Se podía ganar

El jueves 17 de marzo, en el plenario de secretarios generales de ATEN, la conducción del TEP formalizó el fin de la huelga docente. El conflicto se cierra con un balance contradictorio. Si bien el acuerdo firmado fue mejor que las ofertas iniciales, terminó siendo aún muy por debajo de la inflación y en cuotas, una verdadera rebaja de salario encubierta.

La masividad de las asambleas y la voluntad de pelea de la base docente estaban, al momento del cierre del conflicto, en su punto más alto. La manifestación de bronca expresada en la mayoría de docentes que querían el rechazo a la propuesta del gobierno sólo pudo ser derrotada por las maniobras antidemocráticas de Guagliardo que «dibujó» los números y por el triste papel de algunos sectores de la oposición, como la diputada del FIT Angélica Lagunas y la lista Rosa, que pusieron su militancia e influencia política al servicio de aceptar la propuesta miserable y enterrar el conflicto con el argumento de que «no había condiciones para seguir peleando». Creemos, a diferencia de ellos, que estaban dadas las condiciones para lograr romper el techo salarial.

Desde las primeras asambleas, se veía que la bronca de los docentes iba en acenso, en las escuelas se charlaba de que el salario había quedado planchado por la parálisis del sindicato en todo el 2015, y había ánimos para llevar la lucha hasta el final.

Pero como contrapartida al impulso desde abajo, estuvo el pérfido papel que jugó la burocracia del TEP. Ya en el marco del gran paro de ATE el 24 de febrero, donde los docentes marchamos junto a los estatales hasta el puente que divide Neuquén y Cipolletti vimos cómo nuestro secretario general dedicaba todo su discurso a atacar a las organizaciones de izquierda por haber llamado a votar en blanco en lugar de hacer eje en la pelea salarial que teníamos por delante.

Guagliardo buscaba con esta política dividir a la base docente para debilitar el conflicto, preparando el terreno para aceptar la propuesta del gobierno, y así lo intentó en la asamblea al día siguiente (25 de febrero) donde fue derrotado por 400 votos de diferencia y tuvo que reubicarse, posar de luchador y buscar otra estrategia para traicionar a la base docente.

Una pelea por la orientación del conflicto

La estrategia seguida por Guagliardo y la burocracia del TEP fue entonces tratar de desviar el eje del reclamo salarial, haciendo foco en cambio, en el pedido a los legisladores para que no se compute el incentivo por zona desfavorable en el cálculo del impuesto a las ganancias. A esta maniobra fue funcional el PO que coincidía en movilizar a la legislatura, desviando el eje salarial y evitando marchar a casa de gobierno contra el MPN. Este camino llevó a hacer medidas muy débiles y sin la presencia de la base. No porque las fuerzas de los docentes estuvieran menguando, sino porque los compañeros entendieron rápidamente que ir a la legislatura «no servía para nada».

Fue clarísimo cuando, el día miércoles 9 de marzo, que estaba programada una movilización a la legislatura impulsada por el TEP y el PO. Como el gobierno llamó a una mesa de negociación la movilización fue finalmente hacia el lugar de la reunión. Los compañeros leyeron la noticia de la convocatoria a la mesa el día anterior, y esa misma mañana salimos miles a las calles. A pesar de que la burocracia de CTERA nacional y ATE Neuquén ya habían arreglado salarios a la baja, ATEN seguía en pie de lucha contra el gobierno y no se iba a rendir tan fácilmente.

La experiencia fue haciendo madurar la estrategia que podía darnos la victoria: seguir con los paros escalonados y movilizar contra el gobierno provincial, para nacionalizar la visibilidad el conflicto y ocasionar un costo político al MPN.

Así fue que en la asamblea del jueves 10 de marzo de ATEN capital más de 2000 docentes votaron por unanimidad el rechazo a la propuesta miserable del gobierno y, como plan de lucha: 72hs de paro, con una gran movilización el miércoles a casa de gobierno, movilización que a todas luces se preveía, de ocurrir, como la más contundente de toda la huelga.

La traición de Guagliardo y el TEP

El gobierno dio cuenta de la contundencia que iba tomando la huelga y llamó a una nueva mesa de negociación para el lunes 13 de marzo. Al finalizar, Guagliardo y el TEP salieron a festejar la supuesta «propuesta superadora». En realidad el aumento seguía siendo el mismo (25% en dos cuotas) agregando una suma fija de $3600 en mano por única vez, un verdadero «chantaje» para que aceptemos un salario a la baja. Algo que desde la lista gris identificamos claramente como «pan para hoy y hambre para mañana».

Con esta propuesta en mano el TEP convoca a una asamblea para el miércoles 16 de marzo, superponiéndola a la marcha programada a casa de gobierno para ese día y horario,  protegiendo al gobierno de tener que enfrentar la bronca docente, y liquidando una medida que iba a ser, probablemente, muy contundente.

La masiva asamblea de capital

La asamblea de capital del 16 mostró que la fuerza seguía en acenso. 2000 docentes se reunieron en la EPET 8 a discutir la propuesta salarial, también hubo asambleas masivas en el interior de la provincia.

Desde el principio de la asamblea, Guagliardo y el TEP maniobraron para restringir las voces opositoras. Dieron 40 minutos de informes y sólo dejaron 1 hora para una lista de oradores claramente manipulada por el TEP en la que hablaron 12 favor y 3 en contra de la propuesta. Desde la lista gris, tuvimos la suerte de ser uno de los pocos sectores en poder hablar contra la propuesta miserable, ayudando a crear las condiciones para que al momento de la votación media asamblea votara rechazar.

Mención a parte merecen Angélica Lagunas (diputada del FIT) y la lista rosa, quienes intervinieron para apoyar la aceptación de la propuesta salarial, ayudando así al TEP a enterrar la huelga. Estos compañeros se quedaron pálidos cuando, al finalizar la votación, cientos de activistas empezaron a agitar contra la burocracia que alevosamente no contaba muchos votos de rechazo al acta, avasallando así la democracia del gremio. Esta vez el oportunismo se les vino en contra,  quedaron de la vereda de enfrente al activismo que quería seguir luchando y desafiaba a la conducción.

El carácter antidemocrático del TEP se reafirmó en el plenario de secretarios generales, donde «dibujaron» los números y sumaron votos de lugares donde no hubo verdaderas asambleas (como en Las Coloradas, donde la burocracia sacó a los docentes del aula para que voten aceptar sin ningún tipo de discusión previa). Así impusieron la aceptación de un salario miserable por mentirosos 1.692 votos contra 1.657, una diferencia de 35 votos.

Es necesario construir una alternativa de lucha, democrática y consecuente

La masividad de las asambleas, el creciente proceso de movilización del activismo, y la organización que surgió por escuela (como la del CPEM 12) nos hacen concluir que estaban dadas casi todas las condiciones para desbordar a la burocracia del TEP y llevar al conflicto a la victoria, pero faltaba una condición esencial. No había alternativa de dirección al TEP.

En el momento definitorio, mientras sectores de la oposición militaron para levantar la huelga, otros se abstuvieron de dar la pelea o se mantuvieron dubitativos, pensando más en las próximas elecciones del gremio o en cómo «chapear» con sus cargos parlamentarios.

Desde la Lista Gris Carlos Fuentealba, tuvimos otra política. tratamos de orientar todos los cañones contra el gobierno y hacer eje en la pelea salarial por el 40% de aumento (reivindicación que nuclea al conjunto de la base docente) y dimos la pelea hasta el final en las asambleas y el plenario para desbordar a la burocracia y hacer valer la voluntad de la base docente.

Lo que queda planteado es fortalecer una alternativa a la burocracia del TEP, para que no vuelva a pasar que una conducción pasa sobre la mayoría de los trabajadores de la educación, para que podamos conquistar con la lucha un verdadero salario digno. Tenemos que sacarnos de encima a esta conducción traidora, necesitamos construir una alternativa a la burocracia que organice el gremio desde las bases, que respete los mandatos de las asambleas y que luche hasta el final por las reivindicaciones de los docentes y trabajadores de la educación sin especulaciones electoralistas o sectarias y tenemos una gran oportunidad de avanzar en esa perspectiva de cara a las próximas elecciones de ATEN que se realizarán este año.

Si estás de acuerdo con estas conclusiones, si sentís que es hora de tener un gremio verdaderamente democrático y de lucha, que no traicione ni desvíe el eje de la pelea por nuestros reclamos, te invitamos a sumarte a la Lista Gris Carlos Fuentealba para dar juntos esta pelea.

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