Compartir el post "Venezuela – Después de la derrota del chavismo, sigue el desastre"
Los trabajadores y el pueblo siguen padeciendo la situación económica crítica, hiperinflación, escasez de alimentos y productos de todo tipo, para la higiene, construcción, piezas de repuesto de autos; en fin, ¡todo! Un kilo de café cuesta 1300 bs y aumenta 100 bs por semana. El salario 9000 bs sin los bonos! El café como tantos otros productos de primera necesidad están regulados por el gobierno. Pero para conseguir a precio oficial, 43 bs el kilo de café por ejemplo, hay que hacer 4 horas de cola sin garantía de lograr comprar, porque el cargamento suele acabarse antes de satisfacer todos los clientes. El máximo que se puede obtener de un distribuidor de billetes no alcanza para comprar 4 hamburguesas.
Los huevos por ejemplo, el gobierno decidió prohibir toda venta a precios libres en un mercado popular de Caracas. Pues los huevos desaparecieron por completo en toda la zona. Hay que ir al otro extremo de la ciudad para poder comprarlos al precio especulativo, ¡sin cola!
El sujeto de conversación de todos es qué alimentos se compran y dónde. Se escucha en la calle: ¡que se vaya Maduro! Nadie cree que llegará al 2017.
Las mujeres viajan kilómetros en esta contaminada ciudad para conseguir toallas sanitarias. Ya la escasez de pañales y papel toilette tiene más de una año. Lo peor es que los enfermos, incluidos los niños, mueren por falta de medicinas. Un amigo trabajador, pesando más de 90 kilos se ve obligado a tomar una medicina pediátrica para la bronquitis porque para adultos, ¡no hay!
Fuimos al cementerio de Caracas para revisar la tumba de los familiares. Había noticias de que estaban saqueando los ataúdes. Efectivamente, vimos muchos viejos ataúdes tirados en las calles. Los delincuentes habían desenterrados los muertos para robar el oro que podían tener y vendieron los huesos. De eso ya pasaron semanas y ni siquiera el gobierno ha hecho recoger los restos del pillaje. Parece una película de terror, ataúdes desvencijados en un camposanto en ruinas.
Este es otro gran miedo del pueblo trabajador, ser víctima de un atraco, o de un secuestro si se trata de la pequeño burguesía, con la posibilidad de resultar herido o de perder la vida. Cada vez hay más robos en los transportes, buses, y recientemente, un grupo de delincuentes armados logró robar a todos los pasajeros de un tren completo del metro, en pleno día.
Se pueden ver los enormes depósitos de alimentos importados con los dólares baratos que les da el gobierno. Se sabe quiénes son los propietarios ahora multimillonarios que venden esos mismos productos a precios especulativos. Con la aprobación de los mismos gobernantes y militares que desde arriba mantienen y se enriquecen con esa corrupción. El pueblo trabajador lo sabe, pero aún no tiene los medios políticos ni organizativos para evitar este desangre de la riqueza del país, porque toda la práctica del chavismo ha tenido como objetivo desmovilizar y quebrar toda crítica y organización autónoma de las masas.
Ahora, luego de la derrota, Maduro ha lanzado «parlamentarismo de calle», payasada que quizás cree asustará a la derecha triunfante en la Asamblea Nacional. También con esa campaña, junto con la eterna mentira de la «radicalización de la revolución», busca recuperar un poco de credibilidad de los sinceros militantes chavistas que piden rectificación. Sabemos que esa «participación popular», desde hace años letra muerta en leyes y discursos, significa reunir gente que escuchen como bobos y pronuncien frases ya preparadas por los dirigentes: pura propaganda oficial en shows televisivos.
El pueblo trabajador ahora se encuentra despolitizado. Hay desmoralización, pero la paliza electoral contra el autoritarismo, el paternalismo embrutecedor de jerga revolucionaria, la corrupción y engaño permanente del gobierno da un poco de aire a pesar del fortalecimiento de la derecha. Es en su mayoría una cierta pequeña burguesía que se muestra optimista y contenta con la Mud. Pero los trabajadores y el pueblo no es tampoco un ente paralizado… Maduro puede salir rápido, pero el próximo no durará mucho tampoco. La situación está abierta y dinámica para unirnos y dar respuestas.