Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 85, 17/08/06
 

 

 

 

 

 

Córdoba

Docentes y estatales en lucha

Desde marzo de este año los docentes cordobeses vienen luchando exigiendo un aumento salarial y el pase al salario básico de todas las sumas que se le pagan en negro. Junto con los docentes, se vienen movilizando los empleados públicos, cuyo reclamo es por aumento de salario, el pase a planta permanente de los contratados, que hoy son 7.000, y por la defensa de los hospitales públicos.

El conflicto docente es muy fuerte (se vienen garantizando todos los paros casi con el 100% de adhesión), ya que el año pasado consiguieron un aumento inferior al del resto de los empleados públicos. Y en lo que va del año los docentes ya han realizado 18 paros y varias movilizaciones.

Los empleados públicos también se vienen movilizando, pero el proceso es desigual. Hay una vanguardia, que es el sector de salud, que está reclamando, además del problema del salario, el pase a planta permanente de los trabajadores. Este sector, que se viene organizando, realiza marchas con antorchas por el centro de la ciudad con asambleas en la calle en la que participan cerca de 800 personas.

Este proceso de movilización se combinó con otro elemento que es la mala relación entre Kirchner y De la Sota, donde la burocracia sindical, pasada al bando kirchnerista, trata de desgastar al gobierno provincial.

Pero con estas peleas en las alturas, los trabajadores docentes, del SEP y de la salud se fueron fortaleciendo.

El gobierno de De la Sota y su campaña

El gobierno provincial salió a confrontar y desde fines de julio salió con una campaña publicitaria diciendo que “es el gobierno que más paga”, mostrando recibos de sueldos altos y planteando que el año pasado había dado casi un 40% de aumento. Por supuesto que sin decir una palabra de que fueron los trabajadores los que rompieron el techo salarial del gobierno de Kirchner, en una lucha que mostró una verdadera rebelión en los hospitales cordobeses.

Esta campaña engañosa cayó mal entre los docentes, los trabajadores de la salud y los empleados públicos. El objetivo del gobierno era aislar el conflicto y ponerse a la población de su lado, y como “moño” a su campaña descontó los días de paro a los docentes. Llegó a haber descuentos de $600 y $800, y algunos docentes directamente no cobraron un peso.

Esto marcó un quiebre en el conflicto, ya que unificó decididamente a los docentes. Se combinaron medidas de fuerzas conjuntas entre el gremio de los docentes (UEPC) y el de los empleados públicos (SEP). La medida que tomó el gobierno hizo que la sociedad se solidarizara con los trabajadores de la salud, de la educación y los empleados públicos.

A la burocracia de los gremios no le quedó otro camino que llamar a un paro activo de 48 hs. con movilización el viernes 4. Lo más importante fue que se empezaron a dar marchas por fuera del sindicato docente, agrupando a escuelas de la zona sur. En la ruta 20 marcharon docentes, padres y alumnos: eran alrededor de 2.500 personas. Esto hacía prever que la movilización del viernes 4 iba a ser grande.

El jueves 3, el primer día de paro activo de los docentes, se realizaron marchas y concentraciones en diferentes sectores; ese jueves por la noche los autoconvocados de salud hicieron su marcha de las antorchas y llamaron a movilizar desde los hospitales para confluir en la marcha con los otros sectores que se movilizaron.

Gran movilización, gran crisis del gobierno

La movilización del viernes 4 de agosto fue una de las más grande de los últimos tiempos: alrededor de 15.000 trabajadores docentes de la salud empleados públicos alumnos padres y corrientes de izquierda apoyando como el MAS, los MSTs, PO y PTS.

Por la mañana, la columna de los trabajadores se iba nutriendo desde distintos lugares. Los docentes se agrupaban en los colegios cercanos e iban a la movilización, en muchos casos con alumnos. Los hospitales autoconvocados se agrupaban en la estación terminal, conformando una gran columna de casi 1.000 compañeros. La columna del SEP también fue importante, aunque la mayor parte de los manifestantes eran docentes, que hicieron una columna muy nutrida y con mucho ánimo.

La marcha terminó con los discursos de la burocracia, mostrándose “combativos”: fueron muy duros y anunciaron otro paro de 24 hs. para el miércoles siguiente.

Un giro en el conflicto

La burguesía y la burocracia tienen pavor a los trabajadores movilizados, y es por eso que esa misma tarde se empieza a pergeñar cómo desactivar la movilización. Ya el domingo por la mañana se empieza a escuchar el pedido de la conciliación obligatoria. Los mecanismos legales empezaban actuar. El Ministerio de Trabajo de la Provincia comunicaba la conciliación y la burocracia el lunes por la tarde la acata sin realizar una mínima consulta a la base. Se dan varias asambleas por colegio para ver cómo continuar la lucha.

De la misma forma en la que crece la bronca en los docentes, en los hospitales el repudio de los trabajadores al acatamiento a la conciliación es masivo.

Debemos agregar que si bien la conciliación desmovilizó, el gobierno también se vio obligado a dejar de confrontar y valerse de la ley, pero a su vez sufrió otro traspié, porque organizó como respuesta a la marcha una “plaza del sí” a la que concurrieron 3.500 personas: un fracaso político.

Es en este contexto que surge un proceso de docentes autoconvocados que llama a movilizarse que, si bien no es muy numeroso, permite al activismo organizarse para los plenarios que llama la burocracia para el jueves 10 y viernes 11. En esos plenarios la dirigencia gremial es totalmente repudiada. Ahí los docentes plantean que quieren saber cuánto pide la burocracia y que lo que acuerden en la mesa sólo puede ser resuelto en asamblea.

Hasta hoy lo único que acordaron es que los descuentos de los días caídos va a ser en cuotas. Hay una desigualdad en los procesos: los compañeros de salud vienen de conseguir un buen incremento salarial con la lucha del año pasado, y ahora están peleando por el blanqueo, manteniéndose el proceso de asambleas.

Si bien la conciliación obligatoria golpeó a un sector de la base, hay mucha bronca hacia la burocracia porque el conjunto veía que si no se acataba la conciliación se podía ganar.

Ahora todo depende de si se logra mantener el proceso de autodeterminación por colegios, hospitales y dependencias, obligando a que el acuerdo sea refrendado en asambleas de base para mantener la unidad de los compañeros y avanzar en la organización por abajo. Porque ésta es la única forma de poder derrotar el techo salarial que acordaron Kirchner y los sindicatos, por un lado, y por el otro, al gobierno de De la Sota.