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Cambio de coyuntura

 

“La custodia presidencial fue sorprendida y quedó desconcertada cuando una mujer mayor empujó a Mauricio Macri, que se había bajado del auto en Río Ceballos para saludar a la gente” (La Nación, 6 de abril 2016).

 

En los últimos días se han sucedido vertiginosamente una serie de hechos que plantean un cambio en la coyuntura política del país: abruptamente, culminó la “luna de miel” del gobierno con la sociedad. Incluso más: el aumento de las tarifas anunciado para este viernes 8 puede dar lugar a expresiones masivas de repudio al gobierno.

El gobierno debería reflexionar acerca de cómo “se mueven” las coyunturas. Sólo días atrás festejaba como “perfecta” la visita de Obama, sus “mejores semanas de gestión”, agregándole el triunfo político obtenido en el Congreso favorable al pago a los fondos buitre.

La paradoja es que esto sólo representaba una parte de la realidad: los aumentos sin fin, los despidos, el tarifazo de luz y el que se viene el viernes, la plata que no alcanza (¡y que es de lo que habla todo el mundo en los lugares de trabajo!), han caído como un mazazo entre los trabajadores, entre amplios sectores de la sociedad, produciendo un creciente malestar.

Sobre llovido mojado, mientras caen presos Jaime y Báez, connotados personajes K, apareció la inmensa filtración de los “Panamá Papers”, de repercusión mundial, que impacta directamente sobre Macri y notorios funcionarios de su gobierno. La conclusión debería ser bastante obvia: ¡ellos fugan para no pagar ganancias, mientras los trabajadores, que no perciben ganancias sino sus salarios, pagan!

Un gobierno salpicado por esta denuncia, que ya no puede aparecer como “intachable”, es también un nuevo elemento que abona la nueva coyuntura.

Lo tercero, el crecimiento de las luchas por sector, e incluso por gremio; por ejemplo, el paro nacional de la CTERA el lunes pasado, que más allá de la maniobra evidente de haberlo convocado luego de cerrar las principales paritarias del sector, fue contundente.

Son todos elementos que confluyen en un cambio de la coyuntura, a los cuales se pueden agregar otros más. El gobierno deberá enfrentarse ahora a los rigores de la dinámica sociedad argentina; a esto dedicaremos este editorial.

 

“Panamá Papers”

 

Como en Brasil, la Justicia argentina está llevando adelante un “arbitraje” alrededor de los casos de corrupción, de enriquecimiento ilícito y favores al calor del poder. Algunos peces chicos comienzan a caer, otros medianos, y habrá que ver qué ocurre el 13 con Cristina.

A Jaime, en realidad caído en desgracia hace años, se le ha venido a sumar el encarcelamiento de Lázaro Báez, testaferro de los K (que ahora dice que llegó el tiempo de “contar su verdad”), y la posibilidad de llamado a indagatoria a De Vido. Además, Cristina ha sido llamada a declarar por el juez Bonadío para el próximo miércoles 13, circunstancia que promete un gran revuelo, sin que pueda anticiparse todavía a qué desarrollos dará lugar (recordemos aquí el impacto que causó la detención de Lula, por unas horas, semanas atrás en Brasil).

Desde ya que no soltamos una sola lágrima por el procesamiento y eventual detención de estas personas, incluso de Cristina: el enriquecimiento al calor del poder es la marca en el orillo de todos los populismos (hoy, en realidad, ya prácticamente de todo gobierno patronal).

Sin embargo, la “imparcialidad” de la Justicia para determinados casos y culpas, sí debe ser puesta en cuestión: el sentido político de la operación judicial contra los K es demasiado evidente, apunta a castigarlos a ellos, hoy ya caídos en desgracia, para legitimar la actual gestión.

En todo caso, el gravísimo problema que se le generó al gobierno es que en el medio cayó el “Panamá Papers”, la mayor filtración sobre capitales off shore en la historia, en la cual está involucrado Macri junto a connotados personajes como Putin, presidente de Rusia, y Xi Jinping, premier de China. No miente el periodista Morales Solá, abanderado de la actual gestión, cuando advierte que semejante problema le cae aquí a un gobierno que recién lleva 4 meses y que ha hecho caer a otros como el de Islandia…

De ahí que, en una suerte de sobreactuación comandada por la propia Patricia Bulrich, se haya optado por detener espectacularmente a Báez, con la excusa de su posible “fuga del país”: hay que proteger a Macri.

Causaría risa, si no moviera a la indignación, escuchar la justificación del presidente de que “todo está perfecto”, que tener cuentas off shore es perfectamente “legal”. Ocurre que esta es una rotunda mentira: estas cuentas se crean para colocar capitales no declarados, que de esta manera no pagan impuestos; o peor aún, dineros mal habidos en negocios turbios, ilegales.

Para colmo, ocultado por los medios, resulta ser que Macri figura en una segunda cuenta de este tipo, esta más antigua y que permanece vigente.

La circunstancia es doble o triplemente indignante porque mientas se les cobra compulsivamente a los trabajadores impuestos a ganancias que no son tales, el presidente de la Nación en persona es el primer evasor: tiene cuentas en el exterior para no pagar impuestos a las verdaderas ganancias, seguido de cerca por funcionarios del PRO como Grindetti (intendente de Lanús y ex ministro de Hacienda de CABA), Jorge Macri (intendente de Vicente López), Claudio Avruj (secretario de Derechos Humanos de la Nación) y varios otros.

Si el arbitraje judicial es unilateral, contra los K y al servicio del poder de turno, de todas maneras nuestra posición es independiente: todos los funcionarios o ex funcionarios, sean del rango que sean, que se han enriquecido al calor del Estado, deben hacerse cargo de su responsabilidad.

Si eventualmente, en el procesamiento de los K y sobre todo de Cristina, hay algún elemento de persecución política, también es verdad que son indefendibles. Es difícil no asombrarse ante el enriquecimiento vía la propiedad inmobiliaria que disfrutaron los esposos Kirchner.

Pero lo mismo vale para Macri y su entorno, que han sido desnudados no por la Justicia argentina sino por una investigación independiente llevada a cabo por un inmenso consorcio de medios internacionales encabezado por un medio alemán. Incluso un personaje reaccionario como Carrió, que forma filas críticamente en el oficialismo, ha declarado que Macri “debería mostrar sus papeles”…

En todo caso, la denuncia por evasión de capitales debe ser utilizada desde la izquierda y los trabajadores para debilitar al gobierno reaccionario.

 

Emerge el malhumor social

 

La denuncia del off shore no podía arribar en peor momento para el oficialismo. Es verdad, como señalamos arriba, que la Justicia y los medios han operado para poner en primer término la espectacular detención de Báez, de manera tal de encubrir al gobierno.

Pero atención, que la actuación de la Justicia no es del agrado completo del macrismo: teme que las cosas se le terminen volviendo en contra como un boomerang: “La celeridad que muestran por estas horas algunos magistrados genera cierta preocupación en algunos colaboradores de Macri” (La Nación, 6-4-16); es que si el “doble estándar” con el que se mueven es demasiado evidente, podría terminar alimentando más sospechas sobre el oficialismo.

Porque además, todo este escándalo (la idea de que, en definitiva, todos los políticos, oficialistas y opositores, son corruptos) ha venido a alimentar el cambio de humor social que ya venía cocinándose a fuego lento.

Una representación gráfica la ha vivido el propio Macri en la señora que lo empujó hoy en Córdoba; eso lo llevó a suspender la visita a una fábrica donde se rumorean despidos, y la que llevó a cabo en la FIAT fue cuidadosamente planificada para que no se cruzara con ningún trabajador que pudiera manifestar algún descontento (los que asistieron fueron sobre todo de la administración).

Impunidad política. Eso es lo que parece que Macri creyó tener al aplicar durísimas medidas de ajuste como las que está llevando adelante. Desde ya que aquí hay un cálculo político que tiene que ver con llevar a cabo las medidas más desagradables lejos de las próximas elecciones.

Pero el contraste es tan brutal entre la promesa de la campaña de que “cada día se estará un poco mejor” y esta calesita sin fin de medidas durísimas, que nadie podría anticipar el desenlace de las cosas.

De ahí la percepción que se escucha en los barrios, entre los vecinos, en las despensas, como de preocupación de que el gobierno va a hacer “explotar el país”…

Cuando Macri asumió, contaba con el cerrado beneplácito de una mayoría de la clase media, así como con una combinación de expectativas y confusión entre amplios sectores de los trabajadores. Hasta hace poco tiempo se podía escuchar que había que “darle tiempo”, que era muy rápido para exigirle.

Pero en las últimas semanas las cosas parecen haber cambiado rotundamente. Cada vez se escuchan más críticas; parecen emerger síntomas de indignación, lo que podría transformarse en un estallido de rabia este viernes cuando aumente el transporte.

Los alimentos, la luz, el gas, el agua, el colectivo, el tren, el subterráneo: ¡la vida se ha encarecido enormemente! Al mismo tiempo, los aumentos en paritarias aún no han llegado, o están llegando en cómodas cuotas y a la baja. Incluso dentro de Cambiemos hay preocupación por este “desacople”: la propia Carrió se ha quejado de que “todo aumenta menos el salario”.

No es que a este personaje le preocupen los trabajadores: su alerta es preventiva, porque tiene olfato y ve que pueden estar acumulándose elementos para un estallido…  

¿Saben los trabajadores a cuánto ascenderá la inflación de abril? ¡Se estima que podría superar el 6%, lo que daría un proyectado para todo el 2016 del 40%!

¿Quién podrá creer, en estas condiciones, las promesas de Prat Gay y el equipo económico de que en el segundo semestre se “reducirá la inflación”?: ¡se trata de un cuento de niños!

Porque la inflación es un fenómeno económico estadístico, por así decirlo. No se puede simplemente tomar una medida para que caiga; se mueve de manera inercial, y si la aceleración de los aumentos es brutal, tal cual se está viviendo estos meses, devaluación y tarifazos mediante, no hay manera de bajarla.

De ahí que, además, el presidente del BCRA, Sturzenegger, afirme que “su principal prioridad” es bajar la inflación justificando así las altas tasas de interés que está imponiendo. Pero esto podría dar lugar al peor de los mundos: mientras la inflación escala cimas tremendas, el alza de la tasas tiende a restringir el crédito y la inversión y a “planchar” la economía, arriesgándose a la posibilidad de una grave recesión que multiplique los despidos.

La luna de miel se acabó; el divorcio de la sociedad con el gobierno podría estar en el horizonte. Este es el principal elemento que habla de un cambio en la coyuntura del país.

 

Es necesario un paro general

 

Mientras tanto: ¿qué hacen los dirigentes sindicales? Lo habitual: garantizan la gobernabilidad, de ahí que posterguen cualquier medida de lucha.

Han convocado a un acto para el 27 de abril en el Monumento al Trabajo cuyo objetivo no parece ser el de una jornada de lucha. Negocian, gremio por gremio, paritarias, sumas fijas, acuerdos temporales o lo que sea. Pero el contenido real de su acción es evitar hacer olas, garantizar que “vuelen las menos moscas posibles”; de ahí que no hablen palabra de llamar a medidas de conjunto; “es muy rápido”, justifican.

Mientras tanto, crece la indignación, crecen los despidos públicos y privados, se desarrollan conflictos de importancia como el de estatales y docentes en Tierra del Fuego, en Santa Cruz de los vinculados a la obra pública, el paro nacional docente del pasado 4 de abril, los estatales de provincia de Buenos Aires entran en estado de alerta ante de la declaración de guerra de Vidal, ocurren los conflictos en el Ministerio de Trabajo de la Nación y en Economía, conflictos de fábrica contra los despidos, TecPlata en La Plata, Bancarios anuncia un nuevo paro general del gremio, y un largo etcétera de luchas que no podemos resumir aquí pero que indica otro de los elementos del cambio de coyuntura: ¡han comenzado los conflictos y nada hace prever que no vayan a incrementarse!

Mientras tanto, los dirigentes sindicales recorren diputados y senadores. Lo hacen con el objetivos de obtener leyes sociales favorables a reclamos obreros como la prohibición de despidos o, en su defecto, la triplicación de las indemnizaciones, la eliminación del impuesto a las ganancias o el aumento de los pisos y escalas, etcétera, todas medidas muy loables. ¡Buscan apurar el trámite de los más de 250 proyectos laborales dormidos en el Congreso!

Todo esto está muy bien y sería extraordinario que salieran leyes favorables a los trabajadores. Pero ocurre un pequeño problema: ¡la única manera de lograr arrancárselas a esa cueva de bandidos del Parlamento es paralizando el país y poniendo en la Plaza de los Dos Congresos cientos de miles de personas!

¡Si el Congreso fuera una institución tan benéfica para los de abajo, la clase obrera ya hubiera llegado hace rato al paraíso!

Y no hemos escuchado al FIT, que tiene representación parlamentaria, señalar esta denuncia. Es decir: nos parece muy bien participar en las reuniones, apurar proyectos pro-obreros, aprovechar la palestra que brinda el parlamento para que se escuchen los reclamos de los trabajadores.

Pero con la misma fuerza el FIT debería señalar que no tiene ninguna confianza en que por la sola voluntad de los parlamentarios vaya a salir algo progresivo para los trabajadores; ¡los mismos parlamentarios que acaban de votar pagarles a los fondos buitres, tanto los de Cambiemos como los del Frente para la Victoria y del Frente Renovador de Massa!

La gran tarea es impulsar reuniones por abajo, asambleas, esforzarse en el apoyo a las luchas en curso que se desarrollan desde abajo, todo con el objetivo de imponerles a los dirigentes sindicales de las CGT y las CTA el paro nacional que está colocado cada vez con más urgencia para pararle la mano a Macri.

 

Un Primero de Mayo unitario de la izquierda y los luchadores en Plaza de Mayo

 

Al servicio de estas tareas es que se debe levantar una tribuna unitaria el Primero de Mayo. La decisión que parece estar tomando el FIT, de ir a un acto solos, electoral, en un año donde no hay elecciones y en medio de este tremendo ajuste de Macri, nos parece un gravísimo error oportunista. 

Una decisión que a la vez parece tener un claro contenido contra nuestro partido, porque está expresamente formulado para ser un acto sólo de los “simpatizantes del FIT”…

En todo caso, en este mes camino al VII Congreso Nacional de nuestro partido, donde la militancia viene tan entusiasmada frente a los desafíos que se nos abren, tenemos varias tareas privilegiadas juntamente con la prioridad que debemos darles a los debates de los documentos, las charlas, plenarios, reuniones de estudio, etcétera.

Una de ellas es ir haciendo la experiencia con el vuelco a las luchas en curso. Segundo, impulsar nacionalmente la campaña de la lista Marrón del neumático, en disputa con la lista Violeta de la burocracia. Y, en tercer lugar, llevar a cabo una amplia agitación masiva con el planteo de pararle la mano al gobierno mediante un paro general; tareas todas al servicio de la cuales se colocan, también, las figuras públicas de nuestro partido, como se ha podido ver en los programa de TV en las últimas jornadas. Por último, pero no menos importante, para impulsar la batalla por un 1ª de Mayo unitario al servicio de las luchas.

¡Te llamamos a que te sumes a nuestro partido para impulsar juntos estas enormes tareas!

 

 

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