En la edición pasada decíamos que se empezaban a calentar los motores en YPF Ensenada en medio de la paritaria del SUPeH (Sindicato Unido Petroleros e Hidrocarburíferos) por los despidos pasados como retiros voluntarios o por goteo, y de las formales medidas tomadas por la dirección del gremio nacional y local.

El quite de colaboración finalizó el lunes 16; el martes 17 el gremio hizo una reunión con todos los delegados para extender el quite de colaboración por 48 hs. más y «apretar» en esa reunión y luego, mediante un comunicado oficial nº 447, el 18 de mayo (pegado en toda la planta) a los delegados independientes, convocantes de la asamblea, que decía: «esta organización gremial desconoce toda acción que se lleve en contra de la decisión tomada en conjunto, RESPONSABILIZANDO a sus promotores ,de las consecuencias que dichas maniobras pueden llegar a generar para el conjunto de los trabajadores, como así también de las sanciones que pueden ponerle a las empresas y sus contratos», la dirección gremial amenaza con la pérdida de empleo, haciendo responsables a aquéllos que se organizan y llevan hasta el final el quite de colaboración para arrancar un aumento salarial acorde a la pérdida en estos 5 meses. Los dirigentes sindicales actúan directamente como voceros de YPF, cuyo patrón es Macri (recordemos que YPF es 51 % estatal).

Ante estas medidas venidas desde arriba y no garantizadas por el sindicato, empezaron a organizarse por abajo asambleas, para exigirle al gremio una asamblea general para decidir desde las bases un plan de lucha.

El jueves terminó el quite de colaboración. La Federación y el gremio se reunieron con YPF, que planteó que no negocia en conflicto, pidiendo que se levanten las medidas. En vez de continuar con medidas y negociar con la presión de los trabajadores, la dirección del gremio sin consultar con nadie, levantó la medida a cambio de 2.500 pesos (prometidos, porque no hay ningún comunicado ni firma del acuerdo que sea oficial) por única vez, que no cuenta para la paritaria, 2.500 pesos que no alcanzan para nada en medio de semejante ataque al bolsillo. Porque además, YPF tiró algo porque las medidas llevadas de manera desigual, pero en forma activa, por los trabajadores, lograron molestar la producción y el trabajo básico de mantenimiento de la planta.

 

La fuerza viene desde abajo

 

Más allá de las apretadas a los trabajadores de los emprendimientos y a través de ellos al conjunto, para que no se organicen junto a los de producción, éstos y aquéllos continuaron reuniéndose en asamblea el mismo jueves y el viernes, donde lo que se discutía era cómo exigirle e imponerle al gremio una asamblea general. Se decidió mover un petitorio de exigencia para llevarlo al sindicato, con una diferencia, si sólo lo llevaban los delegados o se hacía una movilización de la asamblea con los delegados a la cabeza, para imponerle desde la fuerza de los trabajadores la asamblea. Se decidió mover el petitorio el fin de semana y reunirse en asamblea el lunes 23 para discutir cómo continuar. Por supuesto que fue riesgoso dejar pasar el fin de semana, pero también era riesgoso pisar el palito que el gremio tal vez esperaba. Ese lunes podía mermar y hacer efecto la plancha que decidió hacer el gremio dándole aire a YPF. Pero no fue así, los trabajadores volvieron a reunirse en asamblea al mediodía, por fuera del sindicato, sin medida de fuerza mediante, manifestando sólo con ese hecho, el repudio a la conducción, mostrando que por abajo, como hace muchos años no se ve, empieza hacer una experiencia una vanguardia que toma los métodos clásicos de la democracia obrera.

En la asamblea del lunes 23, volvió a surgir cómo exigir e imponerle a la conducción del gremio la asamblea general, que se hace cada día más necesaria (y esta semana sin medidas los tiempos juegan a favor de YPF), ya que la Federación y el gremio volverían a sentarse con YPF en 10 ó 15 días. Se decidió seguir moviendo el petitorio y reunirse en asamblea el próximo lunes 30. Pero algo quedó planteado. Para que ese petitorio no sea pasivo y tenga efecto y peso, debe ser acompañado por una acción del conjunto de la asamblea, con una movilización al sindicato para imponerle la asamblea general y que sea el conjunto de los trabajadores del gremio que decida qué porcentaje de aumento pedir, y no cambiar salario a la baja por un compromiso de no despedir. Porque la política global del gobierno de Macri es la rebaja salarial y el despido, (ya vetó la ley antidespidos) e YPF no escapa a ese plan global. Además, más temprano que tarde, la dirección del gremio va a traicionar, siendo ellos, los cómplices y garantes del ajuste. Como lo son las direcciones de la CGT y la CTA, que no llaman a ningún paro general, cuando hoy más que nunca está planteado. Y poder pararle la mano al enemigo de los trabajadores, Macri.

 

Corresponsal

 

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