que desde el principio salió públicamente a pedir el levantamiento de los cortes como “gesto de buena voluntad”. En el momento en que debía comenzar la cosecha, arrancó la huelga y se le sumaron cortes intermitentes de las rutas, accesos a galpones, frigoríficos y algunas chacras. Después de días sin llegar a ningún acuerdo y con los trabajadores presionando en la delegación del Ministerio de Trabajo de la Nación en Fiske Menuco (General Roca) en una cantidad no vista antes, los funcionarios de la Secretaría de Trabajo, de común acuerdo con la patronal y los dirigentes regionales de UATRE, decretaron la conciliación obligatoria y se mudaron a la Capital Federal para alejarse de la presión de los trabajadores.

Los trabajadores hicieron de los piquetes un ámbito de discusión y toma de decisiones. Desde allí se comunicaban las resoluciones, como por ejemplo  el rechazo a la conciliación.

En la Capital Federal, se le dio participación y poder de decisión a los dirigentes nacionales de UATRE y al Ministerio de Trabajo de la Nación. La CAFI volcó a su favor la situación, y el Ministerio de Trabajo intervino de lleno haciendo de “árbitro”. La CAFI ofrecía $65 y los trabajadores exigían $100. Al no arribar a ningún acuerdo, la burocracia aceptó el “laudo ministerial”. El  Ministerio de Trabajo fijó en $75 el día laboral, incluyendo premio, sumas en negro y remunerativa ($ 50).

Tanto el gobierno y la patronal como la burocracia de UATRE necesitaban “convencer” a los piquetes que el conflicto estaba resuelto, y como “garante” del acuerdo, el gobierno nacional mandó a la Gendarmería. Lejos de las negociaciones, los piquetes rechazaban lo que determinó el laudo del Ministerio. Algunos, con toda razón, puteaban contra sus dirigentes regionales y nacionales, y muchos concluyeron que debían haber elegido entre ellos representantes directos de los piquetes que acompañen a los dirigentes en las reuniones en la Capital Federal. Pero después de una semana de intenso conflicto, con la Gendarmería a la vista, los tiempos límites de cosecha encima, dirigentes que se preocupan más en levantar las medidas que en conseguir los reclamos y otros factores que incidieron, terminaron levantando el sábado a primera hora los piquetes y la huelga general.

Como saldo inmediato del conflicto, podemos decir que se logró un 34% de aumento de sueldo con respecto al año anterior. La acción de los trabajadores rurales nos enseña una vez más que sólo desbordando a la burocracia se puede doblegar a la patronal. El repudio a esta conducción es más generalizado en el conjunto de la base. Quedaron en mejores condiciones de ir forjando una nueva dirección, porque no fueron derrotados gracias a que tomaron en sus manos el conflicto rechazando la estrategia propuesta por sus dirigentes, y ganaron en experiencia. Los piquetes en las rutas, los galpones de empaque y chacras le dieron más contundencia a la huelga y lograron hacer sentir su reclamo más allá de su ámbito laboral.

Bien por los trabajadores rurales, que dieron una muestra de unidad, combatividad y organización por fuera de los ámbitos que la burocracia sindical nos tiene acostumbrados.