Alejandro Anielewicz



 

Polémica con el PO –

 

“Un mercader lleva a sus vacas al matadero. Viene el matarife con su cuchillo.

-¡Cerraremos filas y, con nuestro cuernos, atravesemos a este verdugo!-, propone una de las vacas

– ¿Pero es que es peor el matarife que el mercader, que nos trae aquí a golpes y de látigo?, respondieron las vacas, educadas políticamente en el pensionado de Manuilsky.

-¡Luego podremos arreglar cuentas también con el mercader!

– ¡No! respondieron las vacas ‘principistas’. –Tú cubres a los enemigos por la izquierda; ¡tú mismo eres un social-matarife!

Y rehusaron cerrar filas.”

León Trotsky

En este artículo abordaremos una polémica que está al rojo vivo en la izquierda: ¿Cuáles son las tácticas y la estrategia correctas frente a la nueva coyuntura política? Desde el Nuevo MAS entendemos que el gobierno de Macri y su séquito de CEOs conforman un gobierno reaccionario que busca hundir las condiciones de vida del pueblo trabajador e imponer una dura derrota que termine por liquidar la correlación de fuerzas abierta por el Argentinazo.

No todos los gobiernos burgueses son iguales

Los más de diez mil despidos estatales, la devaluación del 40%, la represión a los obreros despedidos de Cresta Roja, a los municipales de La Plata, la campaña “antipiquete” con el fin de reglamentar la protesta social a través de un protocolo, la intervención de los archivos de la memoria, el procesamiento de Hebe de Bonafini y el encarcelamiento de Milagro Sala, demuestran que Macri “viene por todo” y que el ataque es en todos los frentes.

Es falso, por lo tanto, que el gobierno del PRO sea simplemente una “continuidad” del ajuste y la represión del kirchnerismo. Esta posición, sostenida por el PO, muestra una miopía política propia del “stalinismo del tercer periodo”[1].

El kirchnerismo, como el conjunto de gobiernos populistas latinoamericanos, llegaron para reabsorber y cooptar las organizaciones y sectores populares que se rebelaron contra el neoliberalismo agonizante. Los siderales precios de las materias primas dieron a estos gobiernos los recursos económicos para otorgar subsidios, planes sociales, misiones y todo tipo de políticas sociales que lograran contener los fervores populares, a la vez que reintrodujeron a todos estos sectores en la sacrosanta institucionalidad burguesa.

Con su accionar, le abrieron el paso a la derecha. Pero esto no quiere decir que sean iguales que esa misma derecha: ¡vendrían a ser el mercader de la historia narrada por Trotsky, que la confundida “vaca altamirista” no consigue diferenciar del matarife-Macri armado con un chuchillo!

Frente al nuevo ciclo político abierto nuestro partido propone la táctica de la más amplia unidad de acción para derrotar al gobierno reaccionario y echarlo con la movilización: ¡Todos a las calles para derrotar a Macri y abrir una salida de los trabajadores!

Esto significa que en la medida que los trabajadores vayan tomando consciencia del carácter del gobierno de Macri, sentirán con más fuerza la necesidad de unificar la pelea contra él, incluyendo en esto a todos aquellos sectores que proviniendo de la burocracia o del propio kirchnerismo, estén dispuestos (o, más bien, ¡se vean obligados!) a salir a la lucha, aunque esta sea una lucha parcial, timorata, inconsecuente, pero, de todos modos, permita avanzar un paso práctico en derrotar a Macri.

Es por esta misma razón que frente al encarcelamiento de Milagro Sala movilizamos en conjunto con diversas agrupaciones K y otros partidos de izquierda. Esto último terminó de enloquecer al PO, que salió a atacar en varias editoriales y artículos la orientación defendida por nuestro partido para la actual coyuntura: “El debate que atravesó las primeras reuniones giró en torno a la actitud que debería adoptar el EMVyJ frente al kirchnerismo. El PTS y el NMAS se declararon abiertamente partidarios de una contemporización, tras diez años de marchas divididas, patoteadas y provocaciones K” (Jacyn, “A 40 años del golpe: por un 24M masivo, independiente y de lucha”, Prensa Obrera n°1397).

Ya inmediatamente después del acto en Plaza de Mayo el pasado 22 de diciembre, en un artículo firmado por Pitrola se criticaba a nuestro compañero el “Chino” Heberling por haber planteado que Macri y Cristina no son iguales.

Pitrola y la militancia del PO salieron rabiosos por las redes sociales a decir que “sí son iguales”… Pero en esta afirmación hay una trampa de aprendices políticos: es evidente que desde el punto de vista de clase, como gobiernos burgueses que son, son iguales… ¡tan iguales como Videla y Alfonsín desde el punto de vista de clase!

Pero aquella organización revolucionaria que estúpidamente no viera la diferencia política entre ambos, ¡no solamente estaría equivocada sino que estaría dirigida por idiotas políticos!

Es que si bien los gobiernos burgueses responden todos a los mismos intereses de la clase capitalista, la forma que tienen para llevar adelante esta defensa difiere cualitativamente en función de las relaciones de fuerzas en obra: algunos son lisa y llanas dictaduras, otros se ven obligados a dar concesiones y otros más (sin dejar de ser gobiernos basados en la democracia burguesa) vienen a quitar las concesiones dadas en otro momento, característica general del nuevo gobierno de Macri.

Por lo tanto, la conclusión es obvia: la política y la táctica para enfrentar a unos y otros debe variar, aunque siempre en la perspectiva de una estrategia de clase, revolucionaria.

Golpear juntos y marchar separados

Pero volvamos a la pelea por la libertad de Sala. El PO siguió emitiendo artículos donde ataca a nuestro partido (junto a otros de la izquierda) de estar promoviendo un “frente antimacrista con el kirchnerismo” dado que planteamos la más amplia unidad de acción para liberarla y evitar que quede sentado este precedente.

Aunque considera que “debería ir presa por otras razones” (¡un escándalo sin principios plantear esto en estos momentos![2]), señala que hay que movilizarse por Milagro Sala de manera “independiente”; es decir, sola la izquierda, aunque dicha movilización sea, como es inevitable, una movilización minoritaria, lo que seguramente no permitiría contar con la “masa crítica” para lograr su libertad…

Para el PO, buscar la manera de impulsar la unidad de acción para derrotar este zarpazo represivo de Macri contra las luchas, sería “colocarse como furgón de cola del kirchnerismo”[3].

Hay que entender dos cosas distintas: en la tradición del socialismo revolucionario cuando se habla de unidad de acción se refiere a “golpear juntos y marchar separados”. Es decir: la unidad de acción se plantea para juntar la mayor cantidad de fuerzas para lograr una reivindicación determinada; esto se plantea aún con más fuerza cuando se trata de reivindicaciones democráticas frente a la represión del Estado patronal.

Pero por otra parte, al llevar adelante esta acción común, de ninguna manera debemos renunciar a nuestra política independiente, ni subordinarnos a nadie: mantenemos nuestra total libertad de crítica a los reformistas: golpeamos juntos, pero marchamos separados.

Lo del “frente antimacrista con los K” es un invento del PO que le sirve de taparrabos para negarse a unificar en las luchas por los reclamos entre los de abajo. Peor aún: es estéril incluso para desenmascarar a los K, porque la mejor manera de hacerlo es en el terreno de la movilización y no en el puramente general, de los medios, de las declaraciones políticas (o el electoral, ¡que es el único que, en realidad, verdaderamente le importa al PO!).

El PO no parece entender que el encarcelamiento a Sala es un ataque al derecho a la protesta. Si se impone, el gobierno va a estar mejor para aplicar el ajuste y la clase trabajadora quedará peor. Por más delirios electoralistas del PO, si la situación política de conjunto gira a la derecha (¡lo que no ha ocurrido aún!), eso repercutirá negativamente incluso en el terreno electoral (que, insistimos, ¡es lo que en el fondo tiene el PO en mente!).

La paradoja del caso es que la orientación del PO lo lleva al abismo incluso en el terreno de los votos: ¡ni el FIT ni nadie en la izquierda podrá “proteger sus votos” si se viene un giro reaccionario en regla, si hay derrotas en la lucha de clases!

Otra cuestión: no entendemos de dónde saca el PO que el kirchnerismo está en “descomposición”. Una fuerza política que si bien perdió las elecciones, obtuvo cerca de un 49% en un balotaje, tiene la primera minoría en el Congreso, gobierna 10 provincias, mantiene la dirección de la CTA “de los trabajadores” y de la central nacional docente más grande, además de organizaciones que movilizan decenas de miles de personas… esta sólo en “descomposición” en las oscuras elucubraciones del PO (esto más allá que está claro que el PJ de conjunto no es lo mismo que el FpV, que sus relaciones están recorridas en inmensas tensiones no resueltas).

Para poner en pie una alternativa política de los trabajadores y la juventud, hay que arrancar a muchos compañeros de base K de su dirección, dirección en la cual aún confían aunque los haya hecho tragar varios sapos y haya comenzado a traicionar ya la exageradamente denominada “resistencia K “.

Ha empezado la lucha contra el gobierno del PRO y en ella las bases del kirchnerismo se verán con la contradicción de tener que mover sus músculos paralizados después de doce años de “bancar el proyecto”. Es necesario proponerles un plan de lucha que los lleve mucho más allá de lo que la repodrida dirección ex pejotista K quiere. Porque es evidente que detrás de las banderas kirchneristas se encuentran miles de militantes honestos dispuestos a enfrentar al reaccionario gobierno de Macri en las calles (¡y no como en realidad va a ser el rol principal de su dirección, que es ser garantes de la gobernabilidad de Cambiemos!); debemos darle curso a esa disposición con un programa de acción claro que a la vez de golpear a Macri, nos permita disputarle a los “progresistas” sus bases.

La impotencia del PO

Es interesante cómo la orientación unitaria comienza a dar algunos resultados. El retroceso del intendente platense Garro y la reincorporación de más de 2000 trabajadores municipales no se consiguió con “una movilización independiente” (como planteaba el PO en la multisectorial preparatoria). A Garro y a Vidal se los hizo retroceder después de que se realizó una masiva movilización unitaria con sectores del FpV e incluso del PJ, que por otro lado son los que dirigen el sindicato municipal y movilizaron casi la totalidad de trabajadores.

El distanciamiento del gobierno de Cambiemos en Mar Del Plata de los grupos neo-nazis que anteriormente sostenían, se consiguió con un accionar unitario con organizaciones de izquierda, radicales, autonomistas, kirchneristas y ONGs, llegando a poner de pie una movilización de más de 2500 personas, algo con pocos antecedentes en la ciudad. Otra vez la orientación del PO fue totalmente testimonial debido a que, supuestamente, “a ese espacio lo coparon los K”…

En relación a la lucha por la libertad de Milagro Sala se está poniendo en pie una movilización nacional, cortes de rutas nacionales, etcétera; una campaña que incluye organizaciones de DDHH, partidos de izquierda, organizaciones K, y hasta entes internacionales; todo esto en nuestro caso sin que tomemos compromiso alguno con la política clientelar y burocrática de Sala.

La negativa del PO a realizar acciones comunes con los kirchneristas nos hace recordar al “frente único rojo” que reclamaba el PC alemán en la década de los 30 contra el fascismo: un frente de acción, pero sólo de la izquierda en exclusión de la socialdemocracia, que, guste o no, dirigía la porción mayoritaria de la clase obrera sindicalizada. Claro que el PC obtenía millones de votos, dirigía decenas de miles de obreros y conducía muchos sindicatos; en comparación, la “movilización independiente” del PO para derrotar a Macri, es poco más que una burla.

Trotsky orientaba por un camino opuesto: “(…) el Partido Comunista tiene en cuenta (…), en cada momento, el estado de ánimo real de la clase; no solamente se dirige a las masas, sino también a las organizaciones cuya dirección es reconocida por las masas; ante las masas, obliga a las organiza­ciones reformistas a tomar posición públicamente sobre las tareas reales de la lucha de clases. La política de frente único acelera la toma de consciencia revolucionaria de la clase, desvelando en la práctica que no es la voluntad escisionista de los comunistas, sino el sabotaje consciente de los jefes de la socialdemocracia, lo que impide la lucha común”.

 

[1] Orientación política del stalinismo en la década de los 30, bajo la cual se consideraba al fascismo y la socialdemocracia dos caras de la misma moneda, llamando a estos últimos “social fascistas”.

[2] En todo caso, como dirigente de un movimiento social, de haber cometido delitos en relación a ese movimiento o a los trabajadores más en general, deberían ser los propios trabajadores quienes la juzguen.

[3] Repetimos: las declaraciones de Altamira en las redes sociales han sido un escándalo: se ha sumado al gorilaje de Carrió, Morales y los medios oficialistas: ¡toca los mismos acordes del electorado cacerolero de Cambiemos!

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