Como Judiciales Clasistas, venimos denunciando hace tiempo el rol cómplice del Poder Judicial amparando violadores, violentos y femicidas. Este rol, producto de diversos factores, pero centralmente de reproducción del orden social patriarcal y machista, es desde hace tiempo combatido por valiosas mujeres que, abandonando el  papel pasivo de víctimas, salen a denunciar a sus agresores y se movilizan para conseguir justicia.

Muchos compañeros y compañeras al principio nos decían  sorprendidos: ¿cómo vamos a cuestionar nuestro lugar de trabajo, a nuestros compañeros que trabajan en el fuero penal, y hasta a los jueces que imparten justicia?

Sin embargo, la asamblea de Morón del martes, convocada por el actual conflicto salarial, no pudo dejar de sentir el impacto de la movilización, y de la sentencia condenatoria al intento de femicidio de Karina Abregú del día anterior.

Para desagrado de la AJB, que siempre quiere hablar sólo de salario, la intervención de nuestro compañero resaltando la victoria del movimiento de mujeres, luchando contra el rol machista de los jueces que durante todo el proceso dejaron al femicida libre, remarcando que si bien la condena es insuficiente, con la lucha de Karina y quienes la apoyamos se logró torcer dos años de impunidad, llamando a la reflexión a los compañeros que planteaban «qué le hizo para que la prenda fuego»; repudiando esa posición, fue recibida con un sostenido y caluroso aplauso de toda la asamblea.

Tampoco nos sorprendió la respuesta de la secretaria general de Morón: «no hay nada que festejar, porque la condena llega dos años tarde y es insuficiente».

No nos sorprendió, porque la AJB, que tiene una secretaria provincial de género, no sólo está siempre ausente en el apoyo a las mujeres que luchan, sino que tampoco cuestiona el rol del Poder Judicial como garante de la impunidad.

Vergonzosamente, quien nunca asistió (a pesar de las reiteradas convocatorias que le hicimos) a las movilizaciones en la puerta de los tribunales de Morón, pretende desconocer a las que luchan.

Nuestra respuesta es clara y oportuna: si los trabajadores judiciales hubiésemos tomado partido, quizá la condena hubiese sido más contundente.

Pero más allá de las miserias de los burócratas de turno, ha habido un antes y un después: que no sólo podemos discutir nuestro salario, sino también que podemos pensar el rol de la institución donde trabajamos, y que podemos no ser cómplices de ella, apoyando la lucha de las mujeres contra la impunidad que brinda el Poder Judicial a los violentos y abusadores.

 

Judiciales Clasistas

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