Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 85, 17/08/06
 

 

 

 

 

 

Derechos humanos, condena al Turco Julián y enjuiciamiento a represores

Las dos caras de la política del gobierno K

Por Ana Vázquez

La condena al Turco Julián a 25 años puso contentos a todos los que venimos luchando por el juicio, el castigo y la cárcel para los represores. Sin lugar a dudas es un triunfo de la lucha y movilización que por más de 30 años se realizaron. Al mismo tiempo, tenemos la obligación de marcar los límites y objetivos más de fondo que tienen estas medidas y estos juicios.

En este sentido, se ha reabierto entre la izquierda y los luchadores un debate sobre el alcance real de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que los permitieron. Por ejemplo, en su periódico nº 435, los compañeros del MST Unite expresan: “Este caso parte de la gran conquista que significó la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final”. Por su parte, la ex diputada de Izquierda Unida, Patricia Walsh (precandidata por los dos MSTs) en declaraciones para Página 12, también reivindica que la nulidad de las leyes de referencia permitió “la condena al Turco Julián y avanzar en el juicio a Etchecolatz, así como poner en marcha muchos otros”.

Los aspectos de conquista que significa esta condena, es lo que explican los compañeros del MST Unite y Patricia Walsh. Por supuesto que es un logro que ese reverendo torturador y asesino esté condenado. Pero lo que los compañeros no dicen es que este hecho grande como una casa no nos tiene que hacer perder de vista qué significado concreto tiene hoy, agosto del 2006, más de 30 años después del golpe respecto del operativo de “relegitimación” de la democracia de ricos que encarna el gobierno K.

¿Qué sigue igual y qué cambió?

Lo que sigue igual es la necesidad del castigo a los genocidas del Proceso. Desde ese punto de vista, la condena del Turco Julián y la posibilidad de otras, son pasos reales.

Pero esta profunda necesidad pendiente no está suspendida en el vacío, fuera de la situación política actual. Los represores de ayer no son piezas claves entre los represores de hoy. Como explica María del Carmen Verdú en Sob nº 83: “¿A quién le jode hoy que Etchecolatz vaya preso? ¿Qué influencia, qué poder concreto, qué función real cumple hoy Etchecolatz en el marco de la administración de la política represiva del Estado? Una de las características de la burguesía es que una vez que utilizó a quien tenía que utilizar, lo dejó tirado. Ahora, eso sí, Ernesto Weber, ese sí les sirve hoy...” (Weber es uno de los que dirigió la represión el 19 y 20 de diciembre de 2001, ascendido a comisario).

Cambiar algo para relegitimar todo

Decimos esto porque es un error desconocer que la relegitimación de las instituciones es uno de los objetivos centrales de este gobierno desde su asunción. En relación a las Fuerzas Armadas (seriamente cuestionadas) el gobierno ha continuado la labor de los anteriores al “despegarlas” del genocidio. Incluso sacar a los genocidas de la “prisión” en los cuarteles tiene esas dos caras: una legítima exigencia democrática contra el privilegio; al mismo tiempo que despegar a los actuales milicos del cadáver mal oliente de esto asesinos.

En relación al Congreso y sus legisladores (que votó esta ley “progre”), la intención es reconciliarlo con la sociedad luego del severo rechazo en las calles del “que se vayan todos”. En este sentido, esta ley también le ayudó y fue pieza clave del operativo de lavado de cara a los ojos del pueblo y de encarrilamiento –por los mecanismos burgueses– de un reclamo popular. Los mismos partidos patronales suciamente cómplices del golpe y la dictadura militar... 30 años después aparecen votando el “castigo” a estos asesinos.

¿Cómo es que ocurre esto? Precisamente por este mecanismo de conceder algo para no perder todo que es tan característico de la administración K. Y que se suma a otro mecanismo más del mismo tipo: el de conquistas, que al mismo tiempo tienen elementos de concesiones y que llevados adelante desde “arriba” y escindido de un cambio total de la estructura capitalista del país y de la “democracia” (que pueden volver a utilizar la represión cuando lo necesite...) se terminan transformando en una trampa respecto de ir hasta el final en ajustar cuentas con los represores y todos sus cómplices económicos y políticos burgueses.

Entonces, lo que aparece y es una “gran conquista”, al mismo tiempo es parte de un plan reaccionario de relegitimación de las instituciones de la burguesía, para mantener y mejorar su dominación de clase sobre los trabajadores y el pueblo, descargando “todo su peso” sobre gente que “no son piezas claves entre los represores de hoy”. Por eso, en su momento, desde el nuevo MAS criticamos duramente la posición del MST de haber votado esta ley junto con los diputados del PJ y la UCR.

Analizar la realidad de conjunto, con todos sus puntos críticos, creemos nos permite ubicarnos correctamente para continuar la lucha por el castigo a los genocidas, ligándola a la lucha contra la represión de este gobierno y este régimen, que mete preso a algunos “malos” de la versión vieja de la película, para salvar a los “buenos” de la filmada al estilo K.