Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 99, 29/03/07
 

 

 

 

 

 

Enfrentar las amenazas K y las maniobras de la CGT y la CTA

Por un básico de $2400
Avanzar contra la esclavitud laboral

La respuesta del gobierno y las patronales frente a las paritarias y la amenaza de conflictos se está mostrando dura: están jugados a mantener el atraso salarial y las condiciones de trabajo de esclavitud laboral que han permitido que, bajo el gobierno K, las ganancias empresarias superen incluso los picos de la década del 90[1]. Pero si en ningún caso se trata de peleas fáciles, no quiere decir que no se puedan ganar.

Como casos emblemáticos tenemos los que venimos desarrollando de los docentes de Santa Cruz y el neumático. En el caso de Santa Cruz, son conocidas las declaraciones de Kirchner: “no voy a aceptar extorsiones de nadie”. También, se ha literalmente “militarizado” la provincia y Río Gallegos mismo, con la presencia de la Gendarmería y la requisa de micros docentes del interior provincial enviados a la capital para las movilizaciones.

Como se sabe, en Santa Cruz no se trata del primer caso: ya estuvo –a comienzos del 2006– el ejemplo de la durísima lucha petrolera en Las Heras, por la cual todavía hoy, un año después, hay varios compañeros detenidos.

Y sin embargo, esto no ha amilanado a docentes y estatales, que están llevando a cabo una de las huelgas provinciales mas importantes en años y años con duras consignas y cantos contra el gobernador Sancho y la propia familia K.

En el caso del neumático y sobre todo de la empresa Fate, hay que esperar que su durísima patronal –que viene cebada por la derrota que le impuso a sus trabajadores en 1991–, pretenda repetir la historia de los despidos masivos en defensa de las favorables condiciones de explotación y miseria salarial con la que se ha venido beneficiando en esta década y media. En la paritaria, ya formalmente en curso, hasta ahora sólo han ofrecido un vergonzoso 8% de aumento, cuando la base fabril (sobre todo, básicamente la de Fate) ha votado en asamblea no aceptar nada menor a $2400 al básico, lo que en porcentajes ronda el 100% de aumento) y muestra una enorme disposición de salir ahora a la pelea.

Acuerdos vergonzosos de espaldas a la base y desborde

Para colmo, está también –y no puede ser de otra manera– la mediación de la propia dirección sindical oficialista en sus dos versiones, CGT y CTA, que busca cerrar acuerdos de espaldas a las bases. Pero a las que, sin embargo, no se les hace fácil salir anunciando sólo chirolas. Varios gremios ya habrían acordado por montos irrisorios: es el caso del Tabaco, que habría firmado por la miseria de un aumento en cuotas del 15%, fraccionado en tres pagos, y que iría al básico sólo a comienzos del 2008... Y está en curso la paritaria de la UOM, donde nadie sabe realmente a ciencia cierta qué está pasando. Sin embargo, prácticamente ninguno de estos acuerdos se ha anunciado oficialmente, porque nadie quiere pagar el costo político de marcar primero el techo salarial miserable que pretende K.

Son precisamente estas mismas condiciones las que pueden plantear, y comienzan a hacerlo, situaciones de desborde de la burocracia. Es que las duras condiciones de trabajo y la eventualidad de aumentos irrisorios se hacen insoportables. No sólo por el elevado grado de explotación a la que esta sometida la clase obrera: también porque el llamado “mercado de trabajo” (con la recuperación de la economía que viene desde 2002) ha cambiado, aun parcialmente. Hay entre los trabajadores calificados situaciones de virtual “pleno empleo”. Y la visible mayor demanda laboral hace que muchas veces los compañeros, hartos de un empleo, salgan a buscar otro trabajo. Para colmo, lo que rebalsa realmente el vaso es que al ser los aumentos totalmente ridículos (contra la inflación real que ronda el 25% anual y los atrasos que vienen de lejos), la inflación se los devota en un santiamén. Los trabajadores lo saben y lo sienten en sus bolsillos, en condiciones donde, al mismo tiempo, ha mejorado sustancialmente la disposición de pelea.

$2400 al básico y avanzar en la liquidación de las condiciones de esclavitud laboral

Los reclamos que se vienen expresando desde las bases están claros: se exige aumentos al básico y mejoras en las condiciones de trabajo y de contratación, vía la recuperación de viejas conquistas. Nos detendremos primero en la cuestión de los aumentos al básico. Se trata de una de las más sucias maniobras del “progresista” gobierno de Kirchner para mantener barata y explotada la mano de obra argentina en relación al mercado internacional.[2]

La trampa K en el terreno salarial es sencilla: las sumas fijas o “no remunerativas”, que muchas veces se utilizan para los aumentos “conformados”, son pan para hoy y hambre para mañana.[3] ¿Por qué? Por la sencilla razón de que achatan la escala salarial, al no reconocer los diferenciales por antigüedad (algo muy sentido entre los docentes), porque no devengan para el cálculo del aguinaldo (que entonces queda devorado), ni para los despidos, ni para las futuras jubilaciones, reduciéndose así sustancialmente lo que se llama “masa salarial”; es decir, lo que debe ser utilizado para pagar salarios por empresarios y estado.

Esto es lo que explica tanta resistencia K y patronal a los aumentos al básico: montan toda una “ingeniería” de datos que sólo terminan confundiendo a los trabajadores, pero que a la hora del cobro, las más de las veces, terminan siendo chauchas.

Este mismo mecanismo hace tramposa la discusión sobre la base de “porcentajes” (y no sólo por la manera en que se vienen truchando los índices desde el INDEK). Porque a la hora de los mismos, nunca se sabe realmente sobre qué base se habla. Es decir, si sobre el básico o el famoso “conformado”, lo que da lugar, evidentemente, a aumentos de magnitud muy distinta. Un aumento porcentual real al básico luego se traslada a todo el salario; el aumento al “conformado” puede ser hecho bajo la forma de un engañosamente alto porcentaje, pero que a la hora del cobro no significa mucho. Y todo esto por no hablar del problema de que casi la mitad de los trabajadores están en negro (y formalmente, fuera de las paritarias). Y de que los docentes y estatales están estadísticamente muy por detrás todavía de los sueldos del 2001 por lo que requerirían aumentos reales del salario largamente por encima de la inflación real.[4]

Por último, ya hemos señalado en estas páginas que hay un tema del que prácticamente no se habla en paritarias. Éstas abarcan, formalmente, sólo a los trabajadores en blanco. Pero prácticamente la mitad de la población activa con trabajo está en negro. Y, además, desde abajo esta emergiendo el justo reclamo y presión por la recuperación de conquistas perdidas entre la dictadura militar y los 90 y que hoy, en otras condiciones políticas, no son soportables.

La pelea por los $2400 al básico (valor de la canasta familiar), el pase a planta permanente y efectivización de los contratados, más la recuperación de conquistas (como la reducción de jornada laboral) es lo que debe ser puesto a la orden del día en esta coyuntura emergente de duras luchas.


[1] Sólo en 2006 las ganancias de las multinacionales en el país alcanzaron la friolera de 5.000 millones de dólares.

[2] Es decir, para que sus grandes empresarios aliados como Techint, el propio Madanes (dueño de Fate y Aluar), la Repsol y las automotrices, puedan seguir exportando y haciendo jugosas ganancias en el mercado internacional. Es que muchas veces se pierde de vista que la verdadera base social del gobierno K son precisamente estos sectores concentrados de grandes empresarios exportadores. No es casual que en los últimos días Kirchner haya asegurado frente al presidente de Repsol que sus inversiones en la Argentina “no peligran”.

[3] Justamente, este es el núcleo del conflicto en Santa Cruz, donde el básico esta congelado ¡desde 1991!

[4] Aquí tampoco nos estamos refiriendo a otra de las trampas en curso en la industria: los aumentos de productividad, que significan el abaratamiento de los productos a partir del aumento en la explotación de los obreros logrado en los últimos 15 años.