Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 98, 09/03/07
 

 

 

 

 

 

El Frente Amplio de Uruguay

“Un cadáver hediondo”

Por Claudio Testa

Con este diagnóstico –“un cadáver hediondo”– Rosa Luxemburgo caracterizaba el siglo pasado la muerte de la socialdemocracia alemana como corriente socialista y anticapitalista. Hoy podemos decir algo parecido del Frente Amplio y de sus principales componentes, los ex tupamaros del MPP, el Partido Comunista, el PS, etc. Hace ya tiempo que había que extenderle el certificado de defunción como supuesta coalición “antiimperialista” y de “izquierda”. Y eso, mucho antes de que el FA, con Tabaré Vázquez, asumiera el gobierno garantizando una continuidad prácticamente total de las administraciones neoliberales de los partidos Colorado y Blanco, caracterizadas no sólo por gobernar al servicio de la burguesía uruguaya y del capitalismo en general, sino también por su obediencia perruna a Washington. Tabaré y el Frente Amplio han demostrado que tampoco difieren en ese aspecto.

En efecto, la historia del Frente Amplio desde su reorganización al finalizar la dictadura en Uruguay fue marcada por el abandono de toda medida antiimperialista concreta en su programa; por ejemplo, en relación a la deuda externa, el FMI, etc. Sin embargo, el FA conservaba el “antiimperialismo” como parte fundamental del “folklore” frenteamplista, eficaz para mantener el apoyo obrero y popular. Fue algo así como la bandera roja del PT de Brasil, cuando este partido ya no tenía nada que ver con los trabajadores.

La subida del Frente Amplio al gobierno empezó a poner las cosas en claro. Medidas antes inconcebibles, como otorgar a EEUU una base militar en el Cerro de Montevideo, ya eran imposibles de conciliar con el viejo “folklore” del ¡Viva Cuba! y de la camiseta con la cara del Che.

Pero lo de la base en el Cerro no fue un hecho aislado. Todos los pasos de Tabaré han ido en el sentido de las “relaciones carnales” con Washington, al estilo Menem. Esto llevó, por ejemplo, a la firma del TIFA, que es de hecho un TLC (Tratado de Libre Comercio) con EEUU.

Sin embargo, más que una medida práctica, ha sido un hecho más bien “simbólico” –el viaje de Bush–, el que ha hecho estallar una crisis política en el gobierno y el FA.

Al anunciarse el viaje, se produce un llamamiento de la Coordinadora Antiimperialista (un agrupamiento de organizaciones políticas, movimientos sociales y sindicatos que no están el FA o que siguen en él como críticos al gobierno) para realizar el viernes 9 una marcha contra Bush y también contra el gobierno y los partidos que lo invitan.

El sentimiento de repudio popular y la convocatoria a la “Marcha Antiimperialista contra Bush y el gobierno” puso en aprietos a los sectores que siguen con Tabaré y el FA, pero que, al mismo tiempo, todavía viven de los discursos antiyanquis, como por ejemplo, el Partido Comunista, y los burócratas del PC, PS y ex tupas que dirigen la central obrera PIT-CNT.

Un ejemplo de estos aprietos lo dio la dirigente del PC Marina Arismendi, que salió a calificar a Bush de “execrable asesino belicista”... pero que sigue tranquilamente de ministra de Desarrollo Social del gobierno que no sólo lo invita, sino que vive arrodillado ante Washington.

Las mismas contorsiones intentaron ex tupamaros del MPP (la mayor fuerza en el Frente Amplio): así, el diputado Juan José Domínguez dijo que “no alcanzan los adjetivos del diccionario para reprobar la política internacional de EEUU”, pero que la visita de Bush “es algo que deberán aceptar los ministros”. Los ex guerrilleros convertidos en ministros y diputados suelen tener el espinazo muy flexible... y no sólo en Uruguay.

La salida que encontraron al problema fue encargar a los burócratas del PIT-CNT la convocatoria a una marcha paralela a la de la Coordinadora Antiimperialista, el mismo día casi a la misma hora. Se trata de la manifestación “con Artigas, por la paz y la unidad latinoamericana; fuera Bush”. Esta marcha dice “Fuera Bush”... ¡pero no critica al gobierno que lo invita!

No sabemos en qué medida esta maniobra confusionista y divisionista tendrá éxito. Sea como sea, revela una contradicción política seria: el mismo gobierno que trae a Bush se ve obligado a encargar a sus agentes sindicales que organicen una manifestación de repudio a Bush... para que el rechazo popular no desemboque además en una gran movilización opositora.

Un factor importante de la facilidad con que la burguesía y el imperialismo han logrado en Uruguay imponer sus medidas casi sin resistencia, es el encuadramiento por el Frente Amplio no sólo de las masas trabajadoras y populares, sino también de la gran mayoría de la vanguardia. Si se profundizara la crisis de este “cadáver hediondo” del FA, podría abrirse al fin la posibilidad de construcción de una alternativa independiente.