La otra cara de la represión de Macri

El pasado jueves 25 de febrero la justicia patronal le otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria al burócrata José Pedraza, responsable político del asesinato de Mariano Ferreyra.

Este nefasto personaje fue detenido a principios de 2011, tan sólo tres meses después del crimen de Barracas. La lucha que dimos las organizaciones de la vanguardia obrera y estudiantil fue clave para conseguir un hecho inédito en nuestro país: que un burócrata sindical encabezara el banquillo de los acusados por cometer un crimen contra los trabajadores, y que la condena (si bien lejos de la perpetua que reclamábamos) no fuera una formalidad, sino quince años de cumplimiento efectivo.

Fue una lucha a brazo partido, ya que Pedraza no sólo era un sindicalista/empresario que amasaba fortunas con el negocio de las tercerizadas, sino que también mantenía vínculos abiertos con todos los poderes del Estado. Recordar que, poco tiempo antes de aquel fatídico 20 de octubre, compartió un acto oficial con Cristina Fernández de Kirchner.

Todos los que formamos parte de aquella lucha tenemos ahora la responsabilidad de denunciar el salto hacia la impunidad que implica la domiciliaria, y en primer lugar debemos entender por qué ocurrió.

Impunidad y represión para imponer el ajuste

Frente a la presión política y social que logró generar la izquierda, en 2013 pudimos arrancarle la sentencia firme y de cumplimiento efectivo a la justicia patronal y al propio gobierno K. Distintos miembros de la patota de la Unión Ferroviaria y el mismo Pedraza fueron a parar al penal de Ezeiza. Desde ese mismo momento no mermaron los intentos por parte de la defensa para dejarlos en libertad o atenuar la pena. Fue así que tanto en 2014 como en 2015 solicitaron el beneficio de la prisión domiciliaria (cabe agregar, en uno de los lujosos pisos que Pedraza se puede permitir tras décadas de explotar a los trabajadores), beneficio que sendas veces fue negado.

Entonces, ¿por qué en esta ocasión los jueces Horacio Barbeli y Liliana Barrionuevo dieron lugar al pedido de la defensa?

La respuesta a este interrogante sólo puede encontrarse en la coyuntura política. Los planes de ajuste de Mauricio Macri (que implican despidos masivos, tarifazos, salarios a la baja para los trabajadores y todo tipo de favores para los capitalistas) deben, todavía, pasar la prueba de la lucha de clases. Y es con la represión, la justicia patronal y la burocracia sindical que intentarán imponerlos.

En ese marco es fundamental que toda la vanguardia comprenda y pelee una posición: el gobierno de Cambiemos significa un intento de los de arriba por dar un salto en la normalización capitalista del país desde el punto de vista económico, político y social. Al gobierno de Cristina le arrancamos la prisión a Pedraza y a los demás cómplices del crimen de Mariano Ferreyra, pero esto lo conseguimos parándonos sobre una relación de fuerzas favorable a los de abajo, heredada del Argentinazo. Es esta la relación de fuerzas que el gobierno de Macri busca cambiar con todas y cada una de sus medidas, y con total acuerdo de la justicia empresarial.

A la domiciliaria para Pedraza debemos sumarle que, en el mismo día, fue declarada “extinta” la causa Fuentealba II, que investigaba las responsabilidades políticas detrás del fusilamiento de nuestro compañero Carlos Fuentealba en el año 2007. Ambos hechos deben ser entendidos como parte de una misma iniciativa: el ajuste deberá pasar con represión, y a los que reprimen y asesinan para garantizar el statu quo y las ganancias empresariales se los debe premiar con todo tipo de beneficios o la libertad lisa y llana. En ese marco entra también el protocolo antipiquetes, que podría funcionar como una cobertura para que acciones represivas como la de Barracas o Arroyito cobren una nueva legitimidad. Por eso es una tarea de primer orden rechazar el protocolo y desafiarlo antes de que se “cristalice” en su aplicación.

Por todo esto desde el Nuevo MAS entendemos que la lucha por justicia para Mariano Ferreyra y Carlos Fuentealba, para que todos los responsables políticos y materiales se pudran en la cárcel, es una lucha específica dentro de una más general contra el ajuste. Con esa posición nos movilizamos a los tribunales el viernes 26 y seguiremos en las calles gritando

¡Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra, presentes! ¡Que Pedraza y Sobisch se pudran en la cárcel!

 

Marcos Duch

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