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No todo es Panamacri Papers, señores. Desde la semana pasada en la Argentina hubo novedades políticas fuertes, de las que, pese a todo, hay que ocuparse. Acá van algunas.

Finalmente, es ley el arreglo con los buitres, gracias a que el Senado lo aprobó por 54 a 16. ¿Es el milagro de la multiplicación de los macristas, con un bloque de sólo 15 senadores? No, no fue magia, fue extorsión. Nada menos que 26 de los 42 senadores del Frente para la Victoria votaron a favor, y varios de ellos explicaron, con franqueza inusual, que si no lo hacían sus provincias se podían quedar sin financiamiento, sea del gobierno nacional o de la deuda que piensan emitir. Días antes, Macri había abrochado la lealtad de 17 de los 19 gobernadores del PJ en este tema; las excepciones fueron Santa Cruz (cuyos senadores votaron en contra) y San Luis (éstos se dieron vuelta). Pero hasta las senadoras santacruceñas se mostraron comprensivas con sus congéneres: “Muchas provincias necesitan asistencia financiera”. Billetera mata “relato”.

El tarifazo es tan brutal que incluso garcas diplomados empiezan a preguntarse si no será demasiado. Veamos dos ejemplos. El vicepresidente 1º de la UIA, Daniel Funes de Rioja, chupasangre de obreros mayúsculo, en una reunión con el ministro de Producción, Nicolás Cabrera, “se mostró preocupado por la caída del salario real” (Ámbito Financiero, 1-4-16). Y la inimputable Elisa Carrió se quejó en voz alta de que Macri ataca a su propia base electoral, y le reclamó más “gradualismo”. Como decía Don Quijote: “Cosas veredes, Sancho, que non crederes”. Macri lo hizo.

Miguel Ángel Broda, uno de los gurúes supremos de los garcas, se queja de que el Banco Central, ahora “independiente”, le sigue pasando plata al Tesoro al mejor estilo K: la columna pasada mencionamos 10.500 millones de pesos, pero la cosa siguió y sólo en marzo sumó 40.000 palitos. “Es muy difícil bajar el gasto público en estas condiciones”, suspira Broda; estima que el déficit fiscal crecerá este año unos 100.000 millones de pesos (la consultora Ecolatina, de Marco Lavagna, hace una cuenta similar). Igual, lo pone contento que mientras en 2015 el 70% del déficit lo financió el BCRA, ahora esa proporción se cubrirá con deuda externa. Broda calcula que la emisión de deuda pública este año rondará los 35.000 millones de dólares, lo mismo que emitió toda América Latina en 2015. Sumen a eso las provincias y las empresas (al menos 7.000 millones más): la “patria financiera” ya no brinda con champán, sino con oro líquido.

Cunde el “makrismo”, es decir, prácticas que los macristas repudiaban en los K cuando eran oposición, pero que replican ahora que gobiernan. Un mecanismo que inauguró Juan Carlos Fábrega, presidente del BCRA cuando la devaluación de 2014, era obligar a los bancos a reducir sus activos en dólares, que en general compraba el Central. Ahora Federico Sturzenegger hace lo mismo. Eso le saca presión a la divisa mientras llegan los dólares de la cosecha gruesa, y refuerza las reservas del Central. Sobre todo ahora que el arreglo con los buitres va a gatillar pagos a los bonistas “palomas” por casi 2.500 millones de verdes, que ya habían sido girados, pero que el BCRA, tanto bajo el kirchnerismo como bajo Macri, seguía computando como reservas. En la mentira no hay monopolio, sino libre competencia.

La canciller Susana Malcorra advirtió desde Washington, donde estuvo con Macri en la Cumbre de Seguridad Nuclear, que se están revisando los acuerdos con China por las centrales nucleares: “No puede haber cláusulas secretas entre dos países”, amenazó. ¿Ah, sí? Que se lo cuente a Laura Alonso, funcionaria PRO de la Oficina Anticorrupción, que cuando era oposición se quejaba de la “falta de transparencia” en el convenio Chevron-YPF, y ahora desde el gobierno defiende… sus cláusulas secretas. ¿Será porque YPF es una “sociedad anónima”, no el Estado? ¿O será porque según la doctrina Obama, aprendida por Macri en inglés, lo que está mal con China está bien con EE.UU.?

El dibujo alevoso que hizo Prat Gay del coeficiente CER (inflación), por el cual se actualizan ciertos bonos, cayó tan mal en la City que los agentes se mandaban por WhatsApp “GM (Guillermo Moreno) is not dead!” (Ámbito Financiero, 31-3-16). Y la cosa sigue: el gobierno anunció la revisión de las cifras del PBI argentino desde 2004, lo que va a repercutir (ya se sabe para qué lado) en los pagos del bono ligado al PBI. Exactamente así empezó la destrucción del INDEC en 2007, manipulando el CER para pagar menos deuda. Más makrismo.

A los que decíamos que Macri beneficiaba a Clarín, nos tapó la boca: el magnate de medios Ted Turner se quiere quedar con el negocio del fútbol televisado por 1.650 millones de pesos (casi 10 veces más que los módicos 180 millones de Clarín y Telefónica). De hecho, la idea de Turner es comprar Telefé (¿y la prohibición  a extranjeros de controlar medios audiovisuales? ¿Y la ley de medios?). Pulpo local es bueno, pulpo yanqui es mejor: Turner mata Magnetto. A modo de compensación, la AFA le dio a TyC los derechos de televisación de los partidos de la selección ¡hasta 2022! Lo bueno es que se cumple la promesa de “inversiones extranjeras”: Turner estuvo entre los 400 empresarios que acompañaron a Obama en su visita aquí. Eso sí, difícil saber cuántos “nuevos empleos” va a generar esta “inversión productiva”. De “Fútbol para Todos” a “Fútbol para Ted”.

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