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La maldición vicepresidencial y el periodismo comprometido – CEO mata audiencias – Sturzenegger atrasa – Hábitos de la burguesía argentina (y sus gobiernos) –  Moody’s y la danza de la lluvia

 

Todas las “instituciones de la democracia” han tenido sus vicisitudes en la Argentina, pero posiblemente ninguna como la vicepresidencial. Lo mejor que les pudo pasar a los vices desde 1983 es pasar inadvertidos (Víctor Martínez, en menor medida Carlos Ruckauf). Otros dejaron vacante el puesto (Eduardo Duhalde, Chacho Álvarez), fueron opositores (Julio Cobos) o fueron imputados de delitos a poco de asumir (Amado Boudou y ahora Gabriela Michetti). La vice actual recibe bolsos de dinero para “fundaciones benéficas” que son pantallas, no tienen empleados, casi no existen jurídicamente, y si existieran, no podrían recibir donaciones en efectivo. Encima el novio de la vice, el “empresario” Juan Tonelli, aparentemente el dueño real de la guita, hacía eventos para el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, estrella de los Panama Papers. Es todo tan obsceno que ni ironías se nos ocurren.

 

Por suerte, el periodismo “independiente” se encarga de ser un fiscal implacable del poder. Como Alfredo Leuco, durísimo con la ex presidenta, pero muy cariñoso con la actual vicepresidenta. Resulta que la pareja de Leuco, Cecilia Ruth Brook, a) fue nombrada ñoqui oficial por Michetti en el Senado, b) estuvo en la ya famosa (aunque legalmente sin empleados) Fundación SUMA, c) fue la organizadora de la fiesta donde se “perdieron” los 200.000 pesos, d) fue parte de los equipos de campaña de Michetti, Hernán Lombardi y Guillermo Montenegro (todos PRO), y e) fue socia de Martín Ruete Aguirre, investigado en la también famosa causa de lavado de dinero en 4.000 cuentas del HSBC. Eso sí, Michetti fue a hacer su primer descargo público al programa de TV… de Alfredo Leuco, claro, que por supuesto en ningún momento mencionó estos vínculos. Este “periodista” había llamado a Michetti “un ángel”. Él sí que es un verdadero ángel guardián mediático del poder PRO, a cuyo servicio pertenece su no menos angelical novia.

 

El gobierno había anunciado la fecha de la audiencia pública para el 12 de septiembre, pero poco después la pasó para el 16. Pocos establecieron la relación con el Primer Foro de Inversión y Negocios (ya rebautizado como “cumbre de los CEOs”) en Buenos Aires, justito del 12 al 15 de septiembre en el Centro Cultural Kirchner. El evento será inaugurado y cerrado por el propio Macri, que espera mostrar que “somos capaces de ofrecer oportunidades de inversión en todos los sectores de la economía”. Las cifras de potenciales inversiones que baraja el macrismo son un poquitín optimistas: entre  hidrocarburos, energía, minería e infraestructura hablan de 130.000 millones de dólares (no sobra ningún cero). Más allá de estos delirios, queda claro que este operativo de seducción a grandes empresas sobre todo extranjeras era incompatible con un escandelete público en caso de que el comienzo de las audiencias públicas por las tarifas vinieran moviditas. ¿Qué fecha corremos, la de la reunión de CEOs o la de las audiencias por las tarifas que paga el pueblo argentino? Ya saben la respuesta.

 

El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, sostuvo en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de La Plata que “el origen y la solución del problema de la inflación que sufre la Argentina hay que buscarlo solamente en la política monetaria”. Nada nuevo desde Milton Friedman y los Chicago boys en la década del 70, con José Alfredo Martínez de Hoz como abanderado argentino. Pero no termina ahí su desactualización doctrinaria. Para defender su puesto, no se le ocurrió mejor idea que afirmar: “En el mundo se ha derrotado la inflación. Y eso se ha logrado porque los bancos centrales se han hecho responsables de reducirla”. Pues no, Sturzenegger: el gran problema en el mundo desarrollado hoy es que la inflación está demasiado derrotada, y los bancos centrales no saben cómo hacer para levantar la actividad económica. Eso es lo que desvela a la Reserva Federal, al Banco Central de Japón, al Banco Central Europeo: no bajar la inflación, sino incluso subirla si eso sirve para alimentar un crecimiento raquítico. Como suele decir el PRO: un discurso puramente ideológico, divorciado de la realidad presente, que atrasa 30 o 40 años.

 

Hablando de hábitos de larga data, y siguiendo con el BCRA, se difundieron datos de los depósitos en pesos en el sistema financiero argentino. Los bancos reúnen, en plazos fijos en pesos, unos 485.000 millones de pesos. Pues bien, de esa masa de dinero, el 65% (315.000 millones) está depositado a 30 días. Sólo el 35% del total está depositado a 60 días o más. Como no se trata del 65% de los depositantes, lo que incluiría a muchos pequeños ahorristas, sino el 65% del dinero, el dato habla de los empresarios argentinos. ¿Qué se puede decir de una clase capitalista que tiene como horizonte temporal para dos tercios de sus inversiones líquidas, 32.000 millones de dólares, exactamente un mes?

 

Sigamos con el tema: un informe de FIDE, hoy presidida por la ex titular del BCRA Mercedes Marcó del Pont, calcula que la fuga de capitales entre enero y junio de este año aumentó un 140% respecto de 2015, y la dolarización de activos ascendió a 11.500 millones de dólares. Vayamos haciendo el circuito inversor de la burguesía argentina: si hay dólares, los fugamos; si hay pesos, los pasamos a dólares (para después fugarlos) o los depositamos a 30 días (en este caso, para aprovechar las tasas altas, ganar en dólares… y fugarlos). Revisemos el circuito: fuga, inversión cambiaria-fuga, inversión financiera-fuga. ¿Se entiende la idea principal?

 

Última sobre hábitos de la clase dominante argentina. Ya vimos lo que hace el capital privado; veamos ahora lo que hace la burguesía en el poder del Estado. ¿Cómo resuelve el gobierno macrista el problema de la deuda con los buitres? Pues emite deuda. ¿Cómo resuelven las provincias sus déficits crónicos? Pues le piden plata al Tesoro nacional o, cuando pueden –como ahora–, emiten deuda. Hace poco Chaco vendió 70 millones de dólares en bonos que había emitido semanas antes, para pagar salarios… ¡viva la “inversión en infraestructura”! ¿La Corte Suprema obliga al gobierno a dar marcha atrás en parte del tarifazo? Pues el agujero fiscal se tapa emitiendo deuda. ¿La recaudación fiscal se resiente porque el gobierno le regaló retenciones al campo y a la minería? Pues se emite deuda; el Tesoro ya licitó Letras por 5.500 millones de dólares en lo que va del año. ¿Hay que pagar la “deuda con los jubilados” y no se sabe bien cómo? Pues le sacamos plata a la caja que existe hoy, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, y con los jubilados futuros, ya veremos. A todo esto, para 2017 habrá vencimientos por 15.000 millones de dólares, más un déficit fiscal de 25.000 millones de dólares. ¿Y entonces? Adivinaron: más deuda. ¿Se entiende la idea principal?

 

Ya vimos el profundo sentido estratégico de los capitalistas argentinos a la hora de invertir. Pero, ¿y la lluvia de inversiones externas? El director para Latinoamérica de la calificadora de riesgo Moody’s, Daniel Rúas, nos cuenta cómo razonan los capitalistas foráneos: “Las decisiones de inversión no se toman de un día para otro. Cuando escuchaba que habría una lluvia de inversiones, particularmente no creía que pudiera ocurrir. En ningún momento pensé que fuera un aluvión, porque los desafíos eran muchos. Ha habido un cambio de tendencia, hay brotes verdes, pero va a llevar tiempo. No va a ser explosiva, ni lo está siendo”. Se ve que el asesor de Macri Horacio Reyser, organizador de la cumbe de CEOs, ve algo parecido, porque a la vez que cree que el país debería recibir 25.000 millones de dólares de inversión directa, admite que por ahora lo que hay es un combo de bicicleta financiera (entre Lebac y la Bolsa, todo es una fiesta) y obra pública

 

Frase PROtuda de la semana: esta vez, alguien que no es funcionario pero defiende al gobierno como si lo fuera, un garca neoliberal llamado Sebastián Galiani. A decir verdad, no se trata de una PROtudez, sino más bien una de esas confesiones que sólo se hacen en voz baja.

“No se pueden esperar grandes logros en el corto plazo, y quizá tampoco en cuatro años. Ojalá los ciudadanos comprendiésemos esto. No habrá estabilización sin ajuste fiscal. El ajuste económico está a medio camino. No estamos cerca  del fin, lamentablemente, La inversión necesaria para volver a crecer aún no ha despegado. Hay que ser prudentes con el manejo de las expectativas” (www.focoeconomico.org). Sin ánimo de repetirnos, ¿se entiende la idea principal?

M.Y.

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